Un senador dem¨®crata acusa a Reagan de autorizar el desv¨ªo de fondos para los antisandinistas

Ronald Reagan, a pesar de sus esfuerzos, sigue en el punto de mira del esc¨¢ndalo iran¨ª, que involucra ya tambi¨¦n a la Agencia Central de Inteligencia estadounidense (CIA). Un senador dem¨®crata acus¨® ayer al presidente de haber autorizado la operaci¨®n iran¨ª y el desv¨ªo de fondos hacia la contra, as¨ª como de no estar contando "todo lo que sabe", y pidi¨® que lo confesara ante el pa¨ªs asumiendo la responsabilidad. La CIA, seg¨²n el presidente, libre de toda culpa, aparece manejando una cuenta secreta en un banco suizo con la que se financiaban las operaciones encubiertas de ayuda a las guerrillas anticomunistas en todo el mundo.

A pesar de la buena acogida inicial de las iniciativas de Reagan para superar el esc¨¢ndalo -nombramiento de Frank Carlucci como consejero de Seguridad Nacional y petici¨®n de un fiscal especial-, el embrollo contin¨²a complic¨¢ndose. La insistencia oficial en que la CIA y su director, William Casey, no est¨¢n implicados en el esc¨¢ndalo, recibieron ayer un duro golpe con un art¨ªculo a cinco columnas que abr¨ªa la primera p¨¢gina de The Washington Post. Investigadores del Congreso, afirma el diario, han descubierto que el dinero de la venta de armas a Ir¨¢n desviado para la contra fue a parar a una cuenta de la CIA, en la que el Gobierno de Washington y Arabia Saud¨ª hab¨ªan depositado 250 millones de d¨®lares (cerca de 34.000 millones de pesetas) cada uno, para financiar a los rebeldes afganos. Fuentes gubernamentales confirmaron ayer la noticia.El dinero de dicha cuenta tambi¨¦n serv¨ªa para comprar armas para la contra, incluso en la URSS y China, y para financiar las guerras secretas del presidente. Se trataba, supuestamente, de una caja negra central para pagar la llamada doctrina Reagan de apoyo a los combatientes de la libertad en Asia, ?frica y Centroam¨¦rica. El ministro de Justicia, Edwin Meese, ha defendido hasta ahora que era la contra, no Estados Unidos, quien controlaba la cuenta secreta suiza. La cuenta, que ten¨ªa libros separados para pagar las diferentes guerras, est¨¢ siendo investigada. "Hay gente muy nerviosa en la CIA que est¨¢ intentando explicarlo", afirm¨® una fuente parlamentaria.

El senador Ernest Hollings, dem¨®crata por Carolina del Sur y miembro del Comit¨¦ de Informaci¨®n del Senado, que ya ha iniciado las investigaciones, asegur¨® que el presidente "no lo ha contado todo" y deb¨ªa saber lo que estaba ocurriendo, lo mismo que el vicepresidente, George Bush, y otros miembros del Gabinete. E insisti¨®: "Reagan sab¨ªa todo, de una forma general. El presidente deb¨ªa dec¨ªr a los norteamericanos: 'Comet¨ª un error, no me gusta admitirlo, todos actuaron con mi autorizaci¨®n. Yo me responsabilizo, y tengan unas Navidades felices'. Reagan no ha dicho todo lo que sabe". Hollings pidi¨® al presidente que "acabe con esta charada".

Bush, aspirante a suceder a Reagan y que corre el peligro de convertirse en una de las mayores v¨ªctimas del esc¨¢ndalo, rompi¨® ayer su silencio con un discurso p¨²blico en el que afirm¨® su inocencia y reafirm¨® su apoyo incondicional al presidente. "Cuando se sepa toda la verdad, y se sabr¨¢, el pueblo norteamericano dir¨¢ que el presidente dijo la verdad".

La posici¨®n de Bush

Bush asegur¨® que Reagan no conoc¨ªa el desv¨ªo de fondos a la contra -"que no apruebo", dijo- as¨ª como tampoco que se cambiaran armas por rehenes o se cortocircuitara al Congreso. El vicepresidente, que actu¨® como bombero de Reagan y de s¨ª mismo, no aclar¨®, sin embargo, sus presuntas vinculaciones con la red de ayuda paralela a la contra.

Hollings explic¨® a la cadena de televisi¨®n NBC que, en relaci¨®n a las actividades de John Poindexter y Oliver North, el presidente deber¨ªa admitir que actuaban bajo su responsabilidad. Las declaraciones de Hollings causaron cierta sorpresa porque puede entenderse -aunque ¨¦l lo neg¨® despu¨¦s-, que estaba utilizando informaci¨®n reservada obtenida en las audiencias del Comit¨¦ de Informaci¨®n que, a puerta cerrada, est¨¢ interrogando a los protagonistas del esc¨¢ndalo.

El dimitido Poindexter volvi¨® a negarse ayer, como ya hizo en d¨ªas anteriores, a comparecer ante dicho comit¨¦, lo que provoc¨® una reacci¨®n airada de los senadores. North se ampar¨® el lunes en la Constituci¨®n para negarse a responder a cuestiones que pueden incriminarle, mientras se rumorea que podr¨ªa ofrec¨¦rsele inmunidad ante un eventual procesamiento, si coopera con la investigaci¨®n. La actitud de los dos principales responsables del esc¨¢ndalo contrasta con la afirmaci¨®n del presidente de que sus dos ex asesores "cooperar¨¢n totalmente con el Congreso".

Hollings, que asegura que todo este asunto se encamina hacia "una situaci¨®n tipo Watergate, con filtraciones parlamentarias", cree que Reagan debe explicar que actu¨® equivocadamente, pero que lo hizo por motivos humanitarios y de seguridad nacional. Dirigentes republicanos del Congreso dijeron tambi¨¦n ayer, tras su segunda entrevista con el presidente en 24 horas, que Reagan debe admitir que ha cometido un error. "Pero a¨²n no est¨¢ dispuesto a decirlo", afirm¨® el senador Robert Dole. Quiz¨¢ debiera explicar que se cometieron errores. "?l no los cometi¨®, pero algunos los cometieron", a?adi¨® Dole.

Pero la Casa Blanca, estimulada por la buena acogida del contraataque del presidente -la bolsa de Wall Street subi¨® el martes 43 puntos, aliviada por las ¨²ltimas decisiones de Reagan- y el apoyo del Partido Republicano conf¨ªa en que ha iniciado su recuperaci¨®n y que puede limitar los da?os causados por el esc¨¢ndalo.