El Papa
Con motivo del acontecimiento, Radio Nacional de Espa?a se ech¨® ayer ma?ana a la calle paria preguntar a las gentes qu¨¦ pedir¨ªan a Pilar Mir¨®.Cada peat¨®n se dirig¨ªa en esos momentos a las tareas que suelen hacerse por las ma?anas, pero les parec¨ªa muy natural que una locutora les retuviera unos momentos para que expresaran p¨²blicamente sus deseos. A la locutora tambi¨¦n le parec¨ªa muy natural lo que estaba haciendo.
Sin demasiada reflexi¨®n, el talante de la encuesta evocaba las ocasiones solemnes en que, con motivo de algunos congresos eucar¨ªsticos, se izaba a una virgen de prestigio y alg¨²n obispo emocionado estimulaba a los fieles para que solicitaran favores. Estas escenas de car¨¢cter reverencial han dado siempre una idea muy precisa de a qu¨¦ punto este mundo es una reuni¨®n de desamparados y de qu¨¦ modo no se puede seguir adelante sin la ayuda de los santos. Experiencias similares se han registrado tambi¨¦n en otros momentos de la historia, siempre que la humanidad tuvo la dicha de presentarse ante un emperador para solicitarle ciertas gracias, fueran referidas a hechos de justicia, de enfermedad o ajustes que mejoraran la vida dom¨¦stica.
La nueva directora de RTVE. -como todos sus predecesores- se encuentra expuesta a esta clase de esperanzas y s¨²plicas de las gentes. Ella se establece en Prado del Rey y, poseyendo el mando omn¨ªmodo del medio de informaci¨®n, formaci¨®n y entretenimiento m¨¢s poderoso, los telespectadores tienden a contemplarla como a un t¨®tem. Todo el desproporcionado inter¨¦s que convoca el mundo de la televisi¨®n, la obsesiva verificaci¨®n de sus virtudes e ignominias, su fastidiosa presencia, viene impulsada por esa implacable visi¨®n que al ciudadano le sugiere la idea de que s¨®lo hay un Dios y una sola salvaci¨®n posible. En medio de la diversidad profana, la televisi¨®n es sagrada y una. Fatal, total. En consecuencia, en la calle, pocas cosas se parecen tanto a un cambio en la c¨²pula de RTVE como la proclamaci¨®n del Papa.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.