La Iglesia cubana, al habla con Castro
Los cat¨®licos intentan abrirse un hueco en la vida p¨²blica de La Habana
La jerarqu¨ªa cat¨®lica cubana y grupos de seglares intentan, desde hace tiempo, ocupar en la sociedad un lugar que les permita representar un papel m¨¢s importante y dialogar con los marxistas. Estos intentos parecen contar con el benepl¨¢cito del propio jefe del Estado, Fidel Castro. La aparici¨®n del libro Fidel y la religi¨®n, con casi un mill¨®n de ejemplares, ha hecho ironizar a algunos de sus seguidores que "Fidel se convirti¨® al catolicismo". En Cuba se especula hasta con una eventual visita del Papa. Un enviado de este diario visit¨® Cuba y trat¨® el asunto con funcionarios cat¨®licos y del r¨¦gimen.
En el edificio del arzobispado, situado en una calle de La Habana vieja, se respira el aire entre antiguo y como rancio de la iglesia. Muebles s¨®lidos de madera y suelos que parecen jaspeados por las manos de monjas hacendosas. En su despacho, que da al patio de palmeras, Carlos Manuel de C¨¦spedes, director del Secretariado General de la Conferencia Episcopal cubana y vicario general de La Habana, se r¨ªe escandalizado cuando se le habla de luna de miel entre la Iglesia y el Estado en Cuba.C¨¦spedes re¨²ne las caracter¨ªsticas adecuadas para ser animador del intento de la Iglesia cubana de salir del ostracismo. Es descendiente en l¨ªnea directa de otro Carlos Manuel de C¨¦spedes que en 1868, en Yara, lanz¨® uno de los primeros gritos por la independencia de Cuba; es un devoto de Jos¨¦ Mart¨ª y conoci¨® a Fidel Castro en los tiempos de la Universidad. No oculta C¨¦spedes una admiraci¨®n por la figura de Fidel, aunque le separen del dirigente la ideolog¨ªa marxista y el catolicismo; sin embargo, les une el sentimiento nacionalista y el esp¨ªritu martiano.
Los cat¨®licos cubanos han quedado reducidos a una minor¨ªa en los m¨¢s de 25 a?os de r¨¦gimen castrista. La mezcla con el sincretismo religioso de las creencias y supersticiones populares no fue nunca un terreno abonado para una difusi¨®n del catolicismo como en otros pa¨ªses de Am¨¦rica Latina. La mayor¨ªa de los sacerdotes proced¨ªa de la burgues¨ªa espa?ola. Muchos de ¨¦stos escogieron, como sus feligreses, el camino del exilio con la llegada de Castro al poder; otros han muerto ya.
Actualmente, el n¨²mero de aspirantes a sacerdotes ha tocado su punto m¨¢s bajo. Entre los dos, seminarios, mayor y menor, s¨®lo suman 20 j¨®venes. C¨¦spedes lamenta que los permisos para importar curas s¨®lo se reciban "con cuentagotas". "Han llegado tres carmelitas de Toro (Zamora) y unas dominicas de M¨¦xico y Per¨²". Tambi¨¦n lleg¨® hace d¨ªas la madre Teresa de Calcuta, con cuatro religiosas de su orden. La religiosa consigui¨® hace meses entrevistarse con Castro y qued¨® muy favorablemente impresionada de los puntos de vista y conocimientos del l¨ªder cubano. Su visita ha despertado algunas reticencias de funcionarios de rango medio, quienes consideran que "la monja no tiene nada que hacer aqu¨ª". "No s¨¦ c¨®mo vamos a conseguirle los desamparados, porque en Cuba eso no existe", dice uno de estos funcionarios.
Elo¨ªsa Miranda, responsable de los asuntos religiosos, en el Comit¨¦ Central del Partido Comunista de Cuba, cree que no hay un cambio de pol¨ªtica respecto a las relaciones con la Iglesia. Considera la funcionaria que la Iglesia no estaba preparada para la revoluci¨®n. "Estaba comprometida con el colonialismo. Era un clero influido desde Espa?a y por la guerra civil, muy reaccionario, que nunca se identific¨® con nuestros problemas". "Las escuelas privadas de la Iglesia se convirtieron en centro de conspiraci¨®n; y los p¨²lpitos, en tribunas antirrevolucionarias", a?ade. Reconoce Miranda que hoy en d¨ªa la situaci¨®n ha cambiado, porque "la Iglesia tiene voluntad de di¨¢logo y de insertarse en las condiciones de la sociedad socialista, y reconoce los logros de la revoluci¨®n". Esto no llega hasta el punto de que vaya a permitirse a los cat¨®licos militar en el partido.
Para C¨¦spedes, ser¨ªa importante lograr poco a poco que desaparezcan las discriminaciones contra los cat¨®licos en muchos sectores de la vida civil, as¨ª como conseguir una publicaci¨®n de la Iglesia. Recientemente se ha creado en La Habana una plataforma de di¨¢logo entre cat¨®licos y marxistas. Se trata d¨¦ la c¨¢tedra Padre F¨¦lix Varela, en el seminario de La Habana, donde una vez por semana intelectuales cat¨®licos y comunistas se re¨²nen para debatir sobre la historia de Cuba. Varela fue un sacerdote cubano que defendi¨® la independencia de la isla y particip¨® como diputado en las Cortes de C¨¢diz. Varela fue condenado a muerte por el rey Fernando VII y tuvo que abandonar Cuba. Se exili¨® en Nueva York, donde fue vicario general. La Iglesia le considera canonizable y el r¨¦gimen cubano ha dado el nombre de F¨¦lix Varela a una de sus condecoraciones.
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