El torturador que quer¨ªa ser marino
Andr¨¦s Valenzuela era como muchos otros j¨®venes chilenos hasta el a?o 1974, cuando ingres¨® en la Fuerza A¨¦rea: estudi¨® en un colegio parroquial, fue bombero voluntario desde los 14 a?os y quer¨ªa ser marino. Se pasaba tardes enteras sentado frente al mar, viendo pasar los nav¨ªos de la Armada.Al comenzar la mili en 1974, fue seleccionado para vigilar como guardia a los primeros detenidos. Cuando termin¨® su per¨ªodo de servicio militar obligatorio, decidi¨® quedarse en la Fuerza A¨¦rea por razones econ¨®micas y, poco a poco, se fue involucrando en las tareas de la guerra sucia. A los pocos meses ya sab¨ªa demasiado como para volverse atr¨¢s. "As¨ª fue como me qued¨¦ trabajando en los aparatos de seguridad durante 10 a?os", dice.
Ahora vive en un peque?o pueblo de Francia, rodeado de medidas de seguridad, con un miedo permanente a ser asesinado. Cada vez que sus tres hijos ven un polic¨ªa le dicen a su padre: "Pap¨¢, vienen a matarte".
Por toda preparaci¨®n para realizar su trabajo, recibi¨® un tipo de adoctrinamiento basado en que la oposici¨®n interna es una amenaza a la seguridad nacional. "A uno le dicen que los detenidos son agentes que trabajan para los rusos, le exaltan el patriotismo y, de repente, uno se empieza a tomar a estos enemigos ficticios como enemigos reales, peligrosos para la sociedad chilena. Te dicen que hay que acabar con ellos porque s¨ª no quedara nadie que se opusiera al r¨¦gimen del general Pinochet, el pa¨ªs ser¨ªa una maravilla. Que el pa¨ªs no crece por culpa de esta gente. Y uno empieza a creerse todo eso".
Agobiado por la anormalidad de su vida como torturador, decidi¨® contarlo todo, pedir la protecci¨®n de la Iglesia y escapar. Su testimonio ser¨ªa la llave para abrir una puerta negra de la historia de Chile.
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