La opini¨®n p¨²blica norteamericana cree que Reagan ha cedido ante su entrevista con Gorbachov

?Gana o pierde Estados Unidos al aceptar Ronald Reagan acudir a Islandia para entrevistarse con Mijail Gorbachov? ?sta es la pregunta que se hace! la opini¨®n p¨²blica, sorprendida por el efectista anuncio de una cumbre a la que no se le quiere llamar tal y tras el canje efectivo, por mucho que quiera disfrazarse, de Daniloff por Zajarov. La gente, como si se tratara de un partido de b¨¦isbol, quiere conocer c¨®mo va el marcador y qui¨¦n de los dos grandes pesta?e¨® primero. No hay una respuesta un¨¢nime, pero una impresi¨®n dominante, defendida por pesos pesados como Henry Kissinger, dice que Reagan ha cedido en cuestiones de principio y que su aceptaci¨®n de la precumbre es apresurada y, puede ser peligrosa para los intereses norteamericanos.

Fuentes de la Administraci¨®n norteamericana dijeron ayer que Reagan ha aceptado acudir a Reikiavik, con ciertas dudas, para salvar la genuina cumbre que quiere celebrar en Estados Unidos con el l¨ªder sovi¨¦tico. La Casa Blanca, seg¨²n estas fuentes, s¨®lo dio luz verde al viaje tras convencerse de que Mijail Gorbachov no ir¨ªa a Washington sin antes recibir alg¨²n tipo de seguridades de que los dos grandes pueden firmar un acuerdo sobre alg¨²n aspecto significativo del control de armamentos. El secretario general del PCUS no est¨¢ dispuesto a repetir otra cumbre al estilo de la mantenida en Ginebra en noviembre de 1985, donde Reagan domin¨® la agenda y no se comprometi¨® a nada."Gorbachov no quiere venir aqu¨ª a menos que tenga un claro sentimiento de que va a salir bien parado y va a quedar bien. Ahora no tiene esa certeza. Necesita saber que se va a firmar algo cuando los sovi¨¦ticos vengan a Washington", explic¨® un funcionario de la Administraci¨®n ?de Reagan. Si esta idea es correcta, el presidente estar¨ªa siendo arrastrado por Gorbachov a su terreno, y aparece aceptando una precondici¨®n para la cumbre, la firma de alg¨²n tiempo de tratado o acuerdo, algo a lo que en principio repetidamente se hab¨ªa negado Washington.Pagar en exceso,

Para Brent Scowcroft, ex consejero de Seguridad Nacional de Gerald Ford, "la Administraci¨®n no lo ha hecho muy bien. Parece que est¨¢ dispuesta a pagar mucho por la cumbre, quiz¨¢ hasta el punto de prometer suficiente en materia de control de armamentos para convencer a Gorbachov de que su segundo encuentro no ser¨¢ vac¨ªo". Si no es as¨ª, los observadores se?alan el peligro de que el l¨ªder sovi¨¦tico declare fracasada la reuni¨®n de Islandia, culpando de ella a la inflexibilidad de EE UU.

Por su parte, la Casa Blanca apuesta por que las dotes de Reagan como gran comunicador le hagan salir intacto del duelo en la remota Reikiavik o incluso victorioso, como el norteamericano Bobby Fischer, que en 1972 le gan¨® una hist¨®rica partida de ajedrez al sovi¨¦tico Boris Spassky en esta remota ciudad del Atl¨¢ntico norte. Para el presidente norLeamericano, el encuentro de Reikiavik es un riesgo calculado. Se produce en plena campa?a electoral (el 4 de noviembre se renueva el Congreso), en la que Reagan se juega el control del Senado por los republicanos, lo que dejar¨ªa al presidente en una delicada situaci¨®n pol¨ªtica en los dos ¨²ltimos a?os de su mandato. Un ¨¦xito en Islandia, no firmar nada y no comprometerse al menos p¨²blicamente, pero s¨ª conseguir anunciar el 12 de octubre la fecha para la cumbre en Estados Unidos, posiblemente antes de final de a?o, tendr¨ªa un efecto positivo para la popularidad y la pol¨ªtica del presidente.

La aceptaci¨®n de volar a Reikiavik tiene un fuerte componente de pol¨ªtica interna. La Administraci¨®n ya la utiliz¨® ayer para pedir al Senado que acepte el veto presidencial a las sanciones econ¨®micas del Congreso contra Sur¨¢frica. En caso contrario, lo que parece lo m¨¢s probable, Reagan acudir¨ªa a Islandia debilitado en sus discusiones con Gorbachov, advirti¨® ayer George Shultz en un ¨²ltimo intento de evitar que el Senado revoque hoy el veto presidencial. Al mantener viva la esperanza de que es posible un acuerdo sobre control de armamentos, Reagan tambi¨¦n consigue que el Congreso se piense dos veces los l¨ªmites que ha puesto al presupuesto de defensa en especial a los fondos para la guerra de las galaxias, que, en opini¨®n de la Casa Blanca, "atar¨ªan las manos" del presidente en un momento clave de la negociaciori Este-Oeste.

En la guerra de los esp¨ªas, Reagan, que hace s¨®lo 48 horas hab¨ªa dicho que "ellos pesta?earon primero", afirm¨® ayer, m¨¢s prudentemente: "No deb¨ªa haberlo dicho".

Estados Unidos ha cedido en el principio de no cambiar a un ?nocente periodista por un esp¨ªa. Lo ha hecho en la pr¨¢ctica y ha sentado un peligroso precedente, aunque ha a?adido al canje al disidente Orlov. Pero, en cualquier caso, es menos de lo que Kennedy, en 1964, y Carter, en 1978, consiguie.ron de Mosc¨² en incidentes similares. En la pol¨¦mica por los esp¨ªas sovi¨¦ticos en la ONU, que Washington quiere expulsar, tampoco ha obtenido una satisfacci¨®n rotunda, aceptando un compromiso.