Andreas Vollenweider, im¨¢genes y sonidos de la revoluci¨®n del arpa

La tienda de libros y discos Rizzoli, de Nueva York, consigui¨® vender en 1982 la inusual cifra de 10.000 copias de un mismo disco. Simplemente utiliz¨¢ndolo como m¨²sica ambiental, los vendedores de Rizzoli lograron que una especie desconocida de locura colectiva se apoderara de los visitantes. El motivo de tan repentina pasi¨®n ten¨ªa nombre europeo: Andreas Vollenweider, y su obra Behind the gardens... un disco donde el arpa era el protagonista central.

El arpa, instrumento b¨ªblico que ya aparece representado en manos del rey David, es uno de los artilugios musicales que menor evoluci¨®n ha tenido desde el comienzo de su utilizaci¨®n hasta nuestros d¨ªas. Tradicionalmente utilizado como instrumento solista, su repertorio se centraba casi exclusivamente en la m¨²sica medieval, renacentista, y la de los cl¨¢sicos rom¨¢nticos (Berlioz, Wagner, Mahler, Elgar). Por supuesto, estaba totalmente apartado de otro tipo de manifestaciones m¨¢s cercanas a los tiempos que corren como pueda ser la m¨²sica-moderna-m¨¢s-o-menos-pop; hasta que apareci¨® Andreas Vollenweider.En una primera aproximaci¨®n, parece insensato calificar la m¨²sica para arpa como potencialmente atractiva para un p¨²blico no elitista. Sin embargo, con una sabia mezcla de experimentaci¨®n y comercialidad, ¨¦ste es el reto que parece haber superado nuestro personaje. Andreas Vollenweider, nacido en Suiza hace 33 a?os, cumplidos el d¨ªa 4 de este mes, ha desarrollado una concepci¨®n totalmente innovadora de las posibilidades que el arpa puede ofrecer a los amantes de la m¨²sica de nuestro tiempo. Tras el reciente e inesperado fallecimiento de la tambi¨¦n innovadora Dorothy Ashby, ¨²nica arpista de jazz, que dej¨® como legado p¨®stumo su excelente intervenci¨®n en The source, ¨²ltimo disco del japon¨¦s Osamu Kitajima, Vollenweider ha quedado moment¨¢neamente solo en la b¨²squeda de nuevas posibilidades para este instrumento.

Desde 1972 a 1978, Vollenweider perteneci¨® a un grupo llamado Poes¨ªa y M¨²sica, en el que tocaba la flauta, el piano, la guitarra y el saxo. Con ellos dio m¨¢s de 500 conciertos por toda Europa al tiempo que compon¨ªa scores para m¨¢s de 50 pel¨ªculas y series de televisi¨®n continentales En 1980 se produjo el salto definitivo: A kind of suite, su primer trabajo con el arpa ya como fijura estelar. Desde entonces, la labor de investigaci¨®n de nuevos sonidos desarrollada por Vollenweider para este instrumento ha sido incansable.

Su ¨²ltimo disco, Down to the Moon, es la quinta muestra de que la imaginaci¨®n es capaz de superar las aprior¨ªsticas dificultades de este instrumento. Clon un arpa ligeramente modificada en su mec¨¢nica y acoplada a diversos medios electr¨®nicos (un conglomerado que ¨¦l llama arpa electroac¨²stica), la capacidad de sorprender de Vollenweider parece ilimitada.

Influencias ¨¦tnicas

M¨²ltiples adjetivos, como pop descafeinado, o ese conglomerado de nuevas propuestas conocido como new age music, o simplemente m¨²sica ambiental o muzak, han intentado definir la l¨ªnea musical de Vollenweider. Down to the Moon presenta una oferta m¨¢s vasta que la de discos anteriores; las influencias ¨¦tnicas se suceden. Instrumentos aut¨®ctonos de Asia, ?frica y Latinoam¨¦rica aparecen envueltos en los diferentes ambientes que Vollenweider va creando.Obteniendo fraseos que podr¨ªan ser de una guitarra ac¨²stica, Vollenweider envuelve y matiza cada uno de los sonidos de su instrumento, obteniendo resultados claramente identificables con el pop y dif¨ªcilmente indiferentes a la audiencia. Sus cuatro discos anteriores, los ya citados A kind of suite y Behind the gardens..., y los m¨¢s reciertes Caverna m¨¢gica y White winds, ya le han otorgado el favor de p¨²blicos tan ortodoxos como el japon¨¦s y la audiencia culta estadounidense y del norte de Europa. Down to the Moon se codea, adem¨¢s, en las listas americanas de pop con producciones convencionales sin el menor rubor y est¨¢ en lo m¨¢s alto de la lista de jazz de la prestigiosa revista musical Bilboard.

Las im¨¢genes musicales de Andreas Vollenweider, dir¨ªgidas a un p¨²blico ansioso de algo nuevo, caminan hacia una progresiva implantaci¨®n en Espa?a, ayudadas por un generoso trato de su discogr¨¢fica, que, animada por los m¨¢s de cinco millones de ejemplares que lleva vendidos fuera de Espa?a, ha permitido ver editados sus cuatro ¨²ltimos discos en nuestro pa¨ªs.

La tradicional invasi¨®n de sonidos de moda har¨¢ que los t¨ªrnidos intentos de implantaci¨®n de las nuevas m¨²sicas en estos pagos, pasen a ser una ofensiva del producto que ya est¨¢ triunfando en Estados Unidos.