Dilema entre la difusi¨®n y la calidad
, La dimisi¨®n del hasta ahora director de la Orquesta Sinf¨®nica de Euskadi, Maximiano Vald¨¦s, plantea, m¨¢s all¨¢ del problema de la sustituci¨®n de una figura reconocida, los l¨ªmites mismos de una orquesta nacida con vocaci¨®n itinerante. O si se quiere, el dilema entre la difusi¨®n y la calidad. La Sinf¨®nica de Euskadi ha adquirido en solo cuatro a?os la consideraci¨®n de una orquesta capaz de afrontar dignamente los programas m¨¢s dif¨ªciles y su trayectoria la sit¨²a ya ante el reto de forzar un nuevo escal¨®n, de formar parte de los conjuntos m¨¢s cualificados. Un reto que, como ha apuntado Maximiano Vald¨¦s, parece incompatible con los 100 conciertos anuales ofrecidos en estos a?os y sobre todo con las 2.000 kil¨®metros que recorre mensualmente la orquesta. Los m¨²sicos se quejan de tanto ajetreo, Max Vald¨¦s ha hablado de una cuota pol¨ªtica que les obliga a actuar en recinto de ac¨²stica deplorable y de la b¨²squeda de una rentabilidad pol¨ªtica que menoscaba las potencialidades art¨ªsticas de la orquesta.Como ha dicho Jes¨²s Aguirre, gerente de la orquesta, es cierto tambi¨¦n que la Sinf¨®nica de Euskadi fue creada por el Gobierno vasco en 1982 con unos objetivos determinados: contribuir con car¨¢cter preferente a la educaci¨®n y difusi¨®n cultural, servir de est¨ªmulo y plataforma a los int¨¦rpretes, compositores y coros vascos y ser la embajada art¨ªstica de Euskadi. "Vivimos de un dinero p¨²blico aprobado por el Parlamento vasco, tenemos que cubrir el programa de actuaciones que nos marca el Gobierno vasco", dice Jes¨²s Aguirre.
La dimisi¨®n de Vald¨¦s ha abierto un per¨ªodo de interinidad y de relativa incertidumbre en la sinf¨®nica vasca, por m¨¢s que la orquesta est¨¦ dispuesta a cumplir sus compromisos. De alguna manera la dimisi¨®n ha hecho aflorar los problemas pendientes. La orquesta tiene su sede provisional de ensayos en el teatro Bellas Artes de San Sebasti¨¢n, un viejo edificio donde la ac¨²stica deficiente se suma a las incomodidades de una estructura poco adaptada a las necesidades de una orquesta. Jes¨²s Aguirre cree que la soluci¨®n s¨ª se encuentra ahora al alcance: "la orquesta no puede disponer de una sede fija y estable porque nos debemos a todo el Pa¨ªs Vasco y somos nosotros quienes debemos trasladarnos a los distintos escenarios, pero pronto podremos disponer por fin, despu¨¦s de cuatro a?os, de parte de los estudios de EITB (Radio Televisi¨®n Vasca) de Miramont en San Sebasti¨¢n para los ensayos, las grabaciones y las oficinas".
No es eso precisamente lo que reclamaba Maximiano Vald¨¦s y el resto de los 78 m¨²sicos, extranjeros, vascos y del resto de Espa?a que integran en igual proporci¨®n la Orquesta de Euskadi. El segundo director de la Orquesta Nacional de Espa?a y hasta ahora director de la Sinf¨®nica Vasca ped¨ªa un teatro, como el teatro Victoria Eugenia, sede del Festival Internacional de Cine, en el que ensayar y dar sus conciertos. "Los m¨²stcos", ha dicho Max Vald¨¦s, "acaban agotados a lo largo de la temporada tras recorrer tantos kil¨®metros". La mayor¨ªa de los m¨²sicos han fijado su residencia en San Sebasti¨¢n.
"Les gustar¨ªa que la sede fuese San Sebasti¨¢n, pero tampoco les importar¨ªa que estuviera situada en cualquier otra ciudad con tal de tener una sede propia, una direcci¨®n a la que te puedan remitir la correspondencia sin necesidad de dirigirla al Gobierno vasco", a?ade Max Vald¨¦s.
El hecho de que las pr¨®ximas actuaciones hasta el mes de octubre tengan ya designado un director ajeno al titular permitir¨¢ a los responsables de la orquesta disponer de un tiempo valioso para buscar un sustituto. Con todo, la dimisi¨®n de Maximiano Vald¨¦s obligar¨¢ a modificar algunos programas y a renunciar quiz¨¢ a otros proyectos.
Babelia
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