Transworld, el misterio desvelado
La sesi¨®n hab¨ªa empezado con las frases amables de costumbre. Llueve sobre Madrid y todo eso. Y de pronto, el hachazo. El secretario del consejo, Alejandro Fern¨¢ndez Sordo, anuncia que el sector espa?ol va a proponer la adopci¨®n de una serie de medidas. Primero, aumentar el n¨²mero. de consejeros. Segundo, cesar al consejero delegado de la entidad, Hans Langrier. Hans, cogido por sorpresa, insulta, amenaza. A votaci¨®n. Fern¨¢ndez Sordo, s¨ª; Jos¨¦ Joaqu¨ªn Barneto, s¨ª; Joaqu¨ªn Casas¨²s, s¨ª; Manuel Fern¨¢ndez Monreal duda, se abstiene y al final dice no. Resultado: tres votos a favor por dos en contra. Se levanta la sesi¨®n.Corr¨ªa el mes de abril de 1985. Luis G¨®mez M¨²gica, que con Jos¨¦ Ram¨®n Herrero -ex director de expansi¨®n de- la Rumasa de Ruiz-Mateos-, Javier Urbano y Emilio Ussia comparte en AGESA un despacho de asesor¨ªa de empresas, se acerc¨® un d¨ªa por el 28 de Monte Esquinza, sede de Aristos Internacional, tina -consultora montada por -Jos¨¦ Joaqu¨ªn Barneto Garc¨ªa y Joaqu¨ªn Casas¨²s L¨®pez-Hermosa, a quienes se uni¨® m¨¢s tarde el ex ministro Alejandro Fern¨¢ndez Sordo. G¨®mez M¨²gica llegaba con una misi¨®n imposible: buscar un comprador para Hispano Alemana de Construcciones, la'pesadilla de Javier Moral, a la saz¨®n director general del Patrimonio. En Aristos se encontraba aquel d¨ªa el mexicano Juan Fern¨¢ndez Montreal, a quien el consulting hab¨ªa asesorado en la compra de: las tambi¨¦n ex Rumasas Prevert y Chocolates Trapa. "Mira", le dijo Casas¨²s, "si quieres seguir comprando cosas de Rumasa, aqu¨ª te ofrecen una constructora...".
Tras las bromas de rigor, Fern¨¢ndez Monreal, tuvo una idea. "Conozco un broker alem¨¢n que vino a verme hace tiempo interes¨¢ndose por Hotasa, la divisi¨®n de hoteles de Rumasa, para unos inversores extranjeros. A lo mejor se puede hacer algo". A los tres d¨ªas, el cometa Hans W. Langner pisaba Monte Esquinza. Y 10 m¨¢s tarde volv¨ªa, a aparecer con una atractiva lista de grupos interesados en comprar Hispano Alemana. Nombres todos espectaculares: grupo Gidwitz, con sede en Chicago, una de las grandes fortunas del Estado de Illinois; grupo Rigo, con sede en Goes (Holanda) y presidido por el ingeniero P. M. Riteco, con fuertes inversiones urban¨ªsticas en Fuerteventura, cuyas promociones vend¨ªa Langner en Europa; grupo Erickson, formado en torno al arquitecto canadiense del mismo nombre; grupo Burgert, que por motivos fiscales en Suiza adopta el nombre de L. V. B. Foundation.
Al Patrimonio del Estado lleg¨® un humilde folio mecanografiado con esos extra?os grupos de inversores extranjero interesados en HASA. ?Podernos empezar a hablar?, preguntan desde Aristos. De acuerdo, responden en Alcal¨¢, 9.
Comisi¨®n para Langner
Aristos procedi¨® entonces a redactar el correspondiente contrato de prestaci¨®n de servicios, fijando una remuneraci¨®n para Aristos, otra para G¨®mez M¨²gica y, sorpresa, otra para el propio Langner, que sugiri¨® cobrar de tapadillo de las dos minutas anteriores, previamente engordadas. Para facilitar las cosas, se acord¨® crear una empresa en la que integrar tan variado grupo inversor. Se inscribe as¨ª en el registro del Estado de Delaware la sociedad Transworld Construction Inc. Y Joaqu¨ªn Casas¨²s tuvo el reflejo de crear su hom¨®nima espa?ola, la Transworld Construcci¨®n SAE, 50% propiedad de Aristos y 50%,restante en mano de Juan Fern¨¢ndez Montreal. El proyecto inicial contemplaba que cada grupo -incluido Fern¨¢ndez Montreal- ostentara el T0% de las acciones de HASA.
Langner se presentaba, pues, como un simple broker. ?C¨®mo lleg¨® a convertirse en el accionista mayoritario de HASA tras la reprivatizaci¨®n? Fulgores misteriosos del cometa. Aristos, G¨®mez M¨²gica y Fern¨¢ndez Montreal empiezan a mirarle las tripas a Hispano Alemana con dedicaci¨®n de estudiosos. De all¨ª fueron saliendo una serie de exigencias de los compradores para poner la firma a punto de caramelo. De all¨ª salieron las pol¨¦micas ayudas, con un Javier Moral ansioso por quitarse el muerto de encima y volverse a la Confederaci¨®n de Cajas de Ahorro.
A esas alturas Javier Moral quiso tomar alguna precauci¨®n y reclam¨® la presencia en Madrid de los cabeza de serie de tan flamantes grupos. El 27 de junio de 1985, en la sede del Patrimonio, Moral pudo saludar a todos, menos a Erickson. Todos saben que Erickson existe, porque sus edificios lo atestiguan, pero nadie ha visto nunca a Erickson. Todo lo m¨¢s, a su testaferro, Keith Lofler. En aquella sesi¨®n, Gerald Gidwitz, de 80 a?os, desparram¨® sobre la mesa de Moral casi una docena de memorias sobre distintos negocios de su grupo en. EE UU. Algo deslumbrante.
La primera liebre salt¨® el 30 de juio de 1985, apenas 24 horas antes de la firma del contrato de: compraventa. Los compradores; pagaban por las acciones de HASA 1.000 millones de pesetas, 100 millones al contado y el resto aplazado en siete a?os. Langner anunci¨® que, a causa de la dispersi¨®n geogr¨¢fica de los socios, no hab¨ªa podido reunir los 100 millones de pesetas para el pago al contado.
Comprar sin dinero
Casas¨²s, viendo el esc¨¢ndalo a la vuelta de la esquina y las sabrosas minutas de dos meses de trabajo en el alero, decidi¨® echar imano de la Transworld espa?ola para salir del bache y abonar los 100 millones en met¨¢lico, El d¨ªa 1 de agosto de 1985, a las23.30, se firmaba el contrato en presencia de Langner y Gidwitz y, sus socios espa?oles.
Al d¨ªa siguiente, 2 de, agosto, Riteco anuncia que se cae del grupo inversor. Y casi a continuaci¨®n los hombres de Aristos son invitados a entrar en el accionariado de HASA, casi como un parche de ¨²ltima hora. El 20%, de Riteco queda reduchc1o a un testimonial 5%, mientras el 15% restante es absorbido por la L. V. B. Foundation, que pasaba as¨ª a ostentar el paquete mayoritario en la nueva HASA. Como consejero delegado, las partes deciden colocar a Hans Langner, que parece contar con la confianza de todos. Un broker se convert¨ªa as¨ª en responsable de la sexta empresa espa?ola de la construcci¨®n.
En, realidad, Hans Langner contaba con algo m¨¢s que la confianza. Luego se supo que la, L. V. B. Foundation era una sociedad radicada en Liechtenstein de la que era fiduciario el propio Hans Langner.
El sector minoritario espa?ol sugiere la necesidad de contratar inmediatamente un director general conocedor del negocio de la construcci¨®n para sustituir al veterano Mariano A¨ªsa, un hombre que quiere cambiar de aires tras elldesgaste sufrido.
A mediados de septiembre la nueva HASA convoca su primer consejo de administraci¨®n. Como siempre, asisten Langner, los espa?oles. Los poderosos socios extranjeros nunca ' hicieron acto de presencia. En aquella primera ocasi¨®n los minoritarios fueron sorprendidos por lo que ser¨ªa ya una constante en el hacer de Langner al frente de His pano Alemana: los sue?os de grandeza. El erente, alem¨¢n anuncia la compra del edificio de Alcal¨¢, 44, propiedad del marqu¨¦s de Casa Riera. Alguien objeta el nulo encaje de la operaci¨®n dentro de los objetivos de Rumasa, pero el consejero delegado tiene el poder y quiere ejercerlo.
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