Contrastes y palimpsestos sonoros

En Cartas a G¨¦nica las palabras de Antonin Artaud en la voz de Esperanza Abad afloran, se superponen y se desvanecen como tra¨ªdas y llevadas por una apacible marea, formando una suerte de on¨ªrico palimpsesto sonoro donde se acumula una ¨ªntima tensi¨®n entre lo real y lo irreal, que se disuelve mansamente sin permitir que el sue?o llegue a tornarse pesadilla. En la obra, incluida en la sesi¨®n de apertura del festival bilba¨ªno, su autor, Jes¨²s Villa-Rojo, aplica al instrumento humano consumados saberes de infatigable explorador de procedimientos instrumentales. Amplitudes, de Claudio, Prieto, recuerda en alg¨²n aspecto al Stockhausen del Canto de los adolescentes, si bien su prop¨®sito es b¨¢sicamente dispar. El empleo de la electr¨®nica, lejos de perseguir la desnaturalizaci¨®n de la voz, es para Prieto el medio de crear una polifon¨ªa que va fluyendo sin sobresaltos.Este primer concierto del ciclo ha estado, as¨ª, caracterizado por un predominio de lo contemplativo, con un ¨²nico contrapunto en esa muestra de acci¨®n musical desenfadada que es Irrisorio pizzicato, de Rafael D¨ªaz.

Equilibrio formal

El segundo de los programas agrupaba bajo el ep¨ªgrafe Contrastes estil¨ªsticos tres composiciones para un conjunto formado por viol¨ªn, clarinete, violonchelo y piano. Partituras las tres s¨®lidamente estructuradas que, pese a la diversidad de sus planteamientos, compart¨ªan id¨¦ntica densidad de sustancia musical. A la severidad conceptual del Cuarteto de Hindemith le precedi¨® una p¨¢gina de gran aliento camer¨ªstico, el Cuarteto de Pascua, de Jos¨¦ Garc¨ªa Rom¨¢n, y el estreno absoluto de una hermosa creaci¨®n reciente de. Armando Gentilucci.?sta ¨²ltima, Le clessidre di D¨¹rer, fue escrita en 1985 con destino al Grupo LIM. Llena de una sutileza de matices que alcanzan a veces a lo "casi imperceptible", su equilibrio formal, su transparencia de l¨ªneas, su trazo firme y seguro, la vinculan con un cierto sentido cl¨¢sico, que tiene que ver con las sugerencias pl¨¢sticas reflejadas en el t¨ªtulo.

El Cuarteto de Pascua, del granadino Garc¨ªa Rom¨¢n, por su parte, es una pieza de amplias proporciones, ambiciosa en lo constructivo, que se art¨ªcula en tomo a cuatro grandes cadencias (una por instrumento) y lleva a cabo un interesante aprovechamiento de valores r¨ªtmicos y polif¨®nicos.

Decir que en buena parte de los casos las obras presentadas han sido concebidas ya desde la mente de sus creadores para sonar en los atriles del LIM da idea del rango pr¨¢cticamente definitivo de muchas de las intepretaciones escuchadas.