Soledad Lorenzo
Alguien -qui¨¦n, nadie, todos- ha decidido convertir Madrid en la capital mundial de la pintura. Soledad Lorenzo, muy por su cuenta y a su cuento y a su aire, ya ha empezado con el tema. Debajo de la movida liminar y folkl¨®rica hay -dir¨ªamos- una movida m¨¢s profunda, reflexiva y a la larga. La movida, cualquiera de ellas, entre otras cosas, es un matriarcado, y uno tiene escrito mucho de Agatha Ruiz de la Prada, Marta Moriarty, Amparo, la del Universal, Alaska, las mujeres del rollo. A otro nivel, Soledad Lorenzo, hija de un gran coleccionista de pintura, ha sido la mujer, bella y jud¨ªa, que mejor movi¨® a Fernando Guereta en Madrid, que luego movi¨® la Galer¨ªa Theo y los Mignoni, despu¨¦s brillante colaboradora de Luis Gonz¨¢lez Seara en el ¨¦xito de Europalia. Y ahora, por fin, Soledad hace lo que siempre le he pedido y siempre me hab¨ªa negado: abrir galer¨ªa propia (Orfila, 5), a su nombre. Va a ser la Juana Mord¨® del fin de siglo. Ha inaugurado con el gran Alfredo Fraile, lo que ya marca una l¨ªnea de conducta. Soledad, en su casa y en la calle, en las galer¨ªas y en la vida, vive la pintura, en la pintura, para la pintura. Soledad es el interlocutor v¨¢lido de los grandes artistas de nuestro tiempo que vienen a exponer a Madrid, y con los que se entiende en cualquier idioma. Soledad ve el arte con pasi¨®n ir¨®nica, con lucidez, y ve el negocio del arte con precisi¨®n que un reduccionista hubiera llamado "jud¨ªa". El que Soledad Lorenzo haya abierto galer¨ªa propia en Madrid es m¨¢s importante para ese modesto Renacimiento que llamamos movida que el que unos rockeros anglosajones toquen aqu¨ª de paso, sin saber d¨®nde tocan. Se lo dije una vez a mi querido y admirado Ra¨²l Morodo.-Todo lo que hagas en Europa por la cultura espa?ola, hazlo en pintura. Ah¨ª somos fuertes.
G¨¢ndara lo ha escrito en este peri¨®dico el otro d¨ªa, y uno mismo lo tiene comprobado personalmente, como cualquiera que viaje: en Europa no se conoce un solo escritor espa?ol, aunque de Amsterdam le piden a uno, ahora, art¨ªculos y entrevistas. Pero eso es verdura de las eras mercadocomunitarias. La pintura, lenguaje universal y lenguaje preferencial de Espa?a (se equivocaba voluntariamente Ortega diciendo que los espa?oles pintan mal), nos ha dado siempre una cierta capitalidad, y Soledad Lorenzo, por su trayectoria y su comercio con los grandes y con los ¨²ltimos, puede hacer de la galer¨ªa que lleva su nombre el poliedro exento, limpio, puro, en cuyo interior se abrir¨¢ siempre la rosa expresionista, ir¨®nica, sabia, abstracta, la rosa incesante de la actual pintura espa?ola, y quiz¨¢ extranjera, aunque, por una vez, esto de "extranjera" no a?ade nada. La pintura espa?ola existe y tiene un cerebro femenino, l¨²cido y apasionado al mismo tiempo, que se llama Soledad Lorenzo. Sempere, Z¨®bel, los grandes muertos tienen un altar en su pecho moreno y tienen una pared en su casa, Como los grandes vivos. Conoc¨ª a Soledad Lorenzo en la Academia y luego la trat¨¦ m¨¢s en casa de V¨ªctor de la Serna. Ya la recordaba de los tiempos de Fernando Guereta, cuando me descubri¨®, en la bodega, un Dal¨ª caligr¨¢fico abigarrado y asombroso. No se pod¨ªa/deb¨ªa sacar a la luz porque era como si fuese a desvanecerse. Por Soledad conoc¨ª a Joan Mir¨®. En el Madrid profundo, que es el de la movida otra, Soledad Lorenzo trabaja para siempre, cuando tantas mujeres y tantos hombres trabajan para el c¨®ctel del d¨ªa.
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