El 'foie gras'
Desde el extranjero nos llueven frecuentemente cr¨ªticas a cuenta de nuestra fiesta de los toros. Sin embargo, "en todas partes cuecen habas" y el lector juzgar¨¢ sobre ello si tiene en cuenta c¨®mo se obtiene el aut¨¦ntico foie gras, tal y como se hace en Francia y Polonia, principalmente (en Espa?a se designa con el citado nombre a o que en realidad es un pat¨¦, que no es lo mismo y que en su fabricaci¨®n se aprovecha h¨ªgado de animales no criados especialmente a este fin).El foie gras propiamente dicho se obtiene de las ocas (y alguna clase de patos, como los mulard), a las que se les provoca un monstruoso abultamiento del h¨ªgado mediante cebado a trav¨¦s de un tubo que se hunde hasta el es¨®fago del ave y por donde se vierte ma¨ªz cocido. La ingesti¨®n forzada se practica durante 17 a 21 d¨ªas, logr¨¢ndose que el peso del h¨ªgado se multiplique por 10. Llega un momento en que la oca no puede tenerse sobre sus patas, aparecen lesiones hemorr¨¢gicas, pero aun: est¨¢ moribunda. Si el lector conoce las enfermedades del h¨ªgado por propia experiencia o por personas pr¨®ximas, sabr¨¢ con qu¨¦ sufrimiento se desarrollan las ¨²ltimas semanas de vida de estas aves.
El homo sapiens, que ha inventado esta pr¨¢ctica b¨¢rbara y la mantiene en uso sin el menor escr¨²pulo, se degrada con ella. Los pa¨ªses anglosajones y escandinavos, por razones de humanitarismo, han prohibido tal forma de cebado.
Desde el punto de vista econ¨®mico, se trata de un desastre completo. Se sobrealimenta al ave hasta el final de su vida con un rendimiento p¨¦simo si se compara el valor nutritivo contenido en los piensos con el del foie gras y carne de las ocas. Mientras que el hambre castiga a los seres humanos y se agrava cada vez m¨¢s en los pa¨ªses del Tercer Mundo, se producen miles de toneladas como s¨ªmbolo del ego¨ªsmo de las naciones ricas y de su inconsciencia en el derroche organizado. Es cierto que el gastr¨®nomo dir¨¢ que el foie gras est¨¢ bueno y contribuye al goce en nuestros banquetes (sin tener en cuenta el dolor que cada gramo ha costado). No le llevaremos la contraria. Pero s¨ª diremos que habr¨ªa que hacer una elecci¨®n. La situaci¨®n es tal que, cuando centenas de millones de seres humanos son subalimentados, la producci¨®n intensiva, acelerada de foie gras, s¨ªmbolo del derroche de alimentos y de animales no es oportuna. El consumo del foie gras no ha dejado, de crecer en el mundo occidental en los ¨²ltimos a?os: este hecho es una bofetada dirigida al Tercer Mundo.- Luis Dourdil.
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