Fidel Ramos aapost¨® finalmente por Coraz¨®n Aquino
El jefe del Estado Mayor de las fuerzas armadas de Filipinas, general Fidel Ramos, de 57 a?os de edad, era hasta ayer un hombre con el coraz¨®n dividido entre dos amores: la presidenta, Coraz¨®n Aquino, y el ministro de Defensa, Juan Ponce Enrile. Despu¨¦s de deshojar la margarita durante mucho tiempo, ayer se decidi¨® por la primera dama, su amor m¨¢s reciente, y se convirti¨® en el ¨²nico jefe del Ej¨¦rcito. Ramos, considerado como el interlocutor privilegiado de Estados Unidos, pasa ahora a convertirse en el hombre clave del proceso pol¨ªtico Filipino.
Desde hace meses, la presidente, Coraz¨®n Aquino, y el ministro de Defensa, Juan Ponce Enrile se han disputado a Fidel Ramos, el jefe del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas, como el valor m¨¢s preciado de la situaci¨®n pol¨ªtica creada tras la ca¨ªda de la dictadura de Ferdinand Marcos.?nico puente entre la presidenta y los sectores golpistas de las Fuerzas Armadas, profesional reconocido y apreciado en el Ej¨¦rcito, interlocutor privilegiado con la Administraci¨®n de Estados Unidos, hombre sereno y realista que ha sabido entender los cambios registrados en la situaci¨®n pol¨ªtica de Filipinas, Fidel Ramos es el factor decisivo de la situaci¨®n actual en el pa¨ªs, el hombre que decidir¨¢ el rumbo del nuevo r¨¦gimen pol¨ªtico del archipi¨¦lago.
La seguridad, prioritaria
Hasta ahora, Ramos ha apostado por la democracia. Una democracia con partidos pol¨ªticos, Parlamento, nueva Constituci¨®n, elecciones peri¨®dicas y el mayor respeto posible a los derechos humanos, pero tambi¨¦n una democracia con pu?o de hierro, sin partido comunista, sin concesiones a la guerrilla, y en la que, como ¨¦l mismo dijo recientemente, el t¨¦rmino reconciliaci¨®n ocupe un escal¨®n inferior al de seguridad.
Fidel Ramos sali¨® pr¨¢cticamente inmaculado de la dictadura. Se le considera un hombre ¨ªntegro y honesto, al que no se conocen responsabilidades directas en violaciones de derechos humanos ni participaci¨®n en riegocios econ¨®micos de dudosa reputaci¨®n, como aquellos en los que est¨¢ envuelto Ponce Enrile.
Se gan¨® a pulso la jefatura del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas levant¨¢ndose contra Marcos el pasado mes de febrero para encabezar el poder popular que llev¨® a Aquino a la presidencia.
Su actuaci¨®n, sin embargo, tanto en esa fecha hist¨®rica como en otros momentos de su carrera, est¨¢ inevitablemente ligada a Ponce Enrile. Ambos est¨¢n considerados por c¨ªrculos militares como "dos buenos amigos que se necesitan mutuamente". Ponce Enrile le ha protegido y mimado en su cargo de jefe de Estado Mayor, aliment¨¢ndole incluso con sue?os de llegar a ser presidente.
Uno de los ayudantes del hasta ahora ministro de Defensa coment¨® recientemente en una publicaci¨®n que "si hubiese elecciones presidenciales y Ramos decidiera presentarse, Ponce Enrile le dar¨ªa su apoyo".
Ambos coinciden b¨¢sicamente en la necesidad de una pol¨ªtica de mano dura con la guerrilla. El mismo d¨ªa que la presidenta iniciaba este mes su pol¨¦mica visita a Jap¨®n, Ramos se reuni¨® con Enrile y varios generales del Ej¨¦rcito en una inusual sesi¨®n de trabajo para revisar la estrategia de la lucha Contra la insurgencia. Enrile sali¨® satisfecho de esa reu ni¨®n y declar¨® que el pa¨ªs era "es table y seguro". A nadie se le ocultaba que esa satisfacci¨®n po d¨ªa ser fruto de una mayor coin cidencia con el jefe de Estado Mayor.
Golpe de tim¨®n
En esos d¨ªas Juan Ponce Enrile, un civil licenciado en Derecho, con un master por la universidad de Harvard, estaba preparando un golpe de Estado que, seg¨²n fuentes militares, contuvo el propio Ramos, consciente de que una medida de fuerza no tiene en estos momentos el apoyo necesario, ni dentro ni fuera del pa¨ªs, como para que pueda tener ¨¦xito.
Ambos personajes difieren en su car¨¢cter y en sus estrategias. Enrile es ambicioso, temperamental e impaciente, decidido partidario de una aventura militar para impedir lo que ¨¦l considera izquierdizaci¨®n del Gobierno de Aquino.
El golpe que preparaba, conocido por la Prensa local como operaci¨®n Dios salve a la reina, pretend¨ªa ser una medida para defender a la presidenta y al pa¨ªs de la amenaza comunista.
Ramos siente, igual que Enri le, que en el Gobierno hay ministros que hacen el juego al comu nismo y que es necesario un serio golpe de tim¨®n, pero para conse guirlo no quiere resucitar el r¨¦gimen de Marcos ni someter al pa¨ªs al aislamiento internacional que provocar¨ªa un golpe de Estado.
Movimiento reformista
Su actuaci¨®n durante ese ¨²ltimo intento golpista le confirm¨® como el l¨ªder de las Fuerzas Armadas. Ramos estaba informado de los planes de Enrile desde al g¨²n tiempo atr¨¢s y lo mantuvo en secreto, sin dec¨ªrselo incluso ni a la presidenta, con intenci¨®n de tener un mayor margen de ma niobra entre los uniformados.
En un principio la presidenta filipina se sinti¨® traicionada por el que consideraba su aliado pero cuando el general advirti¨® de forma p¨²blica que se opondr¨ªa los golpistas y deshizo el golpe Aquino comprendi¨® hasta qu¨¦ punto necesitaba a su jefe de Estado Mayor.
Probablemente nunca se sabr¨¢ si el golpe fue abortado gracias a las promesas de cambios, hechas por Ramos y arrancadas a Cory Aquino, pero desde ese momento Ramos se convirti¨® en el verdadero due?o de la situaci¨®n.
Para ello, Ramos ha tenido que entend¨¦rselas, entre otros, con el poderoso Movimiento Reformista de las Fuerzas Armadas (RAM), un grupo de oficiales unidos por el hecho de pertenecer a la Academia Militar de Filipinas y que forman el coro de Ponce Enrile.
Seg¨²n expertos en temas militares, el RAM no se ha ganado en la sociedad filipina mayor credibilidad que la de ser un buen grupo de agitadores que se niegan a que el Ej¨¦rcito est¨¦ bajo el poder civil, pero en el seno de esta instituci¨®n militar son seguidos, en mayor o menor medida, por dos terceras partes de los militares. Para ellos, el general Fidel Ramos es un militar modelo, algo dubitativo, pero, por el momento, de confianza. Frente al RAM, Ramos impone el respeto a la cadena de mando como principio b¨¢sico de la disciplina militar.
Falta por ver ahora la reacci¨®n del RAM a la separaci¨®n de Ponce Enrile, al que el jefe de esta facci¨®n, el coronel Gregorlo Honasan, hab¨ªa reconocido como su jefe indiscutible. Honasan estaba ayer en la boca de los medios cercanos a Ramos como uno de los oficiales contra los que es posible que se tomen medidas.
Los que le conocen aseguran que Ramos es antetodo un buen soldado que pone los intereses del Ej¨¦rcito por encima de cualquier otro.
Se trata de un hombre delga do, con aspecto de t¨ªmido, al que los errores de los dem¨¢s han llevado hasta el primer plano. Formado en la academia militar norteamericana de West Point, est¨¢ considerado como hombre,de la m¨¢xima confianza de Estados Unidos.
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