La po¨¦tica de Baudelaire

Dado el corto conocimiento entre nosotros de la personalidad de Henri Dutilleux, ofrec¨ªa mucho atractivo el monogr¨¢fico anunciado por la Sinf¨®nica de RTVE, que deb¨ªa dirigir Tabachnik. Pero las cosas se torcieron, el director suizo tuvo un accidente y lo reemplaz¨® el franc¨¦s Jacques Mercier (Metz, 1945).Con todo su conocimiento de la m¨²sica actual, el programa, no pudo quedar en pie y cay¨® lo m¨¢s novedoso en Madrid: Timbre, espacio, movimiento. Volvi¨® en su lugar Dafnis y Cloe, de Ravel, y Dutilleux tuvo tan s¨®lo medio monogr¨¢fico en el que se incluyeron Met¨¢bolas y Tout un monde lointain, con el violonchelista Lluis Claret de solista.

Met¨¢bolas prolonga los perfiles del compositor, fuertemente apuntados en la Primera sinfon¨ªa (1951) y confirmados con exuberante inteligencia en la Sinfon¨ªa n¨²mero 2, 1959.

Estos pentagramas son quiz¨¢ los m¨¢s bellos e identificativos que haya provocado el universo de Baudelaire, que Dutilleux transfigura en su "mundo lejano" con una hermosura que, como quer¨ªa el poeta, "es algo un tanto vago que deja espacio para la conjetura".

Otro gran baudelaireano, el poeta Luis Cernuda (¨¦l mismo transfigurado ahora en m¨²sica por Jos¨¦ Luis Turina en su Premio Reina Soria), se refiere a. la perdurabilidad de Las flores del mal conseguida "al considerar cada instante de su existir como si en ¨¦l pudiera encerrarse el momento supernatural que esconde al misterio, ya que su tarea es desentra?ar a ¨¦ste y, haci¨¦ndolo suyo, revelarlo".

El protagonismo de la voz violonchel¨ªstica tom¨® en Llu¨ªs Claret acentos de ¨ªntima belleza, aprision¨® lo fugitivo, orden¨® "lo l¨¢nguido y casi muerto" que el compositor recogi¨® fielmente en los "abismos de una olorosa arboleda" instrumental. En Todo un mundo lejano, m¨¢s que austeridad de medios, campea su m¨¢s inteligente empleo en un discurso en el que parece no sobrar ni faltar ni una nota.