Acercamiento egipcio-israel¨ª
EL CONTENCIOSO egipcio-israel¨ª sobre la banda fronteriza de Taba en el Sina¨ª parece haber entrado en una fase de resoluci¨®n, que ha de tener sus efectos sobre el problema general de Oriente Pr¨®ximo. No es casual que una diferencia que se ven¨ªa arrastrando desde los acuerdos de Camp David en 1979 experimente un giro radical poco despu¨¦s de la reciente visita del vicepresidente norteamericano George Bush a Israel y Egipto.Las conversaciones sobre la playa de Taba se produc¨ªan a diversos niveles. En primer lugar, se trataba de definir qu¨¦ es aquello por lo que se discut¨ªa: es decir, la extensi¨®n de la zona fronteriza, poco m¨¢s de 700 metros de longitud, en la que se hallan enclavados dos hoteles que recogen una gran parte del turismo internacional de la zona, bajo control de Israel; en segundo lugar, en qu¨¦ medida, solucionando el contencioso por la franja de terreno Israel trataba de forzar a Egipto a proseguir el camino de la distensi¨®n, dando una nueva realidad al restablecimiento de relaciones diplom¨¢ticas entre los dos Estados; y en ¨²ltimo t¨¦rmino, utilizar la prolongada disputa como una especie de term¨®metro pol¨ªtico sobre la temperatura general del problema ¨¢rabe-israel¨ª.
Durante todos estos a?os Israel ha venido neg¨¢ndose a aceptar la s¨®lida posici¨®n egipcia que pretend¨ªa que el litigio fuera sometido al arbitraje de una comisi¨®n internacional, intentando no tanto retener indefinidamente la estrecha franja c¨®mo obtener concesiones de El Cairo por su renuncia al territorio. Al mismo tiempo, el presidente egipcio Mubarak utilizaba el problema para prop¨®sitos diametralmente similares, es decir, opuestos: para tener un excelente motivo con el que mostrar al mundo ¨¢rabe c¨®mo no se hab¨ªa firmado una paz de rodillas y se manten¨ªan congeladas unas relaciones en tanto no se diera satisfacci¨®n a El Cairo en la pr¨¢ctica totalidad de sus reivindicaciones. Mientras el contencioso de Taba protegiera a Egipto la paralizaci¨®n de esas relaciones amparaba tambi¨¦n la tentativa de Mubarak de ir reconquistando progresivamente su lugar dentro del mundo ¨¢rabe. Paralelamente, la invasi¨®n israel¨ª de L¨ªbano en 1982 mezclaba indisolublemente los dos problemas haciendo que Egipto condicionara la reanudaci¨®n efectiva de relaciones a la soluci¨®n del problema de Taba y a la retirada israel¨ª de su vecino septentrional. Realizada b¨¢sicamente ¨¦sta, s¨®lo quedaba el litigio sobre la playa para servir de coartada al presidente egipcio.
La posici¨®n de El Cairo para la reivindicaci¨®n de un mapa en el que se le reconociera la posesi¨®n de la franja de playa se basaba no s¨®lo en el trazado de la antigua frontera colonial de los tiempos del mandato brit¨¢nico sobre Palestina, sino en un precedente importante: tras la guerra ¨¢rabe-israel¨ª de 1956 Tel Aviv hab¨ªa evacuado todo el Sina¨ª, incluyendo la zona ahora en litigio, con lo que reconoc¨ªa por la v¨ªa de los hechos que ¨¦sta pertenec¨ªa a Egipto. Por ese motivo, El Cairo alberga el convencimiento de que un arbitraje internacional, al margen de posibles acuerdos de compensaci¨®n econ¨®mica a Israel o de rectificaci¨®n menor de fronteras, le ha de ser favorable.
La aceptaci¨®n israel¨ª de la f¨®rmula de arbitraje conduce a diversas conclusiones. La primera es la de que Israel ha pagado el precio pol¨ªtico de eliminar las estudiadas reticencias egipcias, puesto que ha sido Tel Aviv la que ha dado su brazo a torcer; pero la segunda y no menos importante es la de que El Cairo se ve privado de la hoja de parra que tan adecuadamente le serv¨ªa para sus prop¨®sitos de normalizaci¨®n cerca del mundo ¨¢rabe. Todo ello significa que en estos momentos Estados Unidos quiere dar todas las posibilidades de ¨¦xito a cualquier seguimiento diplom¨¢tico que pueda derivarse de la reciente entrevista del primer ministro israel¨ª, Sim¨®n Peres, con el rey Hassan II de Marruecos. Cualquier signo de intransigencia de Tel Aviv aun ante cuestiones menores perjudicar¨ªa el delicado equilibrio que trata de consolidarse tras la reuni¨®n de Camp. De la misma forma, una soluci¨®n al contencioso de Taba llevar¨ªa a la celebraci¨®n de la esperada cumbre entre Mubarak y Peres y, con ello, al relanzamiento de las relaciones entre Egipto e Israel.
Es tanto lo que pende de la delicada balanza de exploraciones diplom¨¢ticas en curso, que Washington no puede consentir que una disputa menor se interponga en el acercamiento de posiciones en Oriente Pr¨®ximo. Por eso, Taba es s¨®lo la met¨¢fora de conversaciones mucho m¨¢s trascendentales.
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