Las estad¨ªsticas del coraz¨®n
El fil¨®sofo Javier S¨¢daba reclamaba recientemente en estas p¨¢ginas a su colega Fernando Savater que dijera "toda la verdad" cuando escribiera sobre la situaci¨®n que atraviesa actualmente Euskadi, tema que fue abordado por el ¨²ltimo en el art¨ªculo titulado Guerra en la paz. Savater recoge aqu¨ª el reto y explica su concepto de verdad aplicado a lo que pasa en el Pa¨ªs Vasco.
Hay una copla afor¨ªstica de Antonio Machado con la que discrepo profundamente, si me lo permite Alfonso Guerra (y en tal disidencia me apoya Juan de Mairena; recu¨¦rdese el dialoguillo entre Agamen¨®n y su porquero); es aquella que dice: "No tu verdad, la Verdad: y ven conmigo a buscarla. / La tuya, gu¨¢rdatela". Me es m¨¢s f¨¢cil creer en tu verdad, mi verdad o las verdades de vuesas mercedes que avenirme a aceptar la existencia de una Verdad ¨²nica, aunque sea ignota, que recoja todas las dem¨¢s, aboli¨¦ndolas. De modo que me interesa mucho la verdad de Javier S¨¢daba, precisamente porque es la suya, y no la verdad entera y verdadera, lo mismo que a ¨¦l le ha interesado la m¨ªa lo suficiente para tener la bondad de querer discutirla conmigo en estas columnas. Y es que la verdad, por parcial y subjetiva que sea, ha de resignarse a jugar al claroscuro con lo falso pero sin renunciar a dejar all¨ª su huella; tal como las suelas de las sandalias que llevaban las hetairas griegas imprim¨ªan sobre el polvo del camino las letras seductoras de su s¨ªgueme.Javier S¨¢daba quiere que discutamos a fondo, y yo comparto con toda mi alma ese deseo, no por af¨¢n pol¨¦mico esta vez, sino porque a ¨¦l y a m¨ª nos va mucho en lo que importe a las tierras y gentes que amamos. Y tambi¨¦n porque se trata de lo que debe ser, cuesti¨®n ¨¦sta que como aficionados a la reflexi¨®n ¨¦tica a ambos nos interesa. Pero despu¨¦s de leer su art¨ªculo me he dado cuenta de que estamos todav¨ªa en los proleg¨®menos de ese di¨¢logo necesario, en el debate de sus condiciones de posibilidad, por hablar kantianamente. Yo no voy a intentar en esta aportaci¨®n m¨ªa m¨¢s que se?alarle aquellos aspectos de su discurso que se me hacen m¨¢s infranqueables, para que me ayude a vadearlos y lleguemos a una palestra com¨²n en la que confrontar opiniones y criterios.Como primer paso, se me hacen un poco dif¨ªciles de comprender los peligros a los que se refiere al rozar con sus opiniones el seto de la legalidad constitucional, supongo que por tratar cuestiones de autogobierno, soberan¨ªa o, aunque no lo mencione, independencia. O al hablar de "la existencia de cuerpos militarizados con la correspondiente opci¨®n de derecho o prederecho de un pueblo", punto central que s¨®lo puede tocarse "levemente, como de puntillas", y sobre el cual, por lo visto, no decimos una palabra ni yo ni nadie. No seamos m¨¢s alarmistas de lo estrictamente necesario, por favor. Crean lo que crean algunos -y ¨¦sos no van a preocuparnos ahora ni a J. S. ni a m¨ª-, el esp¨ªritu constitucional es la regulaci¨®n racional de diferencias en un ¨¢mbito corn¨²n, y, por tanto, la Constituci¨®n no es un monumento intangible, sino el veh¨ªculo perfectible de tina convivencia conflictiva pero pac¨ªfica. Si es oportuno y com¨²nmente deseado modificarla, puede hacerse. Y en ninguna parte se proh¨ªbe discutir los presupuestos de una eventual modificaci¨®n a los ciudadanos interesados en ello.Refer¨¦ndumPor eso en este pa¨ªs puede hablarse y escribirse de socialismo, comunismo, rep¨²blica o de autogobierno e independencia de Euskadi, por ejemplo. Lo hacen todos los d¨ªas diversos inedios de comunicaci¨®n y grupos pol¨ªticos y personas privadas, sin incomodidades demasiado dram¨¢ticas, aunque desde luego en muchas ocasiones no con tantas f¨¢cilidades como las que J. S. o yo podemos encontrar en este peri¨®dico. Sobre el tema concreto de Euskalherria y el derecho a un refer¨¦ndum de independencia, yo mismo he hablado en varias ocasiones, aunque quiz¨¢ me haya pasado aqu¨ª como en otras cosas: que por haber tratado ciertas cuestiones antes que otros se preocuparan de ellas les he dado el gusto de descubrirlas por s¨ª mismos, un poco m¨¢s tarde...Lo del cuerpo militarizado que ejerce coacci¨®n sobre las opciones del pueblo (vasco en esta ocasi¨®n), si se refiere a los llamados poderes f¨¢cticos espa?olistas, lo he le¨ªdo durante a?os en Egin y Punto y hora de Euskalherria: luego dir¨¦ una palabra al respecto. Si se refiere, como bien pudiera y debiera, a ETA, no creo que hayan faltado las denuncias de tal intento dictatorial, entre ellas las m¨ªas y quiz¨¢ ma?ana las de Javier S¨¢daba. Respecto a estas ¨²ltimas denuncias, cuando he le¨ªdo a J. S. deplorar la falta de actitudes gallardas y los escamoteos medrosos me he sentido profundamente hermanado, hasta advertir que ¨¦l se refiere a Madrid, y yo esos rasgos los hab¨ªa advertido en Euskadi, que es donde suelo vivir.Otra dificultad para nuestro di¨¢logo, y de las grandes, es el conocimiento de lo que quieren los vascos, la mayor¨ªa de los vascos o el pueblo vasco (los comunicados de ETA suelen hablar del Pueblo Trabajador Vasco, todo con may¨²sculas: a los vagos nos deja fuera) que tiene J. S. y que yo no poseo. "Yo me he referido siempre -me advierte- a un pueblo en general...". ?C¨®mo lo logra? Miro a mi alrededor y veo numerosas opciones distintas, vascos de opiniones a¨²n m¨¢s diversas de lo que puedan serlo las de Javier y las m¨ªas; ¨²ltimamente ¨¦ramos pocos y pari¨® el PNV... Pero nada, que ¨¦l sigue teniendo hilo directo con el pueblo en general o con la mayor¨ªa.Y no creo que sea por aplicar ese m¨¦todo t¨ªpico de alg¨²n abencerraje de los que tanto abundan por lo que establece que tal o cual cosa es lo que quiere el pueblo vasco, y lo prueba asegurando que quien no quiera tal o cual cosa no pertenece al pueblo vasco. Corr¨ªgeme si me equivoco, pues siempre has estado m¨¢s fuerte en l¨®gica que yo, pero sospecho cierta falacia en tal razonamiento. Me recuerda, con el debido respeto, aquella respuesta de Blas Pi?ar que o¨ª hace a?os en una entrevista.El c¨¦lebre notario asegur¨® que "el 90% de la poblaci¨®n espa?ola estaba con Franco", y cuando el entrevistador arguy¨® suavemente: "Pero seg¨²n las estad¨ªsticas...", el se?or Pi?ar zanj¨® con ret¨®rico br¨ªo: "A m¨ª s¨®lo me interesan las estad¨ªsticas del coraz¨®n". Francamente, creo que este tipo de estad¨ªsticas abundan demasiado en Euskadi: tienen de malo que no hay dato concreto imaginable que pueda desmentirlas.
Pero vamos a lo esencial seg¨²n J. S., "el rechazo de una reformatransici¨®n forzada y la conciencia de su soberan¨ªa" o, si se prefiere, "las peticiones de soberan¨ªa nacional y el rechazo de un modelo de Estado que otros han admitido pero ellos no". En cuanto al rechazo de la transici¨®n, supongo que no se deber¨¢ a. que la mayor¨ªa de los vascos -tal como ETA Militar- prefiriesen el mantenimiento de un r¨¦gimen como el anterior. Abstenerse en el refer¨¦ndum constitucional no supone semejante cosa: yo tambi¨¦n me abstuve, no por disconformidad con el esp¨ªritu de la Constituci¨®n, sino porque aspectos de su letra no me gustaban ni me gustan.Supongo que no todos los vascos que se abstuvieron lo har¨ªan por las mismas razones que yo, y en todo caso tal abstenci¨®n no tiene m¨¢s peso democr¨¢tico que la aceptaci¨®n mayoritaria del estatuto de autonom¨ªa, con el que se acataba sin lugar a dudas un modelo de Estado. ?Se trata esta ¨²ltima de una de esas votaciones cuya libertad cuestiona J. S. en su art¨ªculo? Seamos serios: toda votaci¨®n pol¨ªtica se hace por miedo; por miedo a lo que ocurrir¨¢ si no se vota, a la simple imposici¨®n sin trabas ni mediaciones, a la necesidad de la lucha a muerte y a quienes suelen ganar en tales luchas. Al mismo S¨¢daba le parece oportuno un refer¨¦ndum sobre la soberan¨ªa en Euskadi, que no ser¨¢ -salga lo que salga- m¨¢s que otra cuestionable votaci¨®n m¨¢s.De tal soberan¨ªa o conciencia de soberan¨ªa dir¨¦ una palabra ahora. Los vascos tienen conciencia de soberan¨ªa, en primer lugar porque forman parte de un Estado soberano, el ¨²nico al que han pertenecido desde que hubo Estados nacionales en Europa. Las razones de tal pertenencia son complejas, pero desde luego trascienden a las imposiciones de la Guardia Civil. Ahora bien, quiz¨¢ tal situaci¨®n deba ser modificada. Quiz¨¢ sea oportuno un refer¨¦ndum, y yo lo he defendido desde hace tiempo: en Quebec, por ejemplo, fue mano de santo. Pero ?cu¨¢l ser¨¢ la pregunta que haya de hacerse? Preguntar a los vascos si quieren ser soberanos es como preguntarles si quieren ser justos y ben¨¦ficos; tampoco se les podr¨¢ preguntar si quieren ser espa?oles, porque ya lo son, ni si quieren ser vascos, porque tambi¨¦n lo son, sino si quieren otra cosa nueva, o dejar de ser una de las dos que son, o ser ambas de otra manera diferente. No parece, en cualquier caso, algo que pueda improvisarse repentinamente, ni tampoco ser¨¢ f¨¢cil determinar qui¨¦n ha de hacer la consulta: ?se har¨¢ desde Madrid?, ?la plantear¨¢ el Gobierno aut¨®nomo?, ?dejaremos que la plantee ETA, para que as¨ª no se enfade desde el comienzo y deba esperar a los resultados? Sobre todas estas enormes minucias -como dir¨ªa Chesterton- me gustar¨ªa conocer la opini¨®n de Javier S¨¢daba.
Pacifistas de decorado
Una ¨²ltima palabra sobre los pacifistas de decorado y sobre eso de que medios abominables no estropean la raz¨®n de la causa a que sirven. Opino, como Camus, que "en pol¨ªtica son los medios los que legitiman a los fines".
Aun as¨ª, me niego a comparar la bomba del palestino -nacido en un campo de concentraci¨®n, privado de sus territorios, sin recursos de ning¨²n tipo- con la bomba del etarra al que la conciencia nacional le ha borrado todas las otras formas de conciencia. Decir que para un pacifista, antimilitarista o quien sea, no puede haber violencia leg¨ªtima es caer en un interesado angelismo pol¨ªtico: precisamente la lucha por legitimar cada vez m¨¢s estrictamente la violencia es el camino de su reducci¨®n y su sustituci¨®n por otras v¨ªas de acuerdo.
Y una ¨²ltima pregunta, ¨¦sta s¨ª que esencial para m¨ª. No dudo que Javier S¨¢daba est¨¢ dispuesto a dar todos sus bienes muebles e inmuebles porque no haya m¨¢s muertos, pero ?considera de veras que si los sigue habiendo es por culpa del Estado opresor centralista y nada m¨¢s? ?Considera que la conciencia nacional est¨¢ tan oprimida, la pobre, en el Pa¨ªs Vasco como para tener licencia para matar? ?Cree que ETA no tiene m¨¢s remedio que seguir matando a quienes se oponen a ella, a quienes disienten, a quienes se van de sus filas, a quienes la critican, y que la culpa es de los dem¨¢s por oponerse, disentir, irse o criticar un modelo de Estado tan radiante y una conciencia nacional tan limpia y noble como la que ETA propone? En cuanto me despeje estas dudas y dificultades seguiremos hablando.
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