Alfredo Conde trabajar¨¢ a partir de ahora con ordenador
El ganador del Premio Nacional de Literatura situar¨¢ en el purgatorio su pr¨®xima novela
El escritor estaba en su casa de Poio (Pontevedra), rodeado de amigos, arropado por su mujer y sus dos hijas y pendiente del tel¨¦fono, que se abr¨ªa paso de forma insistente, portador de parabienes y emociones. El escritor es Alfredo Conde, de 41 a?os, premio Nacional de Literatura por Xa vai o griffon no vento (Ya va el grif¨®n en el viento), que le hab¨ªa valido los premios Blanco Amor y de la Cr¨ªtica. La concesi¨®n el jueves del Premio Nacional a Conde marcar¨¢ la incorporaci¨®n del ordenador al trabajo del novelista y poeta. Era la primera vez que una obra escrita en gallego recib¨ªa este galard¨®n.
"La verdad es que la vida es muy generosa conmigo, y no s¨®lo en el plano literario", afirmaba este hombre de ademanes pausados, car¨¢cter optimista y esp¨ªritu dialogante, amigo de sus amigos.La tarde del jueves empezaba a discurrir tranquilamente en el domicilio del escritor, ubicado en un altozano a dos pasos de la r¨ªa de Pontevedra, e incluso Alfredo Conde se hab¨ªa despistado con el fallo del premio. "No s¨¦ por qu¨¦, pero se me hab¨ªa ocurrido que la cosa ser¨ªa al d¨ªa siguiente". Y en ¨¦sas estaba cuando son¨® el tel¨¦fono. "Era el ministro de Cultura, Javier Solana, para decirme que el premiado era yo".
La se?al convenida
La llamada del ministro fue algo as¨ª como la se?al convenida para el asalto al tel¨¦fono de los Conde, convertido ya en poderoso polo de atracci¨®n de hermosas palabras y abrazos perdidos en la distancia. A la una de la madrugada del viernes, el escritor hab¨ªa perdido la cuenta de las llamadas, pero reten¨ªa todo el poso de las emociones apenas disimuladas bajo el cansancio y la convicci¨®n acerca de la necesidad de atender a todo el mundo.Llam¨® el presidente de la Xunta de Galicia, Gerardo Fern¨¢ndez Albor, y tuvo que atenderle Margari?a, la esposa del escritor, porque una c¨¢mara de televisi¨®n reten¨ªa a Alfredo en un rinc¨®n de la casa. Y algo m¨¢s tarde telefone¨® desde Bilbao una se?ora de Allariz (Orense), emigrante en el Pa¨ªs Vasco, emocionada porque premio tan importante hab¨ªa ido a parar a un convecino. La se?ora se apellida tambi¨¦n Conde. "Creo que hubo en Allariz un peque?o revuelo porque hay all¨ª varios Alfredo Conde. Bueno, la verdad es que en mi tierra casi todos son Conde o Cid", dice el escritor, mientras Carlos Casares hace de improvisado telefonista, marcando breves par¨¦ntesis en la conversaci¨®n animada con un grupo de amigos. Nacido en Allariz el 5 de enero de 1945, quiz¨¢ se marche all¨ª a descansar aprovechando el fin de semana.
Agenda de premiado
Marola, de 15 a?os, y Margari?a, de 13, las hijas del escritor se han retirado porque tienen ex¨¢menes al d¨ªa siguiente, y Alfredo, que atiende a deshora al periodista, repasa con su mujer la apretada agenda del d¨ªa siguiente: Santiago, televisi¨®n Madrid, televisi¨®n, Santiago Coru?a... Agenda de premio Nacional de Literatura. Est¨¢ serenamente exultante este hombre decidido a dedicar una peque?a parte de los 2,5 millones de pesetas del premio a la adquisici¨®n de un ordenador, "porque me facilitar¨¢ las cosas", dice.Alfredo Conde, que fue tambi¨¦n marino mercante, trabajador de banca, librero, profesor de Historia y que ahora es miembro del Parlamento gallego, electo en las listas del PSOE, es sobre todo un escritor, un hombre empe?ado en contar cosas, historias que elabora pacientemente.
"Pienso mucho lo que voy a hacer, lo cuento, lo comento con los amigos y cuando me lo s¨¦, lo escribo despacio en una primera redacci¨®n que dejo luego reposar en un caj¨®n", declara el escritor. "Vuelvo m¨¢s tarde sobre ella y, ya publicada en gallego, me encargo de traducirla al castellano, lo que me sirve para seguir corrigiendo y reelaborando".
As¨ª ha ido surgiendo paso a paso su obra. As¨ª surgir¨¢ tambi¨¦n la nueva historia que teje en torno al purgatorio, "O tercer lugar", en marcha ya a lo largo de m¨¢s de 100 folios y en las numerosas lecturas que alimentar¨¢n el hilo de la narraci¨®n.
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