Browne hace enmudecer
El rock no es s¨®lo marcha. A menudo se confunde como una forma id¨®nea para el j¨²bilo desenfrenado, el simple desahogo o la enajenaci¨®n m¨¢xima de una audiencia. Se olvida as¨ª cualquier otro sentido placentero del rock, como la escucha atenta de los sonidos dist¨ªntos en las canciones Jackson Browne, un escritor, un m¨²sico, pero principalmente un cantante, debi¨® sorprenderse en su primera actuaci¨®n espa?ola. Los espectadores cantaron, palmearon y se enmudecieron. Casi nunca sucede en las ceremonias rockeras, pero el p¨²blico guard¨® un silencio voluntario en varias fases de este recital, emotivo, brillante e inaudito.No es ni Bob Dylan, ni Bruce Springsteen. Jackson Browne vive, se alimenta y crea musicalmente en otra dimensi¨®n diferente, original y poderosa, gracias a las facultades de su voz que le facilita componer piezasa partir de guitarra y piano en la misma proporci¨®n. Y en directo, su repertorio requiere m¨¢s la percepci¨®n que el sobresalto, el deleite que la fogosidad visceral de los conciertos de rock ordinarios. Se precisa por ello que el recinto sea apropiado y el Palacio de Deportes no lo es. Apareci¨® al son de cuatro guitarras que interpretaban el riff magistral de Boulevard y prob¨® ya desde el primer momento que sus m¨²sicos, por vers¨¢tiles, iban a tocar cuanto se les antojase. Fue parco en palabras de presentaci¨®n y generoso en baladas que altern¨® con temas m¨¢s r¨ªtmicos. Running on empty, For America, Lawyers in love, composiciones relativamente conocidas aqu¨ª animaron mientras For everyman, Late for the sky -una canci¨®n que suena repentinamente en una secuencia de la pel¨ªcula Taxi driver- o la m¨¢s reciente In the shape of a heart relajaron y entusiasmaron.
Concierto de Jackson Browne
Jackson Browne, guitarra el¨¦ctrica y ac¨²stica y piano; Doug Haywood, teclados, guitarra, saxo y coros; Scott Thurston, teclados, guitarra y coros; Bob Glaub, bajo; lan Wallace, bater¨ªa, y Kelvin Dukes, guitarra solista.Palacio de Deportes de la Comunidad de Madrid, 14 de octubre.
Browne y su banda volvieron en varias ocasiones al escenario. The load-out, unida al popular¨ªsimo Stay, logr¨® la mayor acogida. Todo acab¨® con Browne en solitario con la guitarra ac¨²stica, y una balada de Little Steve en favor de la causa latinoamericana. Un concierto como ¨¦ste dignifica, prestigia a quien lo organiza por su riesgo, pero sobre todo a quienes lo pagan.
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