Carlos Solchaga, al calor de la pol¨¦mica
El ministro, desde Mallorca, ha irritado a los sindicatos al rebajar las cifras de paro
El ministro m¨¢s pol¨¦mico del verano, Carlos Solchaga, titular de la cartera de Econom¨ªa y Hacienda, pasa sus vacaciones, en compa?¨ªa de su familia, en una discreta y apartada mas¨ªa de la localidad de Galilea, a unos.20 kil¨®metros de Palma. La soledad del paisaje interior de Mallorca y una carretera de dif¨ªcil acceso hacen de la casita de Galilea una suerte de refugio, vigilado adem¨¢s por una pareja de guardias civiles y los escoltas del ministro. En medio de esta paz, el superministro sigue pendiente de los efectos de sus recientes declaraciones [en las que rebat¨ªa las cifras sobre el paro manejadas por los sindicatos y surgidas de las estad¨ªsticas de empleo y poblaci¨®n activa], a trav¨¦s de la televisi¨®n y de los peri¨®dicos locales y nacionales, que llegan puntualmente todas las ma?anas a su retiro mallorqu¨ªn.
Gloria Barba, esposa de Carlos Solchaga, licenciada en Econom¨ªa en la misma promoci¨®n que el actual ministro, mantiene, a pesar de su trato impecable, una cierta desconfianza hacia los periodistas que suben hasta Galilea en busca de una foto familiar o unas declaraciones de su marido.Se lamenta la esposa de Solchaga de alguna foto indiscreta y de las repetidas invasiones que ha sufrido el chal¨¦ cedido a la familia del ministro por un amigo personal, desde que los miembros del Gobierno se han convertido en objetivo period¨ªstico veraniego, junto a artistas, pr¨ªncipes y dem¨¢s personajes de la jet.
"He tenido algunos incidentes desagradables", comenta Gloria. "Ya la primera vez que llegamos a esta casa, la Semana Santa del a?o pasado, me encontr¨¦, al regresar de un paseo., a unos desconocidos apostados en la entrada. Eran periodistas, pero yo me llev¨¦ un susto de muerte".
Carlos y Miguel, los dos hijos de la pareja, de 16 y 13 a?os, respectivamente, encuentran con todo un desusado placer en estos d¨ªas de agosto, en que su padre pasa por fin d¨ªas enteros en su compa?¨ªa. Alumnos ambos del colegio Base de Madrid, los hijos del ministro de Econom¨ªa pasan todos los a?os temporadas de estudios en el Reino Unido y en Estados Unidos.
El ritmo de vida de la familia Solchaga es por lo dem¨¢s sumamente tranquilo en el retiro mallorqu¨ªn de Galilea. Ba?os en la piscina de la peque?a finca, paseos y, a lo sumo, una escapada nocturna a Palma, para cenar en alguno de los restaurantes de moda.
"Nuestra vida aqu¨ª es bien sencilla", comenta el ministro. "Eso s¨ª, yo aprovecho para dormir una siesta estupenda de una o dos horas y leer alguna novela atrasada". Sobre la mesita de la terraza hay, en efecto, un ejemplar de Bomarzo, la novela de Manuel M¨²gica La¨ªnez, que no parece haber entusiasmado a Solchaga. "La verdad es que se me cae de las manos, y llevo s¨®lo 10 p¨¢ginas", puntualiza el ministro.
Cambiar de lugar
La familia Solchaga, que ya eligi¨® la isla de Mallorca para las vacaciones del pasado a?o, niega rotundamente que haya razones extrapersonales en esta elecci¨®n. "La gente dice que hemos cambiado Marbella por Mallorca", se?ala Gloria Barba, "pero la verdad es que a Marbella fuimos s¨®lo dos a?os seguidos, y anteriormente hab¨ªamos pasado los veranos en Fuenterrab¨ªa y en la Costa Brava. Nos gusta cambiar de lugar".
La adoraci¨®n de Carlos y Miguel por su padre queda fuera de dudas a trav¨¦s de los comentarios que les merecen las cr¨ªticas que recibe el ministro por su gesti¨®n en el Gobierno de Felipe Gonz¨¢lez.
Solchaga, sin embargo, opone su tenacidad navarra a los ep¨ªtetos m¨¢s o menos agresivos que le han dedicado en los ¨²ltimos d¨ªas algunos miembros de la oposici¨®n y los sindicatos, convencido de que los primeros "no saben nada de estad¨ªsticas" y los segundos tienen quiz¨¢ intereses partidistas. "La verdad es que las cr¨ªticas molestan bastante menos de lo que la gente cree", dice el ministro. "Lo importante es que hay que acabar con la hipocres¨ªa social que representa la econom¨ªa sumergida".
Es esa hipocres¨ªa que, seg¨²n Carlos Solchaga, permite que una parte de la sociedad espa?ola contin¨²e ignorando que aproximadamente el 8% de la producci¨®n nacional se obtiene a trav¨¦s de empresas legalmente inexistentes.
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