La demagogia de los hechos
La realidad es m¨¢s tozuda que las ideas, demuestra el ?autor, que aporta datos para explicar que en Espa?a existe el despido libre y que, adem¨¢s, se despide mucho. Entre los a?os 1980 y 1985 se ha despedido en Espa?a a m¨¢s de dos millones de trabajadores, ya sea mediante procedimientos individuales o mediante procedimientos colectivos. En este segundo art¨ªculo de una serie de tres, el dirigente de la UGT aborda tambi¨¦n lo que cuesta el despido en Espa?a.
?Es realmente tan r¨ªgido como se! dice nuestro sistema de contrataci¨®n y de despido? Veamos lo que hay. En materia de despido, las cifras son tan contundentes come) impresionantes, tal como puede apreciarse en el cuadro adjunto. En Espa?a, como hemos se?alado, hay despido libre, y adem¨¢s se despide mucho. En seis a?os, los que van desde 1980 hasta 1985, han sido despedidos ?2.128.889 trabajadores!, ya sea mediante procedimientos individuales, ya sea mediante procedimientos colectivos.Estos ¨²ltimos, los ya c¨¦lebres expedientes de crisis o de regulaci¨®n de empleo, funcionan de manera extraordinariamente fluida: el 60% se pacta entre el empresario y los trabajadores, y se aprueba, por tanto, autom¨¢ticamente; pero, en todo caso, el 93% de los expedientes que se presentan (y que comprenden al 95% de los trabajadores afectados) es aprobado por la autoridad laboral, sean o no pactados.
Es importante se?alar que el tr¨¢mite del expediente de regulaci¨®n de empleo se ha establecido ¨²nica y exclusivamente para evitar la arbitrariedad, para conceder garant¨ªas jur¨ªdicas a los trabajadores de un pa¨ªs donde la baja tasa de sindicaci¨®n implica una desprotecci¨®n mayor que la de otros de nuestro entorno. En cualquier caso, esa necesidad de control, ese af¨¢n de los sindicatos por recabar informaci¨®n acerca de las causas de la crisis tiene pleno fundamento si se tiene en cuenta un dato cuya sola enunciaci¨®n produce cierto escalofr¨ªo: los trabajadores despedidos que ronden los 50 a?os probablemente puede que no vuelvan a encontrar empleo en lo que les resta de vida laboral.
Pero como todos saben, hecha la ley, hecha la trampa, y a los grandes males se les han encontrado grandes remedios. Porque para eludir cualquier control por los sindicatos o por la autoridad laboral est¨¢n tambi¨¦n las famosas conciliaciones ante el Instituto de Mediaci¨®n, Arbitraje y Conciliaci¨®n (IMAC), uno de los pocos tr¨¢mites administrativos que funcionan con una celeridad notable.
Se trata de un sencillo procedimiento que no dura m¨¢s de 20 d¨ªas, y de su extraordinario uso dan cuenta las propias estad¨ªsticas: 1.023.893 trabajadores despedidos en el per¨ªodo se?alado.
Con algunas excepciones, que sin duda hay, en ese mill¨®n de personas est¨¢ parcialmente reflejado el proceso brutal de ajuste de nuestra econom¨ªa, y surge de ¨¦l que cientos de empresas, sectores enteros de producci¨®n, han realizado reconversiones mediante el sistema de goteo, sin someterse a control alguno y sin explicar absolutamente nada. Es esta una de las caras de la econom¨ªa de mercado sobre la que existe poco inter¨¦s en debatir.
Por otra parte, al hacer referencia a la cuesti¨®n de la flexibilidad en el despido, no puede dejarse de lado, porque est¨¢ ¨ªntimamente vinculado con ella, el enorme desarrollo que en los ¨²ltimos a?os ha tenido, en algunos casos con acuerdo sindical, la contrataci¨®n por tiempo determinado en nuestro pa¨ªs, donde, como dijo el presidente de CEOE el d¨ªa de la firma del AES, es la m¨¢s amplia de Europa.
La contrataci¨®n por tiempo determinado incluye una gran variedad de contratos: en pr¨¢cticas, para la formaci¨®n, a tiempo parcial (es posible contratar a una persona por un tercio de la jornada y por un per¨ªodo determinado), eventual, interino, por lanzamiento de nueva actividad, como medida de fomento del empleo, por obra o servicio determinado... Un sistema de contrataci¨®n a la carta que tiene como com¨²n denominador que, al finalizar el per¨ªodo establecido, la relaci¨®n laboral finaliza sin m¨¢s tr¨¢mite.
Y asegurando un despido libre que es adem¨¢s, salvo en el caso de fomento del empleo y de fijos de obra de la construcci¨®n, gratuito.
Estos contratos presentan algunas singularidades. Como el contrato por nueva actividad, por ejemplo, que permite que en un mismo puesto de trabajo, y por per¨ªodos de seis meses, puedan rotar hasta seis trabajadores diferentes en el plazo de tres a?os.
Pero la amplitud no se refiere s¨®lo a la contrataci¨®n referida porque nuestra inflexible legislaci¨®n da lugar tambi¨¦n a determinadas situaciones cuya consecuencia final ha sido precarizar extraordinariamente el mundo del trabajo.
1. As¨ª, est¨¢ el caso de los trabajadores fijos discontinuos, llamados tambi¨¦n de temporada o temporeros, legalmente fijos, pero sujetos a contrataci¨®n cada a?o durante seis meses, o cinco, o uno. O a no ser contratados en absoluto.
2. ?Y qu¨¦ decir de los trabajadores aut¨®nomos, cada vez m¨¢s numerosos, que realizan tareas (reparto de cerveza, de bebidas refrescantes, en el sector de la construcci¨®n, etc¨¦tera) tradicionalmente desempe?adas por fijos?
Muchas reestructuraciones de empresas han consistido en convertir trabajadores fijos en aut¨®nomos vinculados por contratos mercantiles, y fuera, por tanto, de la legislaci¨®n laboral.
Asistencialismo proempresarial
Esta cuesti¨®n del despido, de su coste y de su capacidad para inhibir el poder creador del riesgo del empresariado, tampoco puede desligarse de las ayudas que reciben las empresas para crear empleo. Por no incluir lo que reciben para reestructurarse y reflotarse. Antes hac¨ªa referencia a lo destinado a sanear al portaestandarte de la iniciativa privada, la banca. Tales ayudas forman parte, sin duda, de la expansi¨®n del libre juego del mercado.
Pues bien, en este pa¨ªs, donde algunos sectores tanto critican la protecci¨®n y asistencia social, lo que realmente ha crecido de manera espectacular es el asistencialismo p¨²blico hacia los empresarios.
As¨ª, por ejemplo, el contrato en pr¨¢cticas tiene una bonificaci¨®n en la cuota empresarial a la Seguridad Social del 75% en el contrato para la formaci¨®n, la bonificaci¨®n es del 90% para empresas de m¨¢s de 24 trabajadores y llega a convertirse en exenci¨®n total en las de menos de 25 trabajadores. Ello estar¨ªa bien si realmente hicieran pr¨¢cticas o recibieran formaci¨®n. Pero en muchos casos no es as¨ª: pura y simplemente cubren un puesto normal de trabajo.
Las ayudas a la contrataci¨®n se suman y superponen: fondo de solidaridad, zona de urgente reindustrializaci¨®n, subvenci¨®n de la comunidad aut¨®noma. Y a ello hay que a?adir las exenciones y bonificaciones fiscales, etc¨¦tera. No parece exagerado afirmar que un puesto de trabajo nuevo puede estar subvencionado en un 75%, y que en algunos casos hasta se puede hacer negocio contratando trabajadores subvencionados por encima de su coste. No hay estad¨ªsticas para generalizar, pero amortizar el despido del padre con el trabajo subvencionado del hijo puede ser una buena operaci¨®n. O tambi¨¦n cambiar de raz¨®n social y domicilio para reconvertirse en empresa nueva y acogerse a las ayudas.
Tienen raz¨®n los empresarios -y los dem¨¢s - que est¨¢n preocupados por la cita europea. No es menos cierto, sin embargo, que empresarios y pol¨ªticos europeos est¨¢n, a su vez, preocupados por el dumping social, por el que algunos parecen dispuestos a apostar como v¨ªa competitiva para nuestro pa¨ªs.
Lo que cuesta el despido
Nos hemos preguntado antes sobre el coste del despido en nuestro pa¨ªs, y sobre esto existen determinadas cuestiones sobre las que me propongo llamar la atenci¨®n, dado que no me parece convincente que la causa de los tres millones de parados que tenemos sea el coste del despido.
Para empezar hay que decir que en los supuestos de regulaci¨®n de empleo, la indemnizaci¨®n es de 20 d¨ªas de salario por a?o de antig¨¹edad, y no resulta admisible remitirse a cantidades mayores establecidas para otros supuestos.
Pero es que adem¨¢s, en las empresas de menos de 25 trabajadores -el 94% de las existentes en nuestro pa¨ªs-, la indemnizaci¨®n a cargo del empresario es de 12 d¨ªas de salario por a?o de antig¨¹edad del trabajador, ya que los ocho d¨ªas restantes los paga el Fondo de Garant¨ªa Salarial, fondo que tiene un multimillonario d¨¦ficit a cargo de los Presupuestos Generales del Estado. Francamente, cuesta creer que el pago de este tipo de indemnizaciones pueda causar la ruina de alg¨²n empresario.
Es cierto que la indemnizaci¨®n en los casos de despido improcedente es de 45 d¨ªas por a?o, pero el empresario que los abona lo hace porque elude un procedimiento al que la ley le autoriza o porque quiere desprenderse de un trabajador sin causa justificada.
Y luego est¨¢n los contratos de duraci¨®n determinada, donde, salNo excepciones, la extinci¨®n del contrato es gratuita.
En esto, como en todo, hay que tener rigor. Si se pretende comparar la situaci¨®n de nuestro pa¨ªs con la de otros de la Europa comunitaria no es correcto mirar ¨²nica y exclusivamente la legislaci¨®n sobre el despido: comp¨¢rese tambi¨¦n qu¨¦ prestaci¨®n por desempleo tiene un trabajador espa?ol en relaci¨®n, por ejemplo, con un belga; cu¨¢nto tardar¨¢ un espa?ol en encontrar trabajo y cu¨¢nto un dan¨¦s; qu¨¦ reconversi¨®n profesional le van a suministar a un alem¨¢n occidental y qu¨¦ puede esperar en este sentido un compatriota nuestro; qu¨¦ salario percibe cada uno, y tantas otras cuestiones como ¨¦stas.
es secretario confederal de UGT.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.