Vicente Trueba, 'La pulga de Torrelavega' falleci¨® en Santander
Vicente Trueba, ciclista legendario de los a?os treinta, a quien Henry Desgranges, fundador del Tour, bautiz¨® como La pulga de Torrelavega, muri¨® el lunes, a los 81 a?os de edad, en una cl¨ªnica de Santander. Sus restos descansan desde ayer en el cementerio del pueblo de su mujer, la Cavada, a orillas del r¨ªo Miera.
Clemente L¨®pez D¨®riga, gran aficionado a los deportes y creador de la Vuelta a Espa?a, llev¨® a Trueba al Tour en 1933 despu¨¦s de que el min¨²sculo vaquero de Sierrapando hubiese demostrado, en temporadas anteriores, su gran clase como escalador en las pugnas provinciales, y se revelara, definitivamente, en la primavera de 1930 batiendo a todos los ases nacionales en la prueba de las Riberas del Jal¨®n. Trueba se tom¨® seriamente su puesta a punto y altern¨®, a partir de entonces, los entrenamientos entre el vel¨®dromo de Torrelavega y las malas carreteras provinciales.En su deb¨² en el Tour, a t¨ªtulo exclusivamente individual y carente de toda ayuda, Trueba termin¨® sexto en la general y se proclam¨® rey indiscutible de la monta?a. L¨®pez D¨®riga, no autorizado oficialmente para seguir la carrera, utiliz¨® trenes y coches de l¨ªnea para estar, todas las tardes, en la llegada, revisar su bicicleta y acompa?ar a su pupilo hasta el hotel. Pero en Par¨ªs fue la apoteosis. Desgranges, en L`Auto, peri¨®dico organizador, se rindi¨® a la evidencia y llam¨® al desconocido debutante La pulga de Torrelavega por la forma personal¨ªsima de atacar a sus adversarios escapados con ¨¦l. "De nuevo, como las pulgas", escrib¨ªa, "salta otra vez del pelot¨®n que, de un manotazo, lo aleja, pero vuelve a la carga una tercera, cuarta, quinta y sexta vez, la pulga contin¨²a saltando del pelot¨®n".
"Una canica"
Trueba hab¨ªa triunfado especialmente en la angosta orograf¨ªa de los Pirineos y los Alpes. Al enviado especial de Paris Soir, le dio, en el Galibier, la impresi¨®n de que "saltaba de piedra en piedra, con su peque?ez similar a una canica". En el descenso, un m¨ªtico del ciclismo europeo, Benoit-Faure, fue rebasado por el espa?ol. Aquella etapa reina result¨® una magn¨ªfica epopeya.Varias semanas despu¨¦s de haber alcanzado la gloria, con 51 kilos de peso, ocho menos que al tomar la salida, Barcelona y Madrid se le rindieron. En Santander, el 2 de agosto, la multitud aclam¨® a Vicente Trueba en la calle, y el alcalde le impuso la medalla de oro de la ciudad. Vestido con jersei blanco y acorbatado, pantalones bombachos y zapatos tambi¨¦n a la moda, el diminuto vaquero de Sierrapando sali¨® una y otra vez al balc¨®n para recibir honores populares.
Volvi¨® al a?o siguiente al Tour y consolid¨® su prestigio; sin embargo, tuvo menos suerte en las vueltas a Espa?a de los a?os 1935 y 1936, que no pudo terminar. El vendaval de la guerra puso fin, prematuramente, a su esperanzadora carrera deportiva.
Vicente Trueba hab¨ªa sufrido, hace a?os, una trombosis que le dej¨® secuelas f¨ªsicas, pero no mentales. Recientemente tuvo una reca¨ªda, y su vida comenz¨® a declinar de forma irreversible.
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