El Acta ?nica europea
EL NOMBRE un tanto oscuro de Acta ¨²nica engloba al conjunto de innovaciones introducidas en el Tratado de Roma por los jefes de Estado y de Gobierno de la CEE en la cumbre de Luxemburgo en diciembre de 1985. La ratificaci¨®n del Acta por los 12 Parlamentos de los pa¨ªses miembros de la Comunidad debe concluirse antes de finales de 1986, y con ello cobrar¨¢ plena vigencia jur¨ªdica. En Espa?a, la ratificaci¨®n se ha hecho pr¨¢cticamente sin debate, lo que refleja el desinter¨¦s de la opini¨®n ante los problemas de la construcci¨®n europea. Pero en otros pa¨ªses ha dado lugar a duras pol¨¦micas entre los partidarios de avanzar hacia una Europa pol¨ªtica con capacidad para tomar decisiones supranacionales, y los defensores de una soberan¨ªa nacional intangible.El choque m¨¢s fuerte se produjo en Dinamarca, donde la oposici¨®n socialista oblig¨® al Gobierno, anteg incluso de aprobar la decisi¨®n de Luxemburgo, a convocar un refer¨¦ndum. S¨®lo el triunfo de los europe¨ªstas facilit¨® la ratificaci¨®n parlamentaria. En otros pa¨ªses, en cambio, los socialistas defienden la supranacionalidad, y, en Italia, socialistas y comunistas critican el Acta por ser t¨ªmida en ese sentido. El debate en el Parlamento franc¨¦s era esperado con preocupaci¨®n, ya que el RPR de Chirac ha tendido siempre a restringir los poderes de las instituciones europeas. Sin embargo, Chirac ha respaldado la posici¨®n tomada por Mitterrand en 1985 y la ratificaci¨®n ha'sido aprobada por 498 votos sobre 577.
El ambicioso objetivo del Acta ¨²nica es establecer una Uni¨®n Europea con dos bases: la CEE que ya funciona y "la cooperaci¨®n europea entre los Estados signatarios en materia de pol¨ªtica exterior". Se trata de un paso decisivo hacia la Europa pol¨ªtica. Sin embargo, la experiencia de 1986 demuestra la gran dificultad de lograr posiciones europeas en las cuestiones internacionales. A la vez, el Acta ¨²nica introduce innovaciones esenciales en las estructuras ya existentes de la CEE. En primer lugar, el objetivo de lograr en 1992 un mercado interior ¨²nico, sin barreras para los bienes, personas o capitales. Con ello se elevar¨ªa considerablemente la capacidad de Europa de hacer frente a la ofensiva industrial y tecnol¨®gica de EE UU y Jap¨®n.
El punto m¨¢s conflictivo del Acta es la ampliaci¨®n de las materias que podr¨¢n ser decididas por mayor¨ªa, y no unanimidad, lo que implica una renuncia de soberan¨ªa por parte de los Estados. Pero no es algo nuevo: la CEE implica otras renuncias de ese g¨¦nero y la construcci¨®n de Europa es imposible sin que los ¨®rganos comunitarios asuman la capacidad de decidir en diversas cuestiones. Los pasos del Acta son a¨²n t¨ªmidos, pero hay que entender que la opci¨®n supranacional es inherente al proyecto europeo.
Otro cap¨ªtulo ftindamental, del Acta ¨²nica, especialmente para Espa?a, es el dedicado a reforzar la cohesi¨®n entre sus miembros. Se trata as¨ª de "reducir las diferencias entre las diversas regiones y el retraso de las regiones menos favorecidas". Es un principio que tiende a alejar el peligro de que el avance hacia el mercado ¨²nico se realice aumentando las ventajas de los pa¨ªses m¨¢s ricos. Aplicar el principio de cohesi¨®n ser¨ªa una verdadera revoluci¨®n en la CE, ya que actualmente su presupuesto, dedicado en su mayor parte a sostener la agricultura de los pa¨ªses m¨¢s ricos, act¨²a en un sentido contrario a esa cohesi¨®n.
Todo ello subraya el papel del Parlamento de Estrasburgo y de la opini¨®n p¨²blica en el proceso de construcci¨®n europea. El principal defecto del Acta ¨²nica estriba en que la ampliaci¨®n de las competencias del Parlamento es limitad¨ªsima. Avanzar hacia la supranacionalidad exige que ¨¦sta se asiente en una legitimidad democr¨¢tica y el Parlamento es el que puede expresar esa voluntad. Dotar al Parlamento de mayores facultades es una necesidad para crear una verdadera conciencia europea en la opini¨®n p¨²blica.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.