Las misivas recibidas
Mi carta no tiene m¨¢s objeto que agradecerle su amabilidad al recibir por tercera vez la notita correspondiente en la que usted toma buena nota de mis sugerencias, pero por problemas de espacio no puede publicar mi carta. Como colega suya, creo que la libertad de opini¨®n y el derecho a decidir sobre una publicaci¨®n o no debe respetarse, s¨®lo que, curiosamente, mis tres cartas, en las que precisamente no alababa la gesti¨®n del Ejecutivo socialista, no ten¨ªan espacio en EL PA?S. ?Qu¨¦ pasa, se?or Cebri¨¢n, que EL PA?S s¨®lo se dedica a alabar la gesti¨®n del Gobierno? Sinceramente creo que es una pena que un peri¨®dico, en sus ¨¦pocas bueno, se haya convertido en la voz oficial del Gobierno socialista.Esta carta, se?or Cebri¨¢n, no es porque est¨¦ dolida, al fin y al cabo sali¨® en dos peri¨®dicos, uno de ellos el segundo de mayor tirada, tras EL PA?S. El objetivo de la que yo les envi¨¦ no era que el ministro de Sanidad se la leyese, porque hay caminos m¨¢s cortos, el ministerio, su casa o el socialista. Lo que pretend¨ªa era reflejar que en este pa¨ªs sigue el amiguismo, y se coloca en puestos de relevancia a personas que no conocen el mundo en que se meten. Consecuencia: la mala planificaci¨®n y gesti¨®n la vamos a pagar todos al final de estos cuatro a?os. Si les envi¨¦ una carta fue por una informaci¨®n que ustedes recog¨ªan en sus p¨¢ginas, en las que el nuevo ministro de Sanidad dec¨ªa tal sarta de idioteces y reflejaba su desconocimiento en grado sumo de la realidad espa?ola, que mi indignaci¨®n lleg¨® al l¨ªmite. ?C¨®mo un ministro puede decir que la poblaci¨®n espa?ola es joven? ?Pretende de verdad planificar la sanidad aplicando estos baremos? Aunque tambi¨¦n dec¨ªa el se?or Vargas que la pol¨ªtica sanitaria ser¨ªa continuista, la sanidad en Espa?a, se?or Cebri¨¢n, funciona muy bien, y sobre todo con personas como usted, que impiden a algunos espa?oles recomendarles a los personajillos importantes que se lean antes los anuarios, aunque en este pa¨ªs dar consejos no est¨¢ bien considerado. En mi corta vida profesional, se?or Cebri¨¢n, he tenido que rectificar muchas veces porque en algunas informaciones recog¨ªa alg¨²n dato atrasado. Pero no importa, rectificar, dicen, es de sabios.
No quiero aburrirle m¨¢s, no se preocupe usted en volver a contestar mis cartas, porque no pienso mandar ninguna, desde hace tiempo ya no me compro EL PA?S; lo del otro d¨ªa fue porque un amigo me dijo que leyese la sarta de estupideces que dec¨ªa el ministro. Cr¨¦ame, se?or Cebri¨¢n, no s¨¦ si ustedes habr¨¢n notado disminuci¨®n de ventas, pero el ejemplo de Arriba, ABC, Ya o El Alc¨¢zar a lo mejor es ilustrativo. Un peri¨®dico debe ser imparcial, y un periodista, objetivo en su informaci¨®n. ?Lo son ustedes de verdad?
Mucha suerte-
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