Cuando la Costa Brava est¨¢ a 80 kil¨®metros de la playa
Trasiego de turistas en Lloret de Mar a causa del 'overbooking'
Las 31.900 plazas hoteleras de que dispone Lloret de Mar (10.400 habitantes), la poblaci¨®n con la mayor oferta de camas de toda la Costa Brava, fueron insuficientes el pasado 2 de agosto para alojar a los miles de turistas que aquel d¨ªa llegaron a la ciudad. Algunos ten¨ªan hotel reservado, otros hab¨ªan pagado una reserva sin especificar hotel y muchos otros acudieron por libre, sin reserva alguna. El caos que se origin¨® no termin¨® hasta la madrugada. El hecho ha tenido consecuencias, especialmente en la Prensa extranjera, y aunque persiste la pol¨¦mica sobre el n¨²mero de afectados, lo cierto es que se produjo overbooking (contrataci¨®n de m¨¢s plazas que las disponibles), algo que todos afirman querer desterrar.
"El overbooking ha existido siempre y no hay que dramatizar, aunque se actuar¨¢ con inflexibilidad contra los responsables", ha asegurado el director general de Turismo de la Generalitat, ?ngel Miguelsanz, quien sostiene que la cifra de afectados "no super¨® los 500". Arseni Gibert, responsable municipal de Turismo, por el contrario, cifr¨® el n¨²mero de afectados en m¨¢s de 3.000.Ni una cifra ni otra le dicen absolutamente nada a Wolfang Gruber, s¨²bdito alem¨¢n que volver¨¢ a su pa¨ªs con la convicci¨®n de que la Costa Brava est¨¢ a 80 kil¨®metros de la playa. Cada d¨ªa le recoge un autocar en La Jonquera, donde le han hospedado, y lo lleva hasta Lloret de Mar (pese a tener otras playas m¨¢s cercanas) para darse un chapuz¨®n. La situaci¨®n de Wolfang Gruber la comparten otros 20 alemanes que esperan ser indemnizados cuando lleguen a su pa¨ªs.
Estos turistas hab¨ªan pagado religiosamente y por adelantado sus vacaciones en dos poblaciones costeras de gran fama en la Rep¨²blica Federal de Alemania (RFA), Lloret y Calella. Comenzaron las vacaciones el d¨ªa 4. Seis d¨ªas despu¨¦s, a¨²n permanec¨ªan en La Jonquera. Otros, tambi¨¦n desplazados al interior, tuvieron m¨¢s suerte y al cabo de unos d¨ªas pudieron ser acomodados en el mismo Lloret, aunque en algunos casos no en la mismas condiciones. Algo es algo. Pagaron una habitaci¨®n individual, a ser posible frente al mar, y ahora conviven con otros cinco desconocidos en un apartamento.
La ley del silencio
Pero en la movida del overbooking todav¨ªa hay clases. Eso al menos pensaron los turistas que contrataron plaza en Lloret a trav¨¦s de un modesto agente de viajes. El grupo lleg¨® el martes d¨ªa 29 de julio y sus integrantes fueron acomodados por la cadena hotelera contratada en un establecimiento distinto del que hab¨ªan concertado. Pero no termin¨® ah¨ª su sorpresa. Cuatro d¨ªas despu¨¦s, el s¨¢bado d¨ªa 2, el sufrido grupo tuvo que abandonar apresuradamente el hotel en que los hab¨ªan instalado. Alguien pagaba m¨¢s o era mejor cliente. Y los turistas se agolpaban en los vest¨ªbulos de los hoteles. Lloret estaba en el c¨¦nit de la temporada tur¨ªstica y la afluencia de visitantes hab¨ªa superado todas las previsiones.El modesto agente de viajes mont¨® en c¨®lera y anunci¨® que actuar¨ªa en consecuencia. Pero apenas tres d¨ªas despu¨¦s, cuando el overbooking del d¨ªa 2 se hab¨ªa convertido en un conflicto pol¨ªtico entre la Generalitat y el Ayuntamiento de Lloret y hab¨ªan llegado ya a la ciudad los ecos de la mala prensa que el hecho hab¨ªa suscitado en la RFA y Holanda, el agente de viajes hab¨ªa enmudecido y no estaba dispuesto a denunciar p¨²blicamente lo sucedido, aunque se le garantizara el anonimato total. Sab¨ªa que si hablaba no volver¨ªa a encontrar jam¨¢s una cama disponible.
Por esa misma raz¨®n nunca se producen denuncias entre los distintos estamentos del sector las agencias extranjeras, las intermediarias y los establecimientos hoteleros se protegen mutuamente bajo el manto de una especie de omert¨¤, o ley del silencio. Solo los propios turistas afectados traducen sus quejas en denuncias que muchas veces no pueden formalizar hasta que regresan a su pa¨ªs.
Al margen de la pol¨¦mica sobre si son 500 o 3.000 los afectados, lo cierto es que sigue produci¨¦ndose overbooking, aunque hoteleros, agencias de viajes y pol¨ªticos repitan una y otra vez que debe ser totalmente erradicado. As¨ª lo crey¨® la Generalitat cuando en 1982 cre¨® el Libro de Registro de Contratos, a trav¨¦s del cual pod¨ªa comprobarse con rapidez cualquier incumplimiento. Nadie lo utiliza y todos saben por qu¨¦. "Si lo hago no volver¨¦ a encontrar jam¨¢s una cama disponible", asegura un agente de viajes. La omert¨¤ rige tambi¨¦n para con la Generalitat.
Por eso, a pesar del revuelo que se ha armado a causa del overbooking del d¨ªa 2, el silencio reina ahora en Lloret de Mar. No hay nombres. No hay denuncias. No hay nada. Solamente llamadas telef¨®nicas a establecimientos hoteleros del interior para solicitar plazas.
La repercusi¨®n del hecho en la prensa extranjera ha hecho callar incluso a los responsables municipales de turismo, que fueron quienes destaparon el asunto. Todos afirman que hay que desterrar esta pr¨¢ctica, pero ahora su m¨¢ximo esfuerzo se centra en contrarrestar la alarma creada en el extranjero. El rotativo alem¨¢n Frankfurter Algemeine public¨® en su edici¨®n del d¨ªa 8 de agosto que seis autocares de turistas holandeses debieron regresar a su punto de partida por no haber encontrado plaza en la Costa Brava. Y noticias de este tipo, naturalmente, no benefician en nada al sector tur¨ªstico.
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