Bomba por la ma?ana y manifestaci¨®n a la tarde
EL GOBERNADOR militar de San Sebasti¨¢n, su esposa y su hijo de 16 a?os han sido las nuevas v¨ªctimas mortales de ETA. Junto a ellos, 14 personas m¨¢s, entre ellas un ni?o de dos a?os, han resultado heridas, algunas de extrema gravedad. Esta vez, una bomba depositada sobre el techo del coche del general, cuando se encontraba detenido en un sem¨¢foro, ha causado el salvaje destrozo de cuerpos en pleno centro de la capital donostiarra. En ese mismo d¨ªa se celebraba el s¨¦ptimo aniversario de la aprobaci¨®n del Estatuto de Autonom¨ªa de Guernica y se hab¨ªan convocado dos manifestaciones, una por el PNV para pedir la liberaci¨®n de Lucio Aguinagalde, secuestrado el pasado 15 de octubre, y otra patrocinada por Herri Batasuna requiriendo al Gobierno para negociar con los terroristas. Pero hay m¨¢s, los asesinatos se perpetran cuando en la normalidad del funcionamiento del Estado democr¨¢tico el Gobierno leg¨ªtimo procede a relevos en los niveles directivos de los cuerpos de seguridad y las Fuerzas Armadas. Quienes asesinaban ayer por la ma?ana en San Sebasti¨¢n pretend¨ªan tambi¨¦n vanamente fomentar reacciones ileg¨ªtimas que acosaran la estabilidad del sistema de libertades.En las hip¨®tesis del Ministerio del Interior se encontraba la previsi¨®n de que a la campa?a en pro de la negociaci¨®n que hab¨ªa emprendido Herri Batasuna se publicaran manifiestos y se organizaran manifestaciones p¨²blicas con la culminaci¨®n de: alg¨²n atentado importante en la capital de Espa?a. La matanza se ha producido en San Sebasti¨¢n y no en Madrid, pero poco importa a los, efectos de confirmar las t¨¢cticas del fanatismo pol¨ªtico en sinton¨ªa Con el trabajo de los asesinos. Establecer el imperio del terror, y, a partir de ah¨ª, fundar una negociaci¨®n parecen ser las dos etapas en el proceso que se han fijado los terroristas y sus ep¨ªgonos. Todo el horror y la sangre acumulada en la primera fase actuar¨ªa como patrimonio, en la segunda, al sentarse a la mesa de tina futura negociaci¨®n. No entienden los terroristas, sumidos en el v¨¦rtigo de su abyecci¨®n, que tras cada uno de sus cr¨ªmenes asolan la sociedad en donde buscan establecerse. No han de entender, puesto que su inspiraci¨®n letal se lo impide, que su infamia secuestra d¨ªa a d¨ªa la libertad del pueblo vasco y que en su misma acci¨®n inhumana est¨¢ inscrita la clase de gobierno que podr¨ªan amparar si alguna vez llegaran a negociar algo para el pueblo vasco. Sea cual sea la ret¨®rica con la que presenten sus prop¨®sitos, sus fines y su cumplimiento est¨¢n ya indeleblemente te?idos con el talante criminal de unos medios en los que se han profesionalizado.
El laberinto en que est¨¢ sumido el Pa¨ªs Vasco, en v¨ªsperas de unas elecciones tan inciertas en sus resultados como delicadas para el equilibrio pol¨ªtico en Euskadi, puede agravarse con este elemento de terror que inyecta ETA. Sin duda, en la pretensi¨®n del desconcierto y el caos se inspiran sus matanzas. Pero, a la vez, la sucesiva aportaci¨®n de veneno social que introduce ETA ha de provocar un movimiento que la a¨ªsle en su misma repugnancia. Adem¨¢s de la bomba que caus¨® muertos y heridos en San Sebastian, en el mismo d¨ªa estall¨® una bomba en Ordizia, el pueblo de Yoyes, y otras dos en Vitoria, donde se celebraba la convocatoria del PNV. Los terroristas muestran as¨ª la violencia a toda raz¨®n que no sea la suya, a toda opci¨®n que no controlen, a todo ser vivo que desee una convivencia pac¨ªfica con grupos que no sean id¨¦nticos. Matar a quienes disienten, secuestrar a quienes no se pliegan a sus extorsiones econ¨®micas, destrozar familias en funci¨®n de su dictadura es la barbarie con la que dise?an su pol¨ªtica.
Los hechos del d¨ªa de ayer muestran, por otra parte, que constituye todo un sarcasmo practicar el asesinato por la ma?ana y enrolarse por la tarde en manifestaciones para pedir negociaciones que pongan fin a esta espiral de terror y repugnancia que singulariza hoy por hoy la vida pol¨ªtica del Pa¨ªs Vasco. Quienes realizan este doble juego -la matanza y el supuesto debate pol¨ªtico- s¨®lo son simples mafiosos, cargados de una siniestra capacidad de simulaci¨®n. La paz y la convivencia social se construyen con los hechos. Y los hechos concluyen que los matones de ETA y sus seguidores s¨®lo persiguen la muerte. Ese conglomerado reunido en torno a Herri Batasuna puede tener alg¨²n planteamiento pol¨ªtico que contar a la sociedad espa?ola, pero el silencio ante los asesinatos de ayer impide suponer que gocen de otra condici¨®n que la de compa?eros de viaje de los matones de la bomba, el tiro y la extorsi¨®n. La sociedad vasca se merece alguna explicaci¨®n de este contradictorio comportamiento.
La nueva c¨²pula encargada de la seguridad del Estado tiene ante s¨ª un reto de complicada soluci¨®n. Los presupuestos y mecanismos de un Estado democr¨¢tico no son un inconveniente para su gesti¨®n, sino precisamente el fundamento de sus razones.
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