Mujeres
La matriz es una cosa demasiado importante como para hab¨¦rsela puesto dentro a las mujeres. Al menos, es lo que opinan los travestis, que Sid Vicious, el malogrado, llamaba esquem¨¢ticamente TV (nada que ver con la carta de ajuste). La matriz sirve fundamentalmente para abortar, y tambi¨¦n para generar intermitentes cuentas aplazadas de las boutiques de Serrano. La matriz tambi¨¦n sirve, gracias al PSOE, para ser gobernadora civil de Palencia, como Rosa de Lima Manzano, que se lamenta: "Por el hecho de ser mujer, algunas personas est¨¢n pendientes de cu¨¢ndo voy a meter la pata". Pero la esposa de Francesco de Giocondo, o sea la Gioconda, m¨¢s conocida por Monna Lisa, ha convocado a Paloma de Andr¨¦s, Cristina Almeida, Marisa Castro, Victoria Virtudes y otras, en movida contra la redada antiaborto de la semana. La madera y la Conferencia Episcopal est¨¢n en contra del tema y su celo se recrudece a medida que el Gobierno despenaliza v transige. Hay quien dice que el crep¨²sculo de Reagan ha empezado a partir de su represi¨®n de la sexualidad nacional. Esperemos que en el dec¨¢logo de la OTAN no, haya nada contra el aborto.Las mujeres estaban bien analfabetas, como La Chunga, de quien me dijo su primer marido que no quer¨ªa ense?arla a leer para que no se malease. La Chunga, ahora, ha vuelto a bailar descalza. Si uno no lee de corrido a Mallarm¨¦ nunca va a tener zapatos.
Ana Marzoa, que me deslumbr¨® en Paso a paso, dirigida por mi querido Garc¨ªa Moreno, est¨¢ escolarizando a su osito de peluche. Pero el osito de peluche no es sino un emisario del hijo venidero, y en esta disyuntiva se mueven ellas: entre la maternidad latente y el hijo no querido, que no es sino la reencarnaci¨®n del osito infantil ya desechado. La maternidad infantiliza y hay mujeres que tienen complejo anti / Peter Pan, que s¨ª quieren crecer, que quieren madurar sin hijos retardatarlos. Todo esto que les pasa a las mujeres, tan complejo, pretenden resolverlo los hombres sin contar con ellas. Pero el hombre, obispo o no, no es el Dios de la mujer. Y puede que Dios no sea m¨¢s que un hombre. Las abortistas y monse?or Suqu¨ªa coinciden por una vez: "El decreto del Gobierno socialista sobre el aborto es una verdadera involuci¨®n". Los monse?ores se han apropiado ¨²ltimamente el lenguaje de la izquierda y se lo devuelven a ¨¦sta con airosa desenvoltura. El mejor recurso dial¨¦ctico del rat¨®n para desconcertar al gato es llamarle. rat¨®n. El lenguaje nunca es m¨¢s eficaz que cuando se pervierte (toda la literatura es un lenguaje pervertido). Las abortistas tambi¨¦n han populado una semana de involuci¨®n antiaborto, pero por todo lo contrario que los monse?ores: por insuficiencia de la ley. La guerra monse?ores/ferninistas es una m¨¢s de las ricas, variadas y amenas guerras civiles de que se alimenta el eviterno guerracivilismo nacional. Es, por otra parte, lo malo que tiene la sabidur¨ªa moderada, hombre, de Felipe Gonz¨¢lez: que sus sentencias enmogollonan a los estamentos (Iglesia, Ej¨¦rcito) y no sacian a los radicales ni a Cristina Almeida.
Fernando Ledesma, ministro de la cosa, dice que est¨¢ en estudio la despenalizaci¨®n del aborto por causas econ¨®micas. Todo es un jaleo de presuntas madres. Los presuntos padres a¨²n no han dicho esa matriz es m¨ªa. Lo que manifiesta impl¨ªcitamente (y lo impl¨ªcito es el discurso de lo real, de lo no/oficial) que las mujeres son las due?as y administradoras ¨²nicas de su matriz. Si dej¨¢semos la vida a su aire, sabr¨ªamos que la especie se regula a s¨ª misma y, adem¨¢s, deja un amplio margen de libertad o error donde pueden pasar el rato las abortistas y los monse?ores.
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