Hern¨¢ndez Gil recuerda la obligaci¨®n de que "los otros poderes del Estado" respeten la independencia judicial
Don Juan Carlos declar¨® abierto ayer el a?o judicial 1986-1987, al t¨¦rmino del acto solemne celebrado en el Palacio de Justicia de Madrid, tras el discurso inaugural pronunciado por Antonio Hern¨¢ndez Gil, presidente del Tribunal Supremo y del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ). Dentro del tono formalmente moderado y cort¨¦s con que se celebr¨® el acto, Hern¨¢ndez Gil record¨® la obligaci¨®n legal de que "los otros poderes del Estado" respeten la independencia judicial.
El acto se celebr¨® en el sal¨®n de plenos del Tribunal Supremo, con la presencia de los presidentes del Tribunal Constituci¨®n del Consejo Supremo de Justicia Militar, Consejo de Estado y Consejo General de la Abogac¨ªa, as¨ª como del Defensor del Pueblo y otras autoridades, adem¨¢s de los vocales del poder judicial, magistrados del Tribunal Supremo y de otros ¨®rganos jurisdiccionales, altos cargos del Ministerio de Justicia y otros juristas. En la presidencia, junto al Rey, se situaron Hern¨¢ndez Gil y el ministro de Justicia, Fernando Ledesma, y junto a ellos el fiscal general del Estado, Luis Antonio Bur¨®n, y los presidentes de salas del Supremo.La innovaci¨®n de este a?o, respecto a los anteriores, consisti¨® en el saludo personal de don Juan Carlos, al t¨¦rmino del acto, a todos los asistentes, en uno de los salones del Palacio de Justicia. Tanto en los discursos como en las relaciones personales entre los presentes destacaron la cortes¨ªa y moderaci¨®n. Con fundamento en esta actitud, altos funcionarios insist¨ªan en negar la existencia de tensi¨®n entre los poderes del Estado, mientras que, en los pasillos, magistrados, fiscales y otros juristas resaltaban, en conversaciones privadas, la gravedad de la situaci¨®n creada por el respaldo gubernamental a la incomparecencia de 90 guardias civiles ante la juez de Bilbao que les cit¨® en una investigaci¨®n por presuntas torturas. Ledesma confirm¨® en los pasillos el citado respaldo, si bien puntualiz¨® que a trav¨¦s de los oportunos procedimientos legales.
Por su parte, el discurso central del acto, a cargo de Hern¨¢ndez Gil, fue un exponente de la preocupaci¨®n observada en los sectores judiciales por la situaci¨®n estructural de la justicia y por el tratamiento presupuestario que le concede el Ejecutivo. Hern¨¢ndez Gil hizo un extracto del extenso discurso, que parti¨® de que la justicia es, "conforme a la Constituci¨®n, adem¨¢s de fundamento de la voluntad constituyente y de valor superior del ordenamiento jur¨ªdico, poder del Estado". Y estim¨® que "condici¨®n para la existencia del poder judicial es su independencia".
A pesar del tono profesoral de las reflexiones del presidente del Supremo sobre la independencia judicial, Hern¨¢ndez Gil dej¨® patente, mediante la invocaci¨®n del art¨ªculo 13 de la ley org¨¢nica del Poder Judicial promovida por el Gobierno socialista, que "todos est¨¢n obligados a respetar la independencia de los jueces y magistrados", y remach¨®: "El todos tiene un alcance universal, sin exclusiones, y en ¨¦l quedan comprendidos los otros poderes del Estado". Se?al¨® tambi¨¦n que el sometimiento de los jueces y magistrados ¨²nicamente al imperio de la ley "es la garant¨ªa m¨¢xima de la independencia", cuando la ley es, dijo, "expresi¨®n de la voluntad general, como lo es en la democracia".
Mayor carga cr¨ªtica, dentro del marco general de moderaci¨®n en el tono, tuvo la reflexi¨®n de Hern¨¢ndez Gil sobre la eficacia de la justicia, "tanto para poner de relieve su importancia en el terreno de los principios como para reconocer la existencia de una realidad insatisfactoria". En el an¨¢lisis de las causas, resalt¨® la movilidad social, que ha generado transformaciones y demandas sociales que desbordan el funcionamiento del viejo aparato judicial, pero no ahorr¨® un juicio cr¨ªtico sobre la falta de voluntad pol¨ªtica para dar soluciones.
Falta de recursos
Hern¨¢ndez Gil se?al¨® que "se aprecian desequilibrios en la nada f¨¢cil tarea de la distribuci¨®n de los recursos del Estado que tantas atenciones han de cubrir, sin que la administraci¨®n de justicia haya ocupado al respecto posiciones preferentes, lo cual ha acumulado un d¨¦ficit cuyos efectos no se corrigen de modo inmediato, aun cuando ¨²ltimamente se observa un cambio de actitud digno de ser reconocido". A?adi¨® que, en muy directa relaci¨®n con estas causas est¨¢ "la insuficiencia de medios humanos y materiales, aqu¨¦llos de dif¨ªcil improvisaci¨®n".Record¨® la existencia, todav¨ªa, "de oficinas judiciales en estado de pobreza y hasta de penuria", y puso como ejemplo el palacio de justicia en el que se desarrollaba el acto, que con sus espaciosos y art¨ªsticos salones que albergan todas las salas del Tribunal Supremo, la Fiscal¨ªa General del Estado, la Audiencia Territorial y parte del Colegio de Abogados de Madrid "resulta insuficiente y falto de instalaciones y de medios materiales". "Los magistrados del Tribunal Supremo, creadores de la jurisprudencia, no disponen de un despacho ni de un servicio de secretar¨ªa. Si un d¨ªa los magistrados quisieran elaborar aqu¨ª sus sentencias", dijo, "ser¨ªa imposible".
En el dibujo del actual estado de cosas, Hern¨¢ndez Gil manifest¨® que del mismo modo que se detectan y denuncian en sentido, cr¨ªtico deficiencias, imperfecciones e irregularidades de diferente signo", suele olvidarse que jueces, magistrados y dem¨¢s funcionarios de justicia "realizan un esfuerzo sacrificado y aun agobiante en la dura lucha por evitar el colapso". Como condici¨®n previa para salir de esta situaci¨®n, reclam¨®, "como condici¨®n previa, una eficaz acci¨®n de gobierno en el plano de la ley, de los desarrollos reglamentarios y, en general, de la pol¨ªtica judicial", incluida la dotaci¨®n econ¨®mica.
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