La secta Hare Krishna, investigada por la polic¨ªa en EE UU
Una lucha interna en el movimiento Hare Krishna ha provocado que la polic¨ªa estadounidense inicie una amplia investigaci¨®n sobre la secta, cuyos seguidores, con la tradicional vestimenta de color azafr¨¢n, se han convertido en una imagen habitual en las ciudades y pueblos americanos y europeos desde el inicio de los a?os sesenta. El asesinato, en mayo pasado, de un disidente que hab¨ªa acusado a los dirigentes de haber cometido una serie de delitos ha dado pie a las investigaciones, realizadas simult¨¢neamente por la Oficina Federal de Investigaci¨®n (FBI), la polic¨ªa del Estado de Virginia occidental y el sheriff del condado de Moundsville.
Las autoridades, que recogen pruebas para facilitar el procesamiento de los dirigentes de Hare Krishna, indicaron que aunque la investigaci¨®n no ha hecho m¨¢s que empezar, la informaci¨®n facilitada por confidentes y miembros apartados de la secta muestra que existen indicios reales de una serie de delitos que van desde el abuso de menores hasta el asesinato, pasando por el tr¨¢fico de drogas. Los investigadores subrayaron que la mayor¨ªa de los miembros de la secta es sinceramente religiosa y ajena a cualquier actividad delictiva. Los dirigentes de la secta negaron todas las acusaciones; de ilegalidad y dijeron que acog¨ªan gratamente cualquier tipo de investigaci¨®n que despejara los rumores existentes. Estos dirigentes acusan a la polic¨ªa de conspirar para desacreditar su religi¨®n.Las acusaciones se han centrado en la dura batalla interna para el control de la secta. "Hay una especie de guerra santa en el movimiento Krishna", afirma Donald Bordenkircher, sheriff del condado. El templo de Krishna en Virginia occidental es el centro m¨¢s importante que tiene la secta en EE UU, donde cuenta con unos 30 gurus y unos 10.000 sacerdotes, en tanto los seguidores superan, s¨®lo en EE UU, los dos millones, seg¨²n cifras oficiales.
Expertos en temas orientales, como el profesor Robert Ellwood, de la facultad de Religi¨®n de la universidad del Sur de California, consideran exagerada esa cifra de adeptos. Seg¨²n su informaci¨®n, hace algunos a?os, el n¨²mero de miembros con plena dedicaci¨®n a la secta era de unos 10.000, repartidos a partes iguales por la India, Estados Unidos, Europa y resto del mundo.
Kirtanananda Swami Bhaktipada, m¨¢ximo responsable del templo de Virginia occidental, califica de absurdas las acusaciones de violencia, asesinato y tr¨¢fico de drogas. "Las investigaciones son el resultado l¨®gico del choque entre el mundo material y el mundo espiritual de los Krishna", afirm¨® Swarni en una entrevista concedida en el hospital de Pittsburgh. Swami fue gravemente herido el pasado oto?o por uno de sus disc¨ªpulos, que le golpe¨®, hasta dejarlo en coma, con una tuber¨ªa de tres pies de largo. "Si la polic¨ªa quiere hablar de conspiraciones, debe de imaginar que existi¨® una para matarme", se?ala Swami.
El movimiento Krishna tiene problemas internos desde la muerte en 1977 de A. C. Bhaktivedanta Swami Brabhupada, el maestro de 82 a?os considerado como el introductor de la secta en Estados Unidos. Tras su muerte, una docena de sus seguidores dividieron el pa¨ªs en zonas de influencia, pero la competencia por conseguir las ¨¢reas de mayor contribuci¨®n econ¨®mica agudiz¨® los conflictos. En la conferencia anual celebrada el pasado oto?o en Pittsburgh, convocada para acabar con la divisi¨®n interna, los dirigentes de la secta no consiguieron ponerse de acuerdo en el reparto.
Dos asesinatos
Las investigaciones de la polic¨ªa se iniciaron tras la muerte, el pasado mes de mayo, de Steven Bryant, antiguo devoto, que se convirti¨® en el peor cr¨ªtico de la secta. A Bryant, que calificaba de corrompidos a los dirigentes de la secta, le pegaron dos tiros en la cabeza. Thomas Dresher, disc¨ªpulo de la secta, fue acusado del asesinato, por el que cobr¨® de la organizaci¨®n una importante cantidad, seg¨²n informaciones facilitadas a la polic¨ªa por c¨®mplices que participaron en la conspiraci¨®n. Dresher ya hab¨ªa sido acusado de asesinato a ra¨ªz de la desaparici¨®n, en 1983, de otro miembro de la secta, Charles St. Dennis. Dresher se confes¨® culpable en este caso.
Un portavoz del templo de Virginia occidental dijo que la secta expuls¨® a Dresher hace tres a?os; pero los investigadores mantienen que despu¨¦s de su supuesta expulsi¨®n, ¨¦ste segu¨ªa en contacto permanente con los dirigentes. Bryant y otros disidentes hab¨ªan acusado a algunos gurus de consentir la inmoralidad, abusar de ni?os y permitir agresiones f¨ªsicas e intimidaci¨®n a los miembros cr¨ªticos de la secta.
Un punto clave de la investigaci¨®n es la acusaci¨®n de que dirigentes de Krishna estaban implicados en el tr¨¢fico de drogas. Alexander Kulik, m¨¢ximo responsable del templo de California, fue condenado en 1979 por distribuir hero¨ªna. Kulik y otros miembros veteranos de Krishna controlaban una compa?¨ªa inversora de la Costa Oeste, Prashadam Distributors International, que, seg¨²n la polic¨ªa, blanqueaba cientos de miles de d¨®lares de beneficios del tr¨¢fico de drogas. Dos de los principales empleados de la compa?¨ªa fueron condenados por conspiraci¨®n, tras el asesinato de un socio de quien se sospechaba que estafaba dinero a la compa?¨ªa.
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