Mantequilla y horror

Mis felicitaciones a TVE, secci¨®n de cine. El s¨¢bado 11 de octubre se ensay¨® -con ¨¦xito- durante, mediante y a trav¨¦s de la proyecci¨®n segmentada de Con la muerte en los talones uno de los procedimientos m¨¢s contundentes de arruinar la visi¨®n de una pel¨ªcula. No es mucho imaginar el que, en breve, se estudie en las escuelas de cinematograf¨ªa y en los manuales de narratividad, estructuralismo, funcionalismo y semi¨®tica de la imagen, etc¨¦tera, los efectos que produce en el espectador el hecho de cortar una de las mejores secuencias de la historia del cine, y, por supuesto, el mejor cortometraje -me refiero a la peripecia de Roger O. Thornill tirado en un punto indefinido en la carretera 41, entre Chicago e Indian¨¢polis, a las 15.30, exactamente en el plano n¨²mero 35, e insertar inmediatamente un anuncio de mantequillas. Si fue premeditado el ensayo urge el que se publiquen los resultados obtenidos y se eval¨²e la reacci¨®n de la audiencia. Estoy convencido de que hasta al propio Hitchcock le fascinar¨ªa esta demora a?adida al crecimento del suspense; incluso se puede tomar como una vuelta de tuerca en la cualidad abstracta de la genial secuencia: un espejismo publicitario, una alucinaci¨®n de Thornill en medio del desierto. La quintaesencia de la perplejidad tanto para el protagonista como para los espectadores. Mantequilla en medio del horror. Sublime.-