Para la libertad
El d¨ªa 11 de noviembre le¨ªa en su peri¨®dico, en la secci¨®n Cartas al director, una que se refer¨ªa a "la homosexualidad y la moral cat¨®lica", en la que aparec¨ªan calificativos contra aqu¨¦lla tales como 1acra de nuestra sociedad" o "comportamiento antinatural". Tambi¨¦n se afirmaba, textualmente, que 1a sodom¨ªa es una pr¨¢ctica sexual contraria al orden natural, moralmente condenable, impropia del ser humano, aberrante y, por tanto, inaceptable aun en las sociedades que se dicen m¨¢s progresistas y permisivas". Hasta aqu¨ª todo parece coherente. Sin embargo, acto seguido se dice que el trato que ha de recibir el homosexual ha de ser "igual al que a los otros miembros de la sociedad se dispensan". Y yo me pregunto: ?se puede condenar, discriminar a alguien por el mero hecho de ser rubio, feo, alto, gitano, delgado, mujer, homosexual, negro, disminuido fisico, deficiente mental o, simplemente, distinto de lo que se considera por la mayor¨ªa como normal? ?C¨®mo es posible negar, primeramente, la posibilidad de ser diferente, con todos los calificativos antes mencionados y, a continuaci¨®n, afirmar la igualdad de trato para tales personas? ?C¨®mo se puede hablar de trato igualitario para con alguien al que acabamos de descalificar no s¨®lo moral, sino tambi¨¦n humanamente? Todo esto me parece b¨¢sicamente contradictorio.La igualdad de trato, el respeto de unos para con otros, implica el reconocimiento y la tolerancia, la aceptaci¨®n de sus diferencias que hacen a tales peresonas ser lo que son y constituyen, pues, su esencia. Creo, por tanto, en que entender de otro modo el trato igualitario es, seguramente, demagogia, paternalismo intransigente o, en el peor de los casos, intolerancia inquisitorial disfrazada.
Mientras que no consigamos asumir que existen muchos seres humanos que no son por necesidad id¨¦nticos a nosotros mismos, que, adem¨¢s, tienen todo el derecho a actuar de acuerdo a sus diferencias (bien sean de pensamiento, de h¨¢bitos, de creencias, de naturaleza o de cualquier otro tipo), todo intento de progreso humano se ver¨¢ frenado gravemente y ser¨¢ vano, est¨¦ril, falaz. Mientras que no consigamos convivir con nuestros semejantes diferentes sin se?alarlos de continuo con el dedo, algo oler¨¢ a podrido en nuestras sociedades.
Quisiera acabar estas reflexiones con los maravillosos y tr¨¢gicos versos que la sensibilidad exquisita de Garc¨ªa Lorca cre¨®, debido, entre otras razones, a la intolerancia y a la incomprensi¨®n: "Asesinado por el cielo,
entre las formas que van hacia la sierpe / y las formas que buscan el cristal, / dejar¨¦ crecer mis cabellos".-
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