'Trist¨¢n e Isolda', en concierto y por entregas
Concluido el primer per¨ªodo del abono, la Sinf¨®nica de Radiotelevisi¨®n Espa?ola, con su director, Miguel ?ngel G¨®mez-Mart¨ªnez, ofrece durante tres semanas la ¨®pera Trist¨¢n e Isolda, de Richard Wagner, en versi¨®n de concierto. No acudi¨® mucho p¨²blico a la llamada, y por otra parte me parece que una formaci¨®n sinf¨®nico-coral radiof¨®nica tiene otras misiones que cumplir, como, por ejemplo, haber aprovechado este tiempo para interpretar y grabar m¨²sica espa?ola de la que no existen registros. Opini¨®n, por cierto, que no obedece a capricho personal, sino que est¨¢ avalada por cuanto hacen las orquestas similares en otros muchos pa¨ªses de Europa.Por lo dem¨¢s, la versi¨®n ofrecida por Miguel ?ngel G¨®mez-Mart¨ªnez, con la seguridad que le caracteriza, si no pasar¨¢ a la historia de la interpretaci¨®n, s¨ª tuvo suficiente dignidad.
Trist¨¢n e Isolda
De Richard Wagner (acto primero). Orquesta Sinf¨®nica y Coros de Radiotelevisi¨®n Espa?ola. Director: Miguel ?ngel G¨®mez-Mart¨ªnez. Director del coro: Pascual Ortega. Int¨¦rpretes: Toni Kraemer e Inre Remenyi, tenores; Ingrid Haubold, soprano; Linda Finnie, mezzosoprano; Hartmut Welker y Jos¨¦ Granados, bar¨ªtonos; Erich Knodt, bajo. Teatro Real. Madrid, 3 de diciembre.
No eran grandes figuras ni Trist¨¢n ni Isolda, encarnados por los cantantes Toni Kraemer e Ingrid Haubold, y en sus papeles, alcanzaron mayor m¨¦rito el bar¨ªtono Hartmut Welker (en el papel de Kurwenal) y la mezzosoprano Linda Finnie (que interpretaba a Brang?ne).
Profesionalidad
El conjunto actu¨® con gran profesionalidad, dominio de la parte respectiva Y pleno conocimiento de cuanto hac¨ªa. El bajo Erich Knodt hizo un buen rey Marke; Imre Remenyi, tenor, cant¨® Melot y el joven marinero, y Jos¨¦ Granados, en el timonel, no anduvo a la zaga.Bien los coros, salvo su primera intervenci¨®n, y conseguida la continuidad musical y dram¨¢tica por G¨®mez Mart¨ªnez, un director que no en vano inici¨® su carrera en el g¨¦nero teatral. El programa, con extenso comentario, sinopsis argumental y traducci¨®n del texto debida a Fern¨¢ndez Mayo, merece un aplauso.
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