Un nuevo cap¨ªtulo de la serie 'Licht', de Karlheinz Stockhausen
La aparici¨®n de Karlheinz Stockhausen (Altenberg, 1928) en una rencontr¨¦e tiene algo parecido a la aureola de los grandes divos. Una de las personalidades decisivas en la evoluci¨®n musical contempor¨¢nea. no pod¨ªa faltar a la cita de Metz: su creaci¨®n La magia de Eva es un encargo en el que participan cuatro grandes instituciones culturales internacionales.
Cuanto el autor explica en el programa -muy larga y detalladamente- acerca de sus cinco revoluciones, determinadas por lo est¨¦tico y lo t¨¦cnico, a trav¨¦s de una serie de "invenciones y descubiertas", por emplear un viejo t¨¦rmino de] propio compositor, es sumamente interesante.La tetralog¨ªa de Stockhausen supera en extensi¨®n la de su antecesor Ricardo Wagner; para empezar, el proyecto es el de una heptalog¨ªa que, bajo el t¨ªtulo de Licht (Los siete d¨ªas de la semana), fue comenzada en 1977 y, seg¨²n el autor, deber¨¢ estar concluida en el a?o 2002. El teatro de la Scala de Mil¨¢n ha presentado ya dos jornadas de Licht (Luz): Jueves, en 198 1, y S¨¢bado, en 1984, y prepara para 1988 el Domingo. Cada pieza dura alrededor de cuatro horas, de modo que al final Stockhausen podr¨¢ figurar en el libro de los r¨¦cords con la composici¨®n m¨¢s extensa de la historia: 28 horas de duraci¨®n.
Si al comienzo de su carrera Stockhausen se sinti¨® fascinado por la electr¨®nica y el concretismo (recordemos los Estudios y el Canto de los adolescentes), el inter¨¦s por las nuevas t¨¦cnicas ha ido en aumento, y su modo de pensar, la m¨²sica, va ligado a las posibilidades crecientes de ordenadores y sintetizadores.
Para, La magia de Eva, que, como la anterior, Kathinkas Gesang, est¨¢ constituida por escenas sonoras que se integrar¨¢n en el total dram¨¢tico de Licht el m¨²sico se sirve de dos solistas/actrices, muy entra?adas en el mundo de Stockhausen -Suzanne Stephens y Kathinka Pasver-, que a la acci¨®n unen la ejecuci¨®n de una parte de corno di basseto y de flauta, respectivamente; tres int¨¦rpretes de sintetizador, percusi¨®n, un coro de ni?os -el excelente de la Radio de Budapest, que dirige Janos Remenyi- y un corto mixto (Zaans, Kantatekoor, Zaandam, bajo la direcci¨®n de Jan Pasveer), adem¨¢s de un material previamente grabado.
Trabajo avanzado
Posiblemente, el trabajo de Stockhausen ha avanzado y su investigaci¨®n e incorporaci¨®n viva al hecho musical adquiere cada d¨ªa nuevos aspectos y se abre a nuevos horizontes. Sin embargo, ?cu¨¢l es el resultado? Me parece que el creador imaginativo de ayer ha perdido potencia sorpresiva y que lo antes vanguard¨ªstico aparece ahora mucho menos arriesgado en lo sustancial.Estas escenas, en las que a los juegos moderadamente er¨®ticos sucede el encanto tradicional del flautista de Hamel¨ªn seduciendo a la tropa infantil, no poseen suficiente enjundia- ni siquiera con la animaci¨®n de la breve acci¨®n y el entourage sonoro excelentemente pregrabado, aunque lo menos nuevo -esto es, la parte cantada por los ni?os- nos devuelve, en otra tonalidad, el encanto de las voces en el Gesang der Junglinge.
Es significativa la ligaz¨®n de los textos al universo de las narraciones tradicionales. Cuando las dos mujeres se encuentran, la alusi¨®n cobra aspectos de cuento y -?qui¨¦n sabe?- autobiogr¨¢ficos: "Ha llegado un m¨²sico de maravillosa belleza. Todo el mundo dice que posee un poder m¨¢gico".
Aplicando el cuento al propio Stockhausen, cabr¨ªa se?alar una dimensi¨®n de esos poderes en relaci¨®n con los que tuvo en el pasado. Pero, en definitiva, la enorme aventura est¨¢ en curso, y su protagonista verdadero, que no es otro sino el autor, puede depararnos infinitas sorpresas todav¨ªa.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.