La ocultaci¨®n de incompatibilidades m¨¦dicas

La historia del doctor Sanjurjo, que trabaj¨® durante 12 a?os en el madrile?o Hospital Penitenciario de Carabanchel y al que se aplicaron las incompatibilidades m¨¦dicas, lo que motiv¨® numerosas protestas de los presos, ha tenido abundante eco en EL PA?S. El domingo 14 de septiembre, el redactor de la secci¨®n local Jes¨²s de las Heras publicaba una amplia informaci¨®n, en la que el doctor contaba sus desventuras y calificaba de "injusta" la forma en que se le aplicaba la incompatibilidad. El doctor reconoc¨ªa que, adem¨¢s de m¨¦dico de dicho hospital, ejerc¨ªa como m¨¦dico adjunto del Hospital Central de la Cruz Roja. Al d¨ªa siguiente, 15 de septiembre, en la ¨²ltima p¨¢gina, de nuevo el periodista volv¨ªa a recoger el lado humano del tema, y ofrec¨ªa a los lectores un perfil de Jorge Sanjurjo Navarro. Poco m¨¢s a?ad¨ªa a lo publicado horas antes, si bien. se insist¨ªa en que el caso pod¨ªa resolverse con una indemnizaci¨®n.D¨ªas m¨¢s tarde, en la secci¨®n de Sociedad, se publicaba una informaci¨®n, firmada por EL PA?S, con el dato de que la Administraci¨®n hab¨ªa localizado a 400 m¨¦dicos que no hicieron la declaraci¨®n de incompatibilidades, a pesar de estar obligados a ello. En el art¨ªculo volv¨ªa a aparecer la menci¨®n al doctor Sanjurjo, y se se?alaba que "ten¨ªa cuatro puestos en la sanidad p¨²blica, en los que te¨®ricamente trabajaba durante 90 horas semanales y por los que percib¨ªa 600.000 pesetas al mes".

El defensor de los lectores se puso en contacto telef¨®nico con el doctor Sanjurjo, quien se disculp¨® correctamente: "No quiero seguir insistiendo sobre esta cuesti¨®n. Yo pienso que el tema de las incompatibilidades est¨¢ mal llevado por parte de la Administraci¨®n, pero realmente lo que no deseo es polemizar". Nos asegur¨® que en ese momento no ten¨ªa tiempo para seguir la conversaci¨®n, y termin¨® pidi¨¦ndonos el n¨²mero de tel¨¦fono y las horas mejores para localizarnos. Desde el mi¨¦rcoles pasado no hemos recibido su llamada.

Por su parte, el Ministerio de Sanidad y Consumo, a trav¨¦s de la asesora del ministro para temas de comunicaci¨®n, Carmen Arredondo, nos envi¨® un informe donde aparecen los datos del expediente administrativo de Jorge Sanjurjo desde 1975, en el que se se?ala que "el 7 de abril de 1986, la Inspecci¨®n General de Servicios del Ministerio de Presidencia dict¨® una resoluci¨®n acordando el pase del se?or Sanjurjo a la situaci¨®n de excedencia voluntaria. Dicha resoluci¨®n es consecuencia, seg¨²n se desprende de sus propios t¨¦rminos, de que el interesado, incumpliendo lo previsto en la disposici¨®n transitoria 31, apartado 2, de la Ley 53/1984, de Incompatibilidades, no opt¨® dentro del plazo por uno de los cuatro puestos de trabajo del sector p¨²blico que a la saz¨®n ven¨ªa desempe?ando: m¨¦dico adjunto de traumatolog¨ªa del Hospital Central de la Cruz Roja, m¨¦dico del Ayuntamiento de Madrid, m¨¦dico del Hospital Penitenciario y ayudante de traumatolog¨ªa del Insalud. En fecha 30 de junio de 1986 cesa efectivamente en el Hospital Penitenciario por pase a excedencia voluntaria. Las retribuciones como funcionario del Cuerpo Facultativo del Hospital Penitenciario correspondientes al mes de mayo pasado ascienden a un total de 154.497 pesetas ¨ªntegras. Su servicio en esa fecha se distribu¨ªa de la siguiente manera: lunes y viernes, de 16.00 a 19.00; mi¨¦rcoles y jueves, de 17.00 a 20.00; s¨¢bados, visita a enfermos ingresados; martes, quir¨®fano. Cruz Roja: de 8.00 a 15.00, de lunes a viernes. Ayuntamiento: domingos, 24 horas, y festivos, 24 horas, alternos. Insalud: de 17.00 a 19.30, de lunes a viernes".

Consultado el redactor Jes¨²s de las Heras sobre las dos primeras informaciones incompletas, al no haber recabado del Ministerio de Sanidad datos sobre este caso, reconoci¨® que no lo comprob¨® "por coincidir con un fin de semana en que me fue imposible localizar a ning¨²n responsable a nivel oficial. Yo resalt¨¦ en mis reportajes el matiz humano de los reclusos, que no quer¨ªan que se les quitase a este m¨¦dico".

Adjetivos err¨®neos

Un lector, Juan L¨®pez P¨¦rez, escribe desde Madrid sin muchas esperanzas de que nos hagamos eco de sus indicaciones. Sin embargo, el tema, por reiterado, necesita de publicidad para intentar conseguir que no se repita. La cuesti¨®n es: ?cu¨¢ndo en las informaciones se debe calificar a las personas de culpables, supuestos o presuntos?

Los ejemplos de nuestro comunicante son claros. En la primera p¨¢gina del d¨ªa 29 de julio se titulaba a dos columnas: "Francia entrega a la polic¨ªa espa?ola a otro supuesto militante de ETA". En el texto se lee "el presunto etarra", refiri¨¦ndose a Jose Luis Artola, que hab¨ªa sido condenado a ocho a?os de prisi¨®n por colaboraci¨®n con bandas armadas y estaba reclamado por la justicia por incumplimiento de condena. Al d¨ªa siguiente, tambi¨¦n en primera p¨¢gina del peri¨®dico, se informa: "La pol¨ªc¨ªa francesa det¨ªene a 11 miembros de Iparretarrak". En esta ocasi¨®n los detenidos son considerados miembros de la citada organizaci¨®n terrorista. A las pocas horas, tres de los detenidos estaban en libertad sin cargos.

El Libro de Estilo de EL PA?S no deja lugar a dudas sobre el tema: "Nadie es culpable de algo mientras no medie sentencia firme de un tribunal. Debe cuidarse este aspecto, se?alando que los detenidos son s¨®lo 'presuntos culpables', 'sospechosos' o (cuando se les haya abierto sumario) 'acusados' de algo".