La nueva crisis del Oriente ¨¢rabe
LA RUPTURA de relaciones del Reino Unido con Siria abre una nueva y dif¨ªcil crisis en el Oriente ¨¢rabe; sobre todo por la reacci¨®n inmediata de Estados Unidos de retirar su embajador de Damasco, reacci¨®n que parece m¨¢s bien una simultaneidad deliberada y estudiada con antelaci¨®n. El Reino Unido ha preparado su operaci¨®n con una minuciosidad y una lentitud que forman parte de su tradicional preparaci¨®n de los sucesos internacionales, de forma que haya poca porosidad para la cr¨ªtica p¨²blica. El suceso que ha dado lugar a la acci¨®n ocurri¨® el 17 de abril; el jordano Nizar Hindawe fue detenido acusado de intento de terrorismo en unas condiciones realmente siniestras: hab¨ªa enviado a su novia -embarazada de ¨¦l- en un avi¨®n israel¨ª, cargada con una bomba de la que ella misma ignoraba su existencia. El hallazgo a tiempo impidi¨® la tragedia. Desde entonces comenz¨® un proceso judicial que ha terminado en un tribunal de Old Bailey, y por decisi¨®n de un jurado popular, con la declaraci¨®n de culpabilidad no s¨®lo del acusado, sino de la Embajada de Siria, como inductora y como c¨®mplice despu¨¦s, al intentar la protecci¨®n del terrorista frustrado. Es, pues, un tribunal, con el prestigio secular de la justicia brit¨¢nica, el que da las pruebas de la culpabilidad siria y permite al Ministerio de Asuntos Exteriores la toma de posici¨®n que parece inmediata y consecuente pero que ha necesitado seis meses de paciencia y espera -un contraste con la falta de pruebas reales o concretas en la acci¨®n que tom¨® Reagan contra Libia-, y al mismo tiempo, una entrega de esas pruebas a Estados Unidos para que las utilice como ha comenzado a hacerlo (se entiende que esto es el principio de algo que exceda lo meramente diplom¨¢tico).Siria, junto a Libia, estaban denunciadas por Reagan desde casi el principio de su mandato como naciones vicarias -fue su palabra- de la Uni¨®n Sovi¨¦tica en el frente ¨¢rabe. El tiempo transcurrido, los cambios sovi¨¦ticos, el nuevo tejido de relaciones entre Estados Unidos y la URSS, han ido cambiado este panorama y las denuncias se han transformado en la de sostenes del terrorrismo internacional. La misma URSS -y el gorbachismo- se han echado atr¨¢s en esta cuesti¨®n, aunque la URSS mantenga ahora mismo un leve apoyo verbal a Siria. No es disparatado pensar, por tanto, que se trata de una acci¨®n conjunta de Estados Unidos y el Reino Unido, y que Israel haya contribuido notablemente al suministro de datos y de nombres.
Como no lo es la idea de que los miembros de la Comunidad Europea hayan sido informados suficientemente, y antes del suceso, en la reuni¨®n del Grupo de Trevi -los 12 ministros del Interior- celebrada la semana pasada en Londres. Aun las medidas propuestas en esa reuni¨®n por Francia y el Reino Unido no han entrado en vigor -est¨¢n previstas para dentro de un a?o-; si lo estuvieran es probable que los pa¨ªses europeos tendr¨ªan que tomar medidas diplom¨¢ticas contra Siria y proceder a una expulsi¨®n masiva de sus s¨²bditos. No est¨¢ excluido que algunos pa¨ªses europeos hagan algo parecido -sobre todo Francia, que forma parte del frente de lucha duro contra el terrorismo-, aunque no con car¨¢cter obligatorio. El lunes pr¨®ximo se reunir¨¢n los doce en Luxemburgo y es posible que Francia y el Reino Unido presionen para encontrar por lo menos una declaraci¨®n verbal que avale el acto brit¨¢nico y que pueda obtener, a pesar del malestar de algunos, bastante m¨¢s apoyo que el que consigui¨® Estados Unidos con la acci¨®n militar contra Libia. Entre otras cosas, porque el Reino Unido no cesa de moverse cautelosamente dentro del terreno de la legalidad y en un momento especialmente propicio para ello.
Siria, que ha respondido con una cl¨¢sica fuga hacia adelante, acrecentando la crisis -es decir, no solamente con la medida de reciprocidad de expulsi¨®n de diplom¨¢ticos, sino cerrando su espacio a¨¦reo, naval y terrestre a los brit¨¢nicos y pidiendo solidaridad a las otras naciones ¨¢rabes, que no va a encontrar f¨¢cilmente-, alega que todo es un montaje preparado por Israel y Estados Unidos; sin embargo, la prueba conseguida por el Reino Unido parece en este caso irrebatible, o por lo menos ha sido elaborada con tal cuidado que admite muy pocas discusiones.
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