El fiscal general de Suecia pide la sustituci¨®n del polic¨ªa que se encarga del 'caso Palme'
Magnus Sjober, fiscal general de Suecia, dijo ayer a los periodistas que el jefe de la polic¨ªa de Estocolmo, Hans Holmer, que dirige la investigaci¨®n del asesinato de Ofof Palme, deber¨ªa ser sustituido por un oficial de rango inferior. "Desde un punto de vista estrictamente pr¨¢ctico, es m¨¢s f¨¢cil llevar a cabo la investigaci¨®n si existe una instancia superior a la que recurrir en la jerarqu¨ªa", dijo Sjober. Desde que Palme fue asesinado por un pistolero solitario, el pasado 28 de febrero, la polic¨ªa ha sido tan incapaz de descubrir un m¨®vil fiable como el arma del crimen.
El jefe de la polic¨ªa de Estocolmo y m¨¢ximo responsable de la investigaci¨®n del asesinato de Olof Palme, comisario Hans Holmer, se ha encontrado durante la pasada semana bajo la presi¨®n de una avalancha de cr¨ªticas originadas por un lado, en la ausencia de resultados concretos despu¨¦s de nueve meses del crimen y, por otro, en las abiertas discrepancias entre los distintos organismos dedicados a la investigaci¨®n. Alguna de esas cr¨ªticas exigen claramente su dimisi¨®n. Hasta ahora Holmer se ha impuesto sobre sus contradictores de turno aun cuando se tratara de altos funcionarios judiciales. Pero el interrogante que est¨¢ en el tapete es si podr¨¢ superar esta vez los vientos adversos, que han adquirido caracter¨ªsticas de hurac¨¢n.Hasta el momento en que se produjo el asesinato de Palme, el comisario Holmer era un hombre pr¨¢cticamente desconocido para el p¨²blico sueco. De ese anonimato pas¨® s¨²bitamente a ser una figura notoria no s¨®lo en Suecia, sino en el exterior. Centenares de periodistas de todo el mundo que concurrieron a Estocolmo con ocasi¨®n de los funerales de Palme permanecieron en esta ciudad durante algunas semanas a la espera de la soluci¨®n del caso. Durante cerca de un mes, fueron convocados cada d¨ªa al edificio central de polic¨ªa para escuchar las informaciones de Holmer.
En esas reuniones, generalmente de pocos minutos de duraci¨®n, Holmer daba una escueta informaci¨®n, m¨¢s que nada de car¨¢cter cuantitativo; se negaba sistem¨¢ticamente a mencionar a ning¨²n grupo en particular entre los sospechosos y contestaba con monos¨ªlabos a las preguntas que le formulaban los periodistas. Cuando ¨¦stas se hac¨ªan demasiado insistentes, el comisario Holmer daba por terminada la conferencia de prensa.
Una atm¨®sfera de cierta tensi¨®n y reticencias mutuas sin fundamentos visibles, salvo el laconismo del jefe policial, que dejaba sin materia prima a los representantes de la Prensa, se respiraba en dichos encuentros. Por otra parte, el pa¨ªs entero estaba en esos d¨ªas en un estado anormal. La reiteraci¨®n cotidiana de una escena que terminaba invariablemente con una sensaci¨®n de frustraci¨®n llev¨® a interrumpirla.
Investigador enigm¨¢tico
Holmer, de unos 53 a?os, tiene un aire enigm¨¢tico de investigador de novela policiaca inglesa. Es un hombre seguro de s¨ª mismo que transmite esa sensaci¨®n a sus interlocutores, que habla poco, sin desplantes de soberbia, pero con aire de autoridad.Su aspecto de cincuent¨®n no mal parecido lo hizo popular entre las revistas del coraz¨®n y una reciente encuesta entre el p¨²blico femenino sobre preferencias masculinas le dio una envidiable colocaci¨®n en el ranking. Mantuvo desde el primer momento, y lo sigue haciendo hasta hoy, una inconmovible seguridad en que el o los asesinos ser¨¢n finalmente identificados, pero nunca ha proporcionado los fundamentos de su convicci¨®n. El transcurrir de los meses sin que esa convicci¨®n se materialice en resultados con cretos ha ido erosionando objeti vamente su credibilidad.
Entre tanto, las presuntas conexiones que podr¨ªa tener con el crimen el movimiento de extrema derecha que encabeza Lyndon La Rouche en Estados Unidos y que tiene sus filiales en Europa a trav¨¦s del Partido Eu ropeo de los Trabajadores se robustecieron a ra¨ªz de una documentaci¨®n incautada por el FBI en el cuartel general de dicho movimiento en aquel pa¨ªs.
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