?Quien se engorda adem¨¢s del pollo?
El editorial de El PA?S del pasado 30 de agosto titulado El engorde del pollo se iniciaba con el aumento del ¨ªndice de precios correspondiente al mes de julio y terminaba con los fabulosos beneficios de la especulaci¨®n que se hab¨ªan podido producir con la compra de ma¨ªz y otros cereales. El pollo y el encarecimiento de su carne estaban por medio. En resumen, engorde de los monopolistas de empresas multimillonarias. La Asociaci¨®n Espa?ola de Comercio Exterior de Cereales (AECEC) no est¨¢ de acuerdo con la tesis que mantiene este peri¨®dico en el citado art¨ªculo editorial.La asociaci¨®n nos env¨ªa una amplia nota para aclarar principalmente dos temas. El primero, en relaci¨®n con las importaciones masivas de ma¨ªz de Estados Unidos, de la anterior cosecha, y del que este diario daba como precio en origen alrededor de las 13 pesetas/kilogramo. Seg¨²n los datos de nuestros comunicantes, como consecuencia de las campa?as de comercializaci¨®n, al llegar al 1 de marzo de 1986, fecha de puesta en vigor de los nuevos precios agr¨ªcolas comunitarios, los precios m¨ªnimos de entrada se situaban muy cerca de las 28 pesetas/ kilogramo. Y en su aclaraci¨®n a?aden: "Desde el 1 de marzo hasta el pasado mes de julio los ma¨ªces americanos viejos han estado sometidos a los correspondientes gastos internos de financiaci¨®n, almacenaje, entradas, salidas de almac¨¦n. Reduciendo, por consiguiente, tambi¨¦n, la cuesti¨®n a sus t¨¦rminos mas elementales, por lo cual los beneficios multimillonarios que se?ala el editorial no existen".
En otro de sus comentarios la AECEC se?ala que el precio de los pollos es, de manera directa, una consecuencia del aumento del precio de la materia prima m¨¢s importante en su alimentaci¨®n, el ma¨ªz; aumento que se origina en los nuevos precios de la CE y no puede l¨ªcitamente achacarse a maniobras especulativas, corno su editorial da a entender". Sobre este tema la secci¨®n editorial del peri¨®dico argumenta: "El ma¨ªz fue vendido en el mercado interior a un precio, situado entre el de entrada y el de la CEE, gracias a lo cual las compa?¨ªas realizaron sustanciosos beneficios que no alcanzaron, sin embargo, los que hab¨ªan previsto al dise?ar la especulaci¨®n. Obviamente, es muy dif¨ªcil establecer la cuant¨ªa exacta de los mismos; la lonja de cereales de Barcelona los estima en 5.000 millones de pesetas brutas".
La redacci¨®n del editorial parece dar pie para pensar que, aunque no se dice textualmente, los beneficios de las compa?¨ªas importadoras ascendieron a la diferencia entre el precio internacional y el precio interior, mientras que en realidad el beneficio se centr¨® en la diferencia entre el precio de entrada (precio internacional m¨¢s derecho regulador) y el de venta.
Por ¨²ltimo, la AECEC considera muy simplista la opini¨®n que EL PA?S expresa sobre los monopolios de estas compa?¨ªas y afirma: "La competencia a que las empresas importadoras est¨¢n sometidas, tanto entre s¨ª mismas como en su diaria comercializaci¨®n de los cereales, como con cualquier suministrador de granos de la Comunidad, har¨ªa abortar de ra¨ªz cualquier supuesto monopolio de hecho". Punto este al que los editorialistas del peri¨®dico contestan con breves datos: "Las cuatro primeras empresas del sector, Sesostris, Trans¨¢frica, Continental y Cindasa, estrechamente ligadas a empresas multinacionales, importaron en 1985 el 83% del ma¨ªz que lleg¨® a Espa?a. La cifra alcanza el 98%. si se a?aden las dos siguientes empresas. Las cuatro empresas citadas importaron el 91 % de la cantidad total correspondiente al mes de febrero de este a?o, que es el mes en que las importaciones y especulaci¨®n alcanzaron su punto ¨¢lgido".
Recibos del Canal
En la secci¨®n de Madrid del pasado 10 de julio, a cuatro columnas, se ofrec¨ªa una informaci¨®n titulada: "El Canal cobr¨®, por error, un recibo de agua de 40.000 pesetas". Sin embargo, en la primera l¨ªnea de la cr¨®nica firmada por A. M. se afirmaba: "EL Canal de Isabel II intent¨® cobrar a un usuario una factura por consumo de agua aplic¨¢ndole la subida vigente desde el 1 de abril a los tres trimestres anteriores...", y se?alaba en la entradilla de la informaci¨®n que "el usuario reclam¨® y el Canal ha atendido su reclamaci¨®n". En la ampliaci¨®n del relato, mientras se insist¨ªa en que "la oficina de usuarios del Canal rectific¨® el error", se a?ad¨ªa: "Ahora el usuario est¨¢ a la espera de que el Canal le devuelva el dinero cobrado de m¨¢s".
La noticia, confusa y contradictoria, motiv¨® una carta del gabinete de prensa del Canal de Isabel II, firmada por Rodrigo V¨¢zquez Prada y Grande, quien se?ala, con raz¨®n, que el Canal no cobr¨® la citada cantidad y, por tanto, el usuario no pod¨ªa estar a la espera de ning¨²n dinero. Y subraya V¨¢zquez Prada: "El Canal de Isabel II es el ¨²nico servicio p¨²blico de Madrid que no carga directamente sus facturas en las cuentas bancarias de sus abonados. Se les notifica la facturaci¨®n, les da un plazo de 15 d¨ªas para efectuar el pago y, por tanto, para formular las reclamaciones oportunas que estimen si observan alg¨²n error".
El final de las pel¨ªculas
Francisco J. Serrano es un lector que nos escribe desde Madrid para protestar contra los redactores que elaboran la informaci¨®n de Televisi¨®n. Exagera al considerar "tropel¨ªa" que el peri¨®dico publique el argumento, con su final incluido, en la informaci¨®n sobre las pel¨ªculas antes de proyectarse por la peque?a
pantalla. Pero son respetables sus consideraciones cuando nos menciona como ejemplos la pel¨ªcula Mar¨ªa Zef, programada el 3 de agosto pasado, que en El Pa¨ªs Semanal de ese mismo d¨ªa se anunciaba, entre otras cosas, con esta frase: "...que acabar¨¢n en un espantoso crimen llevado a cabo por Mar¨ªa Zef". Ese crimen tiene lugar exactamente en la ¨²ltima escena de la pel¨ªcula. En la misma secci¨®n del suplemento dominical se menciona la pel¨ªcula El otro se?or Klein y la sinopsis acaba: "...ser¨¢ el que pague las consecuencias de la feroz represi¨®n". Como as¨ª ocurri¨®.
Otros ejemplos paralelos aparecidos en EL PA?S pod¨ªamos a?adir a los contados por el lector. Este tema, algunas veces discutido en reuniones de redacci¨®n, no parece aguantar ning¨²n debate para la mayor¨ªa de los lectores que est¨¢n de acuerdo en que es preferible no conocer el final de las pel¨ªculas, sobre todo de las de intriga.
El redactor jefe de El Pa¨ªs Semanal, Daniel Gavela, asume la cr¨ªtica del lector y ofrece, como responsable de estas p¨¢ginas, su opini¨®n sobre el tema: "Creemos que el argumento de las pel¨ªculas es una informaci¨®n ¨²til para el lector, pero no hay un inter¨¦s especial en contar el desenlace. Lo que suede es que en ocasiones no es f¨¢cil desarrollar el argumento sin destapar un poco el final. En ese caso es l¨®gica la queja de quienes centran en el desenlace su inter¨¦s por una pel¨ªcula, pero tambi¨¦n es cierto que un filme puede seguir siendo interesante a pesar de que se conozca qui¨¦n es el asesino. De todas formas, procuraremos en el futuro destapar menos el gui¨®n".
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.