Los profesionales, a punto de entrar en la familia ol¨ªmpica
El 22 de abril de 19861 no fue un buen d¨ªa para Juan. Antonio Samaranch, presidente del Comit¨¦ Ol¨ªmpico Internacional (COI). Su proyecto de crear un nuevo c¨®digo del atleta, una apertura a¨²n mayor del movimiento ol¨ªmpico hacia el profesionalismo, qued¨® abortado.Ahora queda abierta la inc,¨®gnita de c¨²ando volver¨¢ a replantearse el tema del profesionalismo en el deporte ol¨ªmpico. De momento, se ha creado una comisi¨®n de estudio, a la espera de que remita el temporal de protestas levantado en los pa¨ªses del Este y del Tercer Mundo. Para los primeros, la entrada de los proflesionales occidentales en el olimpismo da?ar¨ªa el privilegio de sus profesionales militares y de sus profesores de educaci¨®n f¨ªsica. Para los segundos, con penurias econ¨®micas y sin profesionalismo, la medida supondr¨ªa desnivelar definitivamente en su contra la balanza mundial del potencial deportivo.
Ante el futuro, descartado ya que Se¨²l 88 vea un mayor profesionalismo declarado en los Juegos Ol¨ªmpicos, queda por comprobar si Barcelona 92 ser¨¢ el momento oportuno. La realidad es que la situaci¨®n actual, por ejemplo, era impensable hace 15 a?os. En los juegos de Sappciro, en 1,972, no se dej¨® participar al austriaco Karl Schranz por haber hecho publicidad.
La marcha hacia el profesionalismo parece imparable en Europa y Am¨¦rica del Norte, y todo parece depender de que se encuentre un momento adecuado y una forma discreta para efectuar el replanteamiento. Para Se¨²l mismo ya se plantea la participaci¨®n de bastantes figuras en el tenis, con el objeto de evitar que las pruebas de este deporte se conviertan en un torneo menor, algo que no quieren ni el COI ni la federaci¨®n internacional.
En c¨ªrculos ol¨ªmpicos se cree que la soluci¨®n llegar¨¢ por el camino de los atletas autorizados en las respectivas federaciones internacionales de cada deporte. La forma de que estos deportistas participen en los Juegos Ol¨ªmpicos parece factible que sea a partir de que, con ese motivo, las grandes figuras profesionales abran una especie de tregua en su carrera millonaria y acepten participar en dichas pruebas s¨®lo por honor de su. pa¨ªs. La compensaci¨®n a los pa¨ªses del Este no podr¨¢ ser otra que diplom¨¢tica. A Estados Unidos se le han dado garant¨ªas de que no se perjudicar¨¢ a sus ligas profesionales. Y a los pa¨ªses tercermundistas, se les ha ofrecido dinero para que mejoren y silencien este gran cambio.
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