VIP
Esto empieza a ser verdaderamente angustioso. Hace alg¨²n tiempo. las estrellas de nuestros sue?os imperiales apenas si eran dos o, tres. El firmamento de los VIP era un espacio abierto y vasto cruzado muy de cuando en cuando por alguna luminaria majestuosa: estar, lo que se dice estar, estaban la princesa Grace y Farah Diba, con Soraya a modo de cometa errante. Y poco m¨¢s, porque Jackeline fue siempre demasiado plebeya e Imelda demasiado fachosa, y en lo que respecta a la reina Fabiola, m¨¢s que un astro rutilante era un agujero negro, un cuerpo opaco. Por entonces s¨ª que daba gusto seguir las peripecias de estos personajes suntuosos: al ser pocos se les pod¨ªa adorar calmadamente.Pero ahora, ay, los VIP se han multiplicado cual conejos. As¨ª andan ellos, todos apelotonados, poniendo perdido de cliamantes el espacio sideral en el que habitan. El universo de la fama ha reventado en un big bang, y donde antes reluc¨ªa el solitario sol de Grace, por ejemplo, ahora se aglomera la extensa saga monegasca. El atasco de celebridades que vivimos es francamente atroz: ah¨ª est¨¢, sin ir mas lejos, la inflacionista rama brit¨¢nica, con la clor¨®tica lady Di y la rotunda Ferggie, y, lo que es peor, con otro muchachito a¨²n por casar. No dan respiro a las carrozas.
Pero lo m¨¢s grave de todo no es este paroxismo de hijos, yernos, nueras y concu?adas, ni el hecho de que esta nueva generaci¨®n de VIP sea muy movida y muy viajada, lo cual ejerce un efecto multiplicador de su ya abundante presencia, porque est¨¢n todo el d¨ªa en todas partes. Lo peor, lo realmente terror¨ªfico, es que ellos parecen a su vez dispuestos a reproducirse con ah¨ªnco. Se me hiela la m¨¦dula espinal de s¨®lo pensar en lo que puede ser el mundo de aqu¨ª a 20 a?os, con una superpoblaci¨®n de hijos de Ferggie Carolina Estefania Lady Di Alberto Eduardo. Calculen ustedes los alcances de tan fatal cat¨¢strofe: los jefes de Estado emplear¨¢n todo su tiempo en ir de boda en boda y los medios de comunicaci¨®n ocupar¨¢n todo su espacio en hablar de las muy variadas realezas. De seguir as¨ª, moriremos todos aplastados por el fr¨ªo peso de las lentejuelas.
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