"Un Gobierno del PSOE tiene el riesgo de rechazo de las operaciones de trasplante"
Jos¨¦ Antonio Ardanza, "el lendakari de gesti¨®n", ha sabido mantener a lo largo de su mandato un talante conciliador que contribuy¨® a remansar las agitadas aguas de la pol¨ªtica vasca, en un momento en que la divisi¨®n interna de su partido pudo haberle arrastrado a utilizar profusamente el recurso del enfrentamiento directo con el adversario com¨²n.La direcci¨®n del PNV le design¨® para la presidencia del Gobierno vasco como alternativa a Carlos Garaikoetxea, "el lendakari innombrable", cuya figura se vapulea amarga y obsesivamente en los m¨ªtines peneuvistas y cuyo nombre, proscrito de la colecci¨®n de biografias presidenciales que maneja este partido, es silenciado cuidadosamente por los oradores.
El 20 de diciembre de 1984, la mayor¨ªa de la ejecutiva del PNV decidi¨® que el nuevo lendakari deb¨ªa reunir las cualidades antit¨¦ticas del rebelde dimisionario, y fij¨® su vista en Jos¨¦ Antonio Ardanza, el entonces diputado general de Guip¨²zcoa y una figura poco conocida por la opini¨®n p¨²blica vasca. Quienes asistieron a aquella reuni¨®n aseguran que Ardanza se resisti¨® durante ocho horas y que s¨®lo sucumbi¨® a las exigencias de su partido cuando ya clareaba el d¨ªa siguiente.
La independencia, inactual
Hombre pragm¨¢tico, que se define radical en sus convicciones nacionalistas, suscribi¨® el pacto de legislatura con el Grupo Parlamentario del PSE-PSOE y trat¨® de inaugurar una nueva etapa en las relaciones con la Administraci¨®n central.
Dijo entonces, y posteriormente ratific¨®, que la reivindicaci¨®n de la independencia de Euskadi carece en la actualidad de verdadero sentido, una idea que los dirigentes pol¨ªticos vascos sit¨²an en el terreno de la obviedad, pero que, al parecer, no puede ser formulada p¨²blicamente desde el nacionalismo sin dar pie al esc¨¢ndalo.
El pragmatismo que introdujo en su Gobierno, su actitud voluntarlosa negociadora y su imagen de persona sencilla, familiar, pr¨®xima al estereotipo del antih¨¦roe, fue saludada, sin embargo, por otros sectores de la opini¨®n p¨²blica preocupados por el estancamiento de la situaci¨®n vasca. Un dirigente del PSE-PSOE como Ricardo Garc¨ªa Damborenea reconoci¨® p¨²blicamente que Ardanza era su lendakari despu¨¦s de las manifestaciones en las que el presidente del Gobierno vasco fij¨® su postura ante la violencia, proclam¨® su respeto al marco estatutario y asumi¨®, siquiera en un contexto de escaramuza dial¨¦ctica, el papel de m¨¢ximo representante del Estado en Euskadi.
Considera Ardanza que las declaraciones en las que Arzalluz cuestion¨® la viabilidad de un Gbierno socialista aludiendo a una supuesta falta de representaci¨®n del PSE-PSOE en "la malla social vasca" responde a datos objetivos: "Un Gobierno del PSOE en Euskadi", dice, "ser¨ªa como una operaci¨®n de trasplante: siempre cabe el riesgo de que se produzca una reacci¨®n de rechazo. Cabe suponer", a?ade, "que un Gobierno socialista en Euskadi ser¨ªa consecuente con un Gobierno central, en el que permanece el esp¨ªritu de la LOAPA y que ha tratado por todos los medios de rebajar las competencias de autonom¨ªa, no con el Estatuto y la Constituci¨®n en las manos, sino con el argumento de que nuestra autonom¨ªa es insolidar¨ªa y establece privilegios que agravian a otras comunidades".
Ardanza enumera la relaci¨®n de materias pendientes: Seguridad Social, educaci¨®n, justicia, Ertzantza y los conflictos suscitados por la creaci¨®n del segundo canal de televisi¨®n, para a continuaci¨®n recordar que uno de los apartados del pacto de leg¨ªslatura hac¨ªa menci¨®n expresa del desarrollo auton¨®mico. "Nosotros no pedimos que se vayan ya", indica abordando la reciente pol¨¦mica sobre las competencias de la Ertzantza; "lo que exigimos, de acuerdo con el Estatuto, es que la sociedad vasca pueda dotarse de una polic¨ªa integral que haga frente a todo tipo de delincuencia, incluida la de los terroristas".
El programa de despliegue de la Ertzantza y de sustituci¨®n progresiva de las fuerzas de seguridad del Estado elaborado por el Gobierno vasco y presentado a Felipe Gonz¨¢lez, establece un calendario de cinco o seis a?os, per¨ªodo que permiti r¨ªa formar un total de 5.000 o 6.000 polic¨ªas que a?adir a los 3.000 de que dispone actualmente la polic¨ªa aut¨®noma.
La sombra de HB
Ardanza se lamenta de que este programa no est¨¦ siendo considerado, de que las fuerzas de seguridad del Estado permanezcan en las zonas de despliegue de la Ertzantza y de que no se transfieran sus competencias y su banco de datos. "Al final de todas las discusiones", comenta con un gesto de hast¨ªo, Ios argumentos de los socialistas se reducen a la pregunta: ?qu¨¦ pasar¨ªa si un d¨ªa Herri Batasuna llegara a mandar en Euskadi?".
Dice que s¨ª, que, pese a la crisis interna del PNV, su Gobierno se ha esforzado en recortar el margen de ambig¨¹edad del nacionalismo en cuestiones como la negociaci¨®n con ETA o los l¨ªmites del autogobierno, y justifica los mensajes divergentes lanzados desde su partido indicando que las fuerzas pol¨ªticas no tienen por qu¨¦ renunciar a sus leg¨ªtimas utop¨ªas. "Efectivamente", admite, Ia negociaci¨®n con ETA no pertenece a horizonte ut¨®pico, pero es posible que en el fondo todos estemos diciendo algo parecido; es posible que cuando dirigentes de mi partido hablan de negociar con ETA se est¨¦n refiriendo sobre todo a aspectos como la reinserci¨®n social". Se?ala que si el pasado verano transmiti¨® a Felipe Gonz¨¢lez la oferta de negociaci¨®n de ETAm fue porque estaba convencido de que un sector de esta organizaci¨®n terrorista buscaba una salida digna.
Jos¨¦ Antonio Ardanza cree que, al margen del resultado electoral, el PNV necesita imperiosamente iniciar un per¨ªodo de reflexi¨®n interna para revisar y actualizar los programas y proyectos pol¨ªticos.
El pueblo vasco", indica el lendakari, "no ha dispuesto de un per¨ªodo largo de democracia desde las guerras carlistas, no ha podido madurar ideas porque las circunstancias hist¨®ricas no nos han dado respiro; ahora nos encontramos con el reto de Europa, que no es s¨®lo", dice, "un reto econ¨®mico, sino tambi¨¦n pol¨ªtico y social. La modernidad", a?ade, ,les para nosotros compartir otras culturas sin perder nuestra identidad en una Europa unida a partir de la superaci¨®n de los Estados-naci¨®n".
El lendakari, nacido en Elorrio (Vizcaya) hace 45 a?os, ex seminarista, discreto y algo opaco ante las c¨¢maras, casado y con dos hijos, asegura que tiene la conciencia tranquila y que s¨®lo la satisfacci¨®n de haber sido ¨²til a su pa¨ªs puede compensarle de la p¨¦rdida de la libertad individual y la privaci¨®n de sus aficiones favoritas: salir de pesca, jugar a pala o acampar con su familia. Abogado ligado profesionalmente al grupo cooperativo de Mondrag¨®n, localidad de la que fue elegido alcalde, se autodefine como una persona ordenada, reflexiva, seria, capaz de compartir el trabajo y de dirigir un equipo y proclama abiertamente no tener desparpajo, ni soltura, tomarse todo muy en serio, no saber fingir y carecer "de esa pizca de cara dura que por lo visto deben tener los personajes p¨²blicos".
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