Atrapados entre acero y hormig¨®n
Los bidones trasladados y recubiertos de nuevo en el cementerio nuclear cordob¨¦s de El Cabril, a causa de la humedad, contienen en su interior residuos radiactivos s¨®lidos de baja y media actividad.Los residuos proceden de hospitales, industrias o instalaciones experimentales que han empleado is¨®topos radiactivos en Espa?a, a partir de 1961, y que han sido procesados -o, en todo caso, recogidos- por la Junta de Energ¨ªa Nuclear.
Estos desechos consisten en guantes, material e instrumental radiol¨®gico y sustancias que han sufrido contaminaci¨®n radiactiva escasa pero de efectos duraderos. Su poder contaminante puede durar entre varios minutos y hasta 100 a?os, aproximadamente, para los casos de menor y de mayor actividad.
El traslado se inici¨® en noviembre de 1985. Se ha hecho desde una antigua mina de feldespato y pegmatita hasta dos silos de hormig¨®n instalados en la superficie. A partir de su reacondicionamiento han sido revestidos con una capa de hormig¨®n de siete cent¨ªmetros de espesor, contenida a su vez en una chapa de acero de dos mil¨ªmetros de secci¨®n.
Clave numerada
Cada bid¨®n, pintado de negro, lleva una clave, la fecha de su dep¨®sito o la de su reacondicionamiento, en letras blancas. Permanecen en el primer m¨®dulo o silo exterior 4.247 unidades; 978, en el tercer m¨®dulo, y 735 m¨¢s en la Mina Beta, asegura Ignacio Alonso, director de la planta.
Los accesos a los m¨®dulos donde se encuentran los bidones est¨¢n electrificados sobre un suelo aislado con pintura, para evitar los efectos del agua o la humedad. Se realizan mediciones constantes sobre los factores ambientales,
Unas 50 personas, de ellas dos mujeres, trabajan en este cementerio de residuos radiactivos. Veintid¨®s de estas personas realizan trabajos profesionalmente expuestos a riesgos derivados del tratamiento de los bidones de residuos, por lo que perciben un plus que un operario cifra en unas 4.000 pesetas al mes.
Estos residuos s¨®lidos, de baja y media actividad, no presentan grandes peligros potenciales, seg¨²n algunos especialistas consultados.
Los verdaderamente peligrosos son los procedentes de las centrales nucleares, los combustibles radiactivos, que hasta el momento permanecen depositados en piscinas contiguas a aqu¨¦llas.
En los pr¨®ximos a?os hay que buscarles un acomodo subterr¨¢neo, lejos de las ciudades, de los terremotos y del agua. Sus efectos pueden prolongarse por encima de los 10.000 a?os.
?En qu¨¦ lengua o con qu¨¦ signos se puede explicar a los hombres que pueblen entonces nuestro Planeta que en tal paraje se encuentran sustancias capaces de aniquilar la vida? ?ste es otro de los problemas, no el menor, con el cual topan los responsables de la energ¨ªa nuclear.
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