"He aqu¨ª un espa?ol, un Don Quijote"
"La vi en la catedral muy compungida, / lentamente su examen de conciencia / sin duda desgranando, / mientras sus dedos de marfil y rosa, / nerviosamente, / las cuentas del rosario torturaban. / Paladeando en su mente su pecado,/ rehaciendo la escena del momento / de aquel fatal desmayo. / En los ojos, tristeza, y en la boca,/ la sed del beso. / Entornaba los p¨¢rpados, y en tanto, / con la culpable lengua rehumedec¨ªa los resecos labios. Entomando los p¨¢rpados miraba hacia dentro de s¨ª, al relicario / de sus recuerdos, / y Doraban sus ojos y re¨ªa / su fresca boca rosa. ( ... ) Y en su alma se abrazaban, en una dulce tregua del combate, el ¨¢ngel y el demonio de su guarda".Este es el primer poema, in¨¦dito, que figura en el block de bolsillo que don Miguel inicia en Palencia el 19 de marzo de 1913 y al que sigue la famosa composici¨®n El Cristo de Santa Clara de Palencia. Don Miguel dir¨¢ m¨¢s tarde que se propuso escribir El Cristo de Vel¨¢zquez como consecuencia del remordimiento por este poema terrible, en el que hab¨ªa afirmado: "Este Cristo espa?ol no resucita". La verdad es que la idea de El Cristo de Vel¨¢zquez, como expresi¨®n de la fe espa?ola en contraste con la fe europea, aparece ya en su ensayo Del sentimiento tr¨¢gico de la vida.
El peso del cielo
El poema siguiente aparece fechado por Unamuno en El Escorial el 21 de marzo de 1913:
"Sobre la frente cejijunta, oscura, / llevar parece el peso / -Atlante de la idea- / de todo el cielo; / y por eso la dobla/ penosamente al enlodado suelo. / ?Ve la tierra que pisa? / ?O por debajo de ella ve el misterio? / Las manos en los bolsos, / cual custodiando en ellas el dinero. / Lleva en su bolso un Ebro, / el t¨ªtulo hacia adentro, / no sea que miradas indiscretas, / en furtivo cacheo, / le descubran el arma / y con ella le roben el secreto. / Va pensando en sus muchos enemigos, / la terrible conjura del silencio, / la postraci¨®n fatal en que se arrastra / su pobre pueblo. / Cu¨¢ntas veces no quiso recogerle / bajo sus alas, como a sus polluelos / recoge la gallina, / ?y ni siquiera se enter¨® el muy necio!/ De idea eran las idas, alas l¨®gicas, / objetivas, de peso, / las de aquella lechuza de Minerva, s¨ªmbolo augusto del conocimiento, y no de la opini¨®n, que ve en lo oscuro / y en lo claro no ve, y por eso el vuelo / de noche tiende en busca de su presa, / objetiva tambi¨¦n, tambi¨¦n de peso. / Cuanto gravita es s¨®lo idea y s¨®lo / en ella est¨¢ lo eterno, / mas vive presa en este mundo impuro / que escucha a charlatanes y logreros. / ?Ay pobre mundo, pobre mundo impuro, / ay pobre mundo ciego, /pobre mundo infeliz que no conoce / ni su propio concepto".
Contin¨²a don Miguel en este poema, insertado a rengl¨®n seguido de El Cristo de las Claras, la galer¨ªa de estampas de tipos espa?oles que refleja la aguda preocupaci¨®n que en esos a?os, 19 l 3-1914, alcanza en don Miguel de Unamuno una de sus cotas m¨¢s altas. A ella pertenece este retrato de un pastor castellano: "No la cruz, no la cruz, se?or, la ca?a, / -que es el cetro de Espa?a- / en las manos atadas, por cordeles / del esparto que cr¨ªan sus desiertos / cuando el agua no da para vergeles. / En la frente corona del espino/ en que buscan abrigo las ovejas / contra el cierzo,/ dejando all¨ª, trofeos, sus guedejas, / y el manto a las espaldas de los bravos / mendigos de la suerte, / que s¨®lo hallaron gloria con la muerte. /Y luego que se digan: / ?he aqu¨ª un espa?oI!, un don Quijote; / un pobre pasmarote / que da gritos al aire y que se empe?a/ en tomar los molinos por gigantes,/ o m¨¢s bien los gigantes por molinos; / un pobre hombre que sue?a / que ha de o¨ªrse su voz en los distantes / tiempos y tierras, y arma guerra al mundo / porque no le hace caso / ( ... )"-
Intensidad de la angustia
Este germen de poema expresa por s¨ª solo la intensidad de la angustia que don Miguel vive cuando se dispone a escribir El Cristo de Vel¨¢zquez [v¨¦ase recuadro]:
"D¨¦jame en paz, Se?or, para que pueda / en paz dejarte yo, ?no me atormentes! / Si como siento yo, Se?or, t¨² sientes, / haz que mi pecho a tu opresi¨®n no ceda. / Ganada la verdad, d¨ª, ?qu¨¦ nos queda?/ Vive, Se?or, mi esp¨ªritu del hambre / que de ti me consume. / ( ... ) Hasta cu¨¢ndo, Se?or, esta zozobra".
Siete a?os tard¨® don Miguel en escribir su gran poema El Cristo de Vel¨¢zquez. No s¨®lo en el block de bolsillo que comienza en 1913, sino en otros muchos papeles sueltos, fue de continuo a?adiendo, puliendo, condensando el poema. Queda as¨ª dispersa aqu¨ª y all¨¢ una gran cantidad de fragmentos no recogidos. Sirva de ejemplo este titulado Mirada, que bien pudo ser incluido en la tercera parte del poema:
"Cierras tus ojos al abrir tu cuerpo, / pupila de tu padre donde esp¨¦jase la creaci¨®n en flor. Eres el ojo del se?or que sin ti, ciego, con sombra / de mano ciega al mundo har¨ªa polvo / de sombras y por ti vemos la entra?a / de la luz sustancial. Eres el ojo / que ante los nuestros ilumina el campo / de la visi¨®n de Dios, el que da vista / de ver en las tinieblas del abismo / donde ca¨ªmos. Con tu cuerpo entero vuelves visible todo, todo idea, d¨¢ndonos cuanto quieren nuestros ojos, /enjugados del mal de tu blancura. En tu pecho se apoya de tus barbas / el haz florido, cual trigal dorado /que viste en madurez la tierra; cubre / tu nuez de Ad¨¢n y a luces pregon¨¢ndote primicia de var¨®n, fuente -no vaso- / de vida, voluntad -no fantas¨ªa-, / voluntad que se rinde, renov¨¢ndonos la virgen libertad que a Ad¨¢n guiaba / antes que en indolencia se entregase / de Eva a la fantas¨ªa somnolienta / de saber ciencia triste. Femenina / nuestra ansia de gustar lo bueno y malo, / fantas¨ªa sin freno, a que se rinde / la voluntad barbuda que es la fuente, / no el vaso de la acci¨®n que nos eleva / hasta tu Padre. Con viriles actos / de guerra a muerte redimiste al mundo, / no de paz con ensue?os femeniles".
Especial sign¨ªficaci¨®n tiene "el env¨ªo" de El Cristo de Vel¨¢zquez que don Miguel esboza y en el que con toda claridad se ve c¨®mo el gran poema sintetiza toda la filosofia y la teolog¨ªa unamuniana: frente a Europa, cuya fe gravita hacia la vida presente, hacia la ¨¦tica y la realizaci¨®n del trabajo, Espa?a enfatiza la fe en el m¨¢s all¨¢. A la luz de esa idea ampliamente desarrollada en el ensayo Del sentimiento tr¨¢gico de la vida se comprende muy bien el significado de esta parte no recogida despu¨¦s en la edici¨®n de El Cristo:
"Mira, mi Espa?a: t¨² has nacido adrede / para erguir en su cielo este tu Cristo, / para llevarlo al Maladetta altivo y all¨ª plantarlo cara a Europa... para afirmar la vida que no muere. / Don Quijote en su diestra lo tremole, / Sancho de hinojos...".
"?Ya para que vivir?"
Junto a la preocupaci¨®n por el tema de Espa?a persiste en Unamuno, m¨¢s agudizada, si cabe, a la altura de 1913-1914 la preocupaci¨®n por los grandes problemas ideol¨®gicos que de continuo le angustiaban. Ejemplo de ¨¦sta es el poema que precede de inmediato el comienzo de la redacci¨®n de El Cristo de Vel¨¢zquez:"?Ya para qu¨¦ vivir? Siento en el alma / mor¨ªrseme el amor, con ¨¦l la vida, / y la paz de una calina / que es la tormenta m¨¢s enfurecida. /'Si hubiese yo vivido', es el secreto / que al o¨ªdo del alma me susurro / cuando de paz inquieto / en mi terrible soledad me aburro. / Echo de menos no haber yo sido otro, / 31 si otro hubiera sido hoy sentir¨ªa / no ser cual fue; tal es el duro otro / que quiebra mi alegr¨ªa. / Llora al morir el criminal su sino / y el santo su virtud, ven que es la suerte / siempre errar de camino / que es el error nacer, verdad la muerte. / Un momento el amor trajo el enga?o / de que la vida es algo vividero / mas fue aumentar el da?o, / muerto el amor se muere el mundo entero. / No vivo ya sino del miedo loco / al terrible misterio de ultratumba / y me parece poco / todo temblar hasta que al fin sucumba. / Muerto el amor la vida se me ha muerto, / muerta la vida, s¨®lo muerte vivo / y el mundo es un desierto / y c¨¢rcel es del coraz¨®n cautivo. / Mas aun as¨ª mi c¨¢rcel es mi escudo / y en ella sue?o aquel mi hogar de anta?o /y con la angustia sudo / de si de ella salir no es mayor da?o".
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