Manifestaciones en el laberinto vasco

EL CONSEJO Nacional del PNV ha convocado para el pr¨®ximo s¨¢bado, d¨ªa en que se cumplir¨¢n siete a?os de la aprobaci¨®n por la mayor¨ªa del pueblo vasco del Estatuto de Guernica, una manifestaci¨®n, en Vitoria, en protesta por el secuestro de Lucio Aguinagalde, veterano militante de dicho partido que ETA retiene en su poder desde el pasado d¨ªa 16. El mismo s¨¢bado tendr¨¢ lugar en Bilbao una manifestaci¨®n convocada por Herri Batasuna en favor de la negociaci¨®n entre ETA y el Estado. Dicha demostraci¨®n hab¨ªa sido prohibida por el gobernador civil de Vizcaya, pero los tribunales han anulado la prohibici¨®n. Portavoces de HB han pedido al PNV que traslade a otra fecha su concentraci¨®n de Vitoria, dado que "este tipo de coincidencias contribuye a crear un clima de crispaci¨®n, que desde HB queremos a toda costa evitar". Si bien se mira, la crispaci¨®n del PNV y la manifestaci¨®n misma es muy f¨¢cil de ser evitada: basta con que ETA libere de inmediato a Aguinagalde.El lema de la manifestaci¨®n convocada por el PNV constituye un severo alegato contra la degradaci¨®n de ETA: "Lucio, gudari encarcelado por Franco, secuestrado por ETA". Aguinagalde padeci¨® presidio por haberse enfrentado, a la dictadura y est¨¢ ahora prisionero de ETA por haber resistido a la exigencia de los terroristas de satisfacer el impuesto revolucionario, eufemismo que designa la pr¨¢ctica mafiosa de obtener fondos con los que financiar nuevos secuestros o atentados.

La iniciativa de la direcci¨®n del PNV, a la que se han sumado otros partidos, es elogiable, sobre todo cuando en Euskadi ha dejado de ser novedad esa particular forma de pasividad moral consistente en que cada cual llore exclusivamente a los suyos mientras contempla impasible las v¨ªctimas producidas en el campo vecino. Hace unos d¨ªas la direcci¨®n del PNV anunci¨® que no participar¨ªa en el homenaje a Yoyes, impulsado fundamentalmente por Euskadiko Ezkerra, pero a?adiendo que tampoco lo har¨ªa en la manifestaci¨®n de HB por la negociaci¨®n con ETA. Por su parte, Jon Id¨ªgoras estimaba conveniente que el PNV renunciase, "para evitar crispaciones", a su manifestaci¨®n por la liberaci¨®n de Aguinagalde, pero no consideraba la posibilidad de contribuir a esa ausencia de crispaci¨®n pidiendo a ETA que libere al industrial vitoriano sin mediar un rescate. Hace unos meses, el mismo dirigente de la coalici¨®n abertzale, que consideraba que el asesinato de cinco guardias civiles en Madrid era un episodio que no ten¨ªa por qu¨¦ interferir en la din¨¢mica negociadora por entonces ensayada por el PNV, consideraba que la deportaci¨®n de un dirigente de ETA a un pa¨ªs africano constitu¨ªa un grave atentado contra esa din¨¢mica.

El PSOE, por su parte, pretendi¨®, mediante el gobernador civil, oponerse a la manifestaci¨®n convocada por HB, del mismo modo que se opuso antes, contra sucesivas sentencias de los tribunales, a la legalizaci¨®n de dicho partido. La estrategia de los socialistas sobre esta cuesti¨®n parece dictada antes por la pasi¨®n que por la prudencia pol¨ªtica. El objetivo de aislar a los violentos no pasa por la marginaci¨®n de los sectores, fundamentalmente juveniles, que siguen las consignas de HB y le dan su voto, sino por el intento de conseguir la integraci¨®n de esos sectores en la normalidad de la vida democr¨¢tica y en las instituciones emanadas de la voluntad popular. El hecho de que ese partido haya recurrido ante los tribunales contra la prohibici¨®n gubernativa, y que el abogado recurrente, Txema Montero, declarara que su partido aceptar¨ªa la sentencia de los tribunales, cualquiera que ¨¦sta fuera, indica una moderada pero significativa evoluci¨®n de sectores del nacionalismo radical que merece ser tenida en cuenta.