Weinberger visita Marruecos para intensificar la cooperaci¨®n militar
La posibilidad de introducir una nueva din¨¢mica en la asistencia militar norteamericana a Marruecos constituye el eje principal de las conversaciones que desde ayer mantiene en Rabat el secretario de Defensa de Estados Unidos, Caspar Weinberger. Marruecos es el primer Estado ¨¢rabe que visita un alto responsable de la Administraci¨®n norteamericana tras el esc¨¢ndalo de la venta de armas a Ir¨¢n.Weinberger ha coincidido en Rabat con una importante delegaci¨®n militar de su pa¨ªs, dirigida por su secretario adjunto, Richard L. Armitage, que ha estado negociando la nueva asistencia.
Marruecos ha mostrado a EE UU inter¨¦s por incorporar a su fuerza a¨¦rea el nuevo cazabombardero F-16, descartada ya por el Congreso norteamericano la fabricaci¨®n para su fuerza a¨¦rea del F-20. Con el F-16, Marruecos equiparar¨ªa su aviaci¨®n, actualmente muy deficiente, a la de sus vecinos, Espa?a y Argelia. El principal problema que se plantea en estos momentos es la financiaci¨®n, ya que Marruecos posee una deuda exterior de 1,8 billones de pesetas, si bien este pa¨ªs norteafricano goza ahora de inmejorables condiciones pol¨ªticas para recibir de Washington m¨¢s que otro cualquier pa¨ªs de los integrados en la Liga ?rabe.
Condiciones pol¨ªticas
Las condiciones se han cumplido en los ¨²ltimos meses: primero el encuentro de Ifr¨¢n entre Sim¨®n Peres y el rey Hassan II; luego la ruptura del tratado entre Marruecos y Libia, y recientemente el silencio con el que Rabat, enemigo ac¨¦rrimo del r¨¦gimen de Teher¨¢n, ha reaccionado al esc¨¢ndalo de la venta de armas a Ir¨¢n.A estas condiciones, seg¨²n diferentes observadores, hay que unir otros factores que refuerzan la posici¨®n favorable de Marruecos a recibir lo que pretende: el primero es de contenido hist¨®rico, pero significativo, y consiste en la celebraci¨®n este a?o del bicentenario del Tratado de Marraquech (1786), el acuerdo de paz y amistad m¨¢s antiguo firmado por EE UU con un pa¨ªs extranjero despu¨¦s de su independencia.
Los otros factores son esencialmente estrat¨¦gicos y coyunturales. Mientras EE UU se muestra nervioso en sus actuales negociaciones con Espa?a para la reducci¨®n de sus efectivos militares de las bases a¨¦reas de Torrej¨®n, Mor¨®n y Zaragoza, Marruecos brinda su territorio para las principales maniobras militares de los ¨²ltimos tiempos en este ¨¢rea de confluencia del Atl¨¢ntico y el Mediterr¨¢neo; ofrece sus puertos a los submarinos nucleares, a?os atr¨¢s con base en Rota, y mantiene con Washington un acuerdo para utilizar bases de despliegues r¨¢pidos, lo contrario a lo que ocurre ahora entre Espa?a y EE UU.
La financiaci¨®n es el principal problema en estas conversaciones. No obstante, en medios occidentales circula ya la versi¨®n de qqe Arabia Saud¨ª y los Emiratos ?rabes Unidos est¨¢n dispuestos a apoyar a Marruecos.
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