Washington ve dificultada la salida 'honorable' del dictador
Estados Unidos teme que el atentado sufrido por el general Augusto Pinochet y la represi¨®n desatada por ¨¦ste dificulte la salida honorable del dictador chileno del poder y la democratizaci¨®n pactada con los militares, que la Administraci¨®n de Reagan trata de conseguir en ese pa¨ªs del Cono Sur americano antes de que se produzca una situaci¨®n como la de N¨ªcaragua tras la ca¨ªda de Anastasio Somoza.
Lo sucedido coloca en un dilema a Washington, que ¨²ltimamente hab¨ªa decidido abandonar la diplomacia callada para aumentar las cr¨ªticas del r¨¦gimen de Pinochet en p¨²blico, y este verano ha enviado emisarios a Santiago para expresarle al general su descontento con su intento de perdurar en el poder. Uno de ellos, el general John Galvin, jefe del Comando Sur, sugiri¨® incluso, al parecer, que Pinochet ser¨ªa bien recibido en EE UU.
De momento, el Departamento de Estado ha condenado el atentado, pero al mismo tiempo ha maniflestado su preocupaci¨®n por la imposici¨®n del estado de sitio. "Una medida tan extrema", dijo el portavoz estadounidense, "que obstacul¨ªza el desarollo del proceso de di¨¢logo y de construcci¨®n de un consenso necesario para la pac¨ªfica transici¨®n de Chile a la democracia".
Condena blanda
Para los cr¨ªticos de la Administraci¨®n, como el Consejo de Asuntos Hemisf¨¦ricos, esta condena es demasiado blanda y Ronald Reagan debe abandonar definitivamente su pol¨ªtica de "compromiso constructivo" con la dictadura militar y demostrar con actos m¨¢s audaces que los realizados hasta ahora que quiere la democracia en Chile.El mi¨¦rcoles EE UU pidi¨® la realizaci¨®n de "fuertes esfuerzos para poner fin a la violencia pol¨ªtica", declar¨® que "aborrece" el asesinato del periodista Jos¨¦ Carrasco y pidi¨®, como hace rutinariamente en estos casos, la investigaci¨®n del hecho y el juicio de los culpables.
Washington tendr¨¢ este oto?o una oportunidad de convertir su ret¨®rica en hechos cuando en los organismos multilaterales de ayuda, que controla Estados Unidos, se voten 600 millones de d¨®lares (78.000 millones de pesetas) de cr¨¦ditos a Chile.
El secretario adjunto de Estado para Asuntos Latinoamericanos, Elliot Abrahms, advirti¨® que la Administraci¨®n votar¨ªa en contra si Pinochet no mejoraba el respeto por los derechos humanos y daba palos hacia la democratizaci¨®n.
La junta militar, temiendo un rechazo norteamericano, pidi¨® recientemente que los pr¨¦stamos no se consideren hasta noviembre, en vez de este mes, cuando estaba prevista su votaci¨®n. Por otra parte, contin¨²a adelante la preparaci¨®n de las maniobras navales Unitas, que las marinas estadounidense y chilena realizar¨¢n a finales de este mes.
El mensaje de las ¨²ltimas semanas enviado por Reagan a Santiago es que ni Pinochet ni el caos son aceptables para Washington. El proceso de democratizaci¨®n debe acelerarse antes de que la oposici¨®n comunista cobre m¨¢s fuerza para evitar, por encima de todo, que las fuerzas de la izquierda sean predominantes en la salida de la dictadura, recuperando el papel que tuvieron en la ¨¦poca de Salvador Allende. La Casa Blanca preferir¨ªa ver una transici¨®n abierta por una junta militar que convocara elecciones en 1989. Pero el aumento de la violencia, la audacia y la operatividad mostrada por la ultraizquierda armada y la ausencia de una clara alternativa, militar o civil, al dictador hacen dudar todav¨ªa a algunos sectores de esta Administraci¨®n de la bondad de empujar demasiado al inquilino del palacio de la Moneda.
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