La nueva f¨®rmula es positiva, pero todav¨ªa resulta perfeccionable
Como muestra de la voluntad de una amplia mayor¨ªa de las fuerzas pol¨ªticas, la Constituci¨®n de 1978 posibilit¨® la creaci¨®n de comunidades aut¨®nomas con ampl¨ªa autonom¨ªa pol¨ªtica y financiera. Fue una respuesta positiva a la persistente reivindicaci¨®n de las llamadas nacionalidades hist¨®ricas: Catalu?a, Pa¨ªs Vasco y Galicia Luego, el estatuto vasco incorpor¨® el modelo especial del Concierto Econ¨®mico, y fue en el estatuto catal¨¢n y la LOFCA donde se dise?¨® un marco general para la financiaci¨®n auton¨®mica de acuerdo con las teor¨ªas m¨¢s modernas de federalismo fiscal.La voluntad auton¨®mica del poder central en el per¨ªodo 1977-80 se vio truncada despu¨¦s por actitudes como las que llevaron a la LOAPA y a la iniciativa de generalizar -de forma un tanto forzada- las autonom¨ªas. A medida que se iba desarrollando el modelo de financiaci¨®n transitorio, se hicieron evidentes restricciones econ¨®micas crecientes: infravaloraci¨®n de las cargas asumidas por las comunidades transformaci¨®n del porcentaje de participaci¨®n en impuestos del Estado en un "porcentaje deslizante" (para evitar la llamada sobrefinanciaci¨®n); se pas¨® a distinguir entre "inversi¨®n de reposici¨®n" e "inversi¨®n nueva", financiando ¨¦sta con los recursos del fondo interterritorial, cuando ¨¦ste deb¨ªa fomentar exclusivamente el desarrollo regional...
En 1984, insatisfecha y conscientes de que aquel no era el sistema de financiaci¨®n transitorio que se hab¨ªa concebido al aprobar su estatuto, todas las fuerzas pol¨ªticas catalanas denunciaron el sistema, y la Generalitat pidi¨® pasar a un sistema de financiaci¨®n definitivo. Simult¨¢neamente, el Parlament encarg¨® un Libro Blanco sobre financiaci¨®n auton¨®mica, para analizar la situaci¨®n y pro poner modelos "exportables" al resto de las comunidades. Este Libro Blanco cumpli¨® su objetivo: analiz¨® los errores del sistema transitorio, ofreci¨® distintas alternativas para la autonom¨ªa financiera que garantizasen la solidaridad, y enumer¨® los m¨ªnimos que deber¨ªa cumplir un modelo de financiaci¨®n para ser aceptable como definitivo.
Entre estos requisitos indispensables figuraba la revalorizaci¨®n de las cargas asumidas; la inclusi¨®n de los gastos corrientes y de inversi¨®n en la base de c¨¢lculo de la participaci¨®n en ingresos; el establecimiento de un automatismo con garant¨ªas jur¨ªdicas en el flujo de ingresos que constituyen la financiaci¨®n b¨¢sica de las comunidades aut¨®nomas; y la reducci¨®n del Fondo de Compensaci¨®n Interterritorial al objetivo de desarrollo regional.
Con m¨¢s de un a?o de retraso, el Gobierno present¨® un primera propuesta de financiaci¨®n definitiva. Esa oferta ha sido posteriormente mejorada, incluyendo al final elementos positivos que permiten calificarla de aceptable para los pr¨®ximos a?os.
El nuevo modelo es positivo porque se desvincula, aunque sea t¨ªmidamente, del coste efectivo, e incluye en la base de c¨¢lculo de la participaci¨®n incondicionada una cuarta parte de los recursos del Fondo Interterritorial, lo que equivale a decir que se ampl¨ªa algo la autonom¨ªa en el gasto de las Comunidades Aut¨®nomas.
Por otra parte, incluye el c¨¢lculo de un porcentaje fijo de participaci¨®n en ingresos impositivos para cada comunidad aut¨®noma, lo que significa una garant¨ªa de automatismo en el flujo de recursos a sus instituciones. La misma f¨®rmula ofrece incentivos para la mejor recaudaci¨®n de los tributos cedidos y una total neutralidad ante la posible reducci¨®n de las cotizaciones a la Seguridad Social, compensada por impuestos directos o indirectos.
La propuesta a¨²n no es ni puede ser plenamente satisfactoria para Catalu?a, porque la valoraci¨®n global de los servicios sigue estando muy por debajo de la realizada para las comunidades de r¨¦gimen foral. Tampoco es satisfactoria porque las ponderaciones para el c¨¢lculo de los recursos asignables a cada comunidad no est¨¢n suficientemente justificados; porque el porcentaje de participaci¨®n es un porcentaje postizo; porque no se suprimen un mayor n¨²mero de subvenciones condicionadas -entre ellas las de educaci¨®n-, pasando sus recursos a engrosar la financiaci¨®n incondicionada; y porque las posibilidades de corresponsabiliz aci¨®n tributar¨ªa de las comunidades siguen siendo muy limitadas.
A pesar de ello, aceptamos sus aspectos fundamentales, pues deseamos aprovechar los nuevos m¨¢rgenes de autonom¨ªa que se nos ofrece y no entorpecer el desarrollo del sistema de financiaci¨®n auton¨®mica. Sin embargo, seguiremos trabajando desde Catalu?a para la consecuci¨®n a medio plazo de un sistema que ofrezca mayores garant¨ªas de autonom¨ªa financiera, de equidad fiscal vertical y horizontal, y un mayor grado de responsabilidad y transparencia fiscal.
A pesar de todo, el nuevo modelo de financiaci¨®n auton¨®mica es, aunque t¨ªmido, un paso en la direcci¨®n correcta.
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