Asiut, feudo del integrismo isl¨¢mico en Egipto
33 personas, entre ellas cuatro oficiales, acusadas de intentar derribar al r¨¦gimen
Asiut, una ciudad situada a unos 400 kil¨®metros al sur de El Cairo, es el feudo del integrismo isl¨¢mico en Egipto. Los partidarios de la completa implantaci¨®n de las prescripciones cor¨¢nicas en el valle del Nilo son los due?os de las mezquitas y de la Universidad. En el oto?o de 1981, las fuerzas de seguridad aplastaron all¨ª un intento de rebeli¨®n, conectado con el asesinato del presidente Anuar el Sadat. El anuncio de la reciente desarticulaci¨®n de una organizaci¨®n en la que participan militares integristas actualiza aquellos recuerdos.La polic¨ªa interrumpi¨® el pasado mi¨¦rcoles por la noche un serm¨®n que pronunciaba en Asiut el jeque Hazef Salama, verdadero tormento del r¨¦gimen egipcio. Salama ya hab¨ªa organizado un notable revuelo en El Cairo al reclamar, durante el verano de 1985, la elevaci¨®n de la sharia, o ley cor¨¢nica, a la categor¨ªa constitucional. Sus palabras tuvieron el suficiente eco entre los estudiantes y desheredados como para que las autoridades decidieran aplicarle un correctivo que no levantara ampollas. El predicador obedeci¨® la orden de abandonar la capital, y desde entonces suele v¨¦rsele y escuch¨¢rsele en Asiut. El r¨¦gimen se ha resignado en cierto modo a perder esa plaza fuerte del integrismo. Se trata de una ciudad peque?a donde nada ni nadie puede impedir que la mayor¨ªa de las mujeres, en especial las j¨®venes universitarias, vayan veladas, o que beber alcohol sea tan arriesgado como en Teher¨¢n.
Asiut es un poco la Haama del valle del Nilo. Haama es la ciudad siria donde el r¨¦gimen baazista aplast¨® en un a?o una sublevaci¨®n de los Hermanos Musulmanes. La represi¨®n en la localidad egipcia en 1981 no lleg¨® a los extremos de la sufrida en Siria, pero hubo 300 detenidos por el intento de revuelta que sigui¨® al asesinato, durante un desfile militar, de Sadat.
A Hosni Mubarak y su equipo, lo que les preocupa de veras es que El Cairo se contagie. Por eso, el Ministerio de Bienes Religiosos controla previamente la identidad y los discursos de los que toman la palabra en las mezquitas en la oraci¨®n del viernes.
Su otra inquietud son las Fuerzas Armadas. El jueves, horas despu¨¦s de que las autoridaes dejaran sin voz al jeque Salama, se anunci¨® oficialmente la detenci¨®n de 33 personas, entre ellas cuatro oficiales. Los detenidos hab¨ªan lanzado un takfir (anatema) contra el sistema pol¨ªtico egipcio y formaban "una organizaci¨®n religiosa destinada a derribar el r¨¦gimen". Un ingeniero dirig¨ªa el grupo, que ten¨ªa una rama civil y otra militar. Esta ¨²ltima almacenaba armas y municiones y "proporcionaba a sus miembros entrenamiento militar intensivo". Los miembros uniformados eran los encargados de hacer desaparecer el material de los cuarteles.
El recuerdo del teniente Jaled Ahmed Shawki al Islambuly y de los otros cuatro militares que fueron colgados con ¨¦l fue inmediato. No s¨®lo porque el jueves se revel¨® la existencia de una conjura militar por primera vez desde el protagonizado por los asesinos de Sadat. Tambi¨¦n porque los conspiradores de ahora parecen pertenecer al mismo grupo del teniente Al Islambuly, Al Yihad (La Guerra Santa).
Los analistas occidentales, en especial los norteamericanos, no quieren cometer con Egipto el mismo error que con el Ir¨¢n de la dinast¨ªa Pahlevi. En aquella ocasi¨®n apostaron a que el principal peligro para el sha proced¨ªa de los izquierdistas y no de los predicadores de las mezquitas. Sadat cometi¨® el mismo fallo y lo pag¨® con su vida.
Mubarak sabe que en Egipto no existe un clero organizado y fervoroso, como el iran¨ª, y que sus ciudades son sun¨ªes y no participan del gusto por la m¨ªstica y el sacrilegio de los shi¨ªes. Pero, pese a todo, sus mujabarats (agentes secretos) siguen de cerca a los integristas.
El Gobierno egipcio ha negado cualquier relaci¨®n de los integristas con la rebeli¨®n, el pasado febrero, de miles de reclutas que cumpl¨ªan el servicio militar en El Cairo como polic¨ªas. Pero en El Cairo se dice que muchas armas y municiones desaparecieron entonces de los cuarteles y que un buen n¨²mero de ellas tomaron el camino de Asiut.
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