M¨¢s de 14.000 reses se lidiaron en la temporada de 1986

Durante la temporada taurina espa?ola de 1986 se lidiaron m¨¢s de 14.200 reses bravas, sumados toros, novillos y alrededor de unos 400 astados m¨¢s que se corren en festejos populares. De aquella cantidad, 4.010 reses se lidiaron en corridas de toros; 1.860, en novilladas picadas, y el resto, en festejos sin caballos. Estos datos han sido facilitados por la Uni¨®n Nacional de Criadores de Toros de Lidia.

Las empresas, se calcula, pagaron por los toros cuatre?os lidiados en la temporada 2.325,8 millones de pesetas, y por los novillos lidiados con picadores, 613,8 millones, lo que hace un total de 2.939,6 millones de pesetas. El importe de las novilladas sin picadores y de las reses corridas en festejos populares se estima en un total de 1.680 millones de pesetas. Esto supondr¨ªa que en el presupuesto de los festejos celebrados en Espa?a y Francia durante 1986, el cap¨ªtulo correspondiente a toros ascendi¨® a 4.619,6 millones de pesetas.Las m¨¢s de 14.000 reses lidiadas no s¨®lo sirvieron para el espect¨¢culo taurino, sino que pusieron en el mercado unos 3,3 millones de kilos de carne de primera calidad. Su venta produjo a los organizadores de festejos ingresos superiores a los 742,5 millones de pesetas.

El a?o ganadero de 1986 se caracteriz¨® por la relativa escasez de reses, como consecuencia de la sequ¨ªa que padeci¨® el campo cuatro a?os atr¨¢s, que ocasion¨® una sensible merma en las cubriciones de las vacas y en el trap¨ªo de los toros. A esto hay que a?adir las correcciones en la producci¨®n que ha venido haciendo la mayor parte de los ganaderos para ajustarla a la demanda real de los empresarios y defender los precios.

Incidencia del Mundial

Antes de comenzar la temporada 1986, ganaderos y empresarios hicieron declaraciones p¨²blicas acerca de esta escasez, previendo que, como consecuencia de la misma, se reducir¨ªa el n¨²mero de festejos.Paralelamente, los organizadores de espect¨¢culos taurinos advirtieron que la coincidencia de una parte de la temporada con la retransmisi¨®n por televisi¨®n del Mundial de f¨²tbol celebrado en M¨¦xico reducir¨ªa la asistencia de p¨²blico a las corridas, hasta el punto de que, en determinadas fechas, algunas de ellas no podr¨ªan celebrarse, pues su organizaci¨®n ser¨ªa ruinosa. La realidad ha sido, sin embargo, que, de una parte, la incidencia del Mundial no fue negativa cuando los carteles programados ten¨ªan inter¨¦s sustantivo, y de otra, al concluir la temporada ha sobrado un m¨ªnimo de seis corridas de toros, y mayor n¨²mero a¨²n de novilladas. Este ganado sobrante se lidiar¨¢ la temporada pr¨®xima, y dos de las corridas ya est¨¢n apalabradas para la feria de Valdemorillo (Madrid).

Particularmente alarmistas fueron, a principio de a?o, las previsiones para la temporada madrile?a, que es la m¨¢s numerosa en festejos, con una larga feria de San Isidro, otra de oto?o y corridas o novilladas todos los d¨ªas festivos, aparte los festejos extraordinarios tradicionales, como las corridas de Beneficencia y de la Prensa.

En aquellas fechas, la Comunidad de Madrid, que es propietaria del coso, hab¨ªa sacado a concurso la gesti¨®n de la plaza, y desde el propio ente auton¨®mico se manifestaba que Manuel Chopera era el ¨²nico empresario capacitado para dar la temporada ¨ªntegra, a pesar del problema de la escasez de toros, que -dec¨ªan- ten¨ªa resuelto.

?ste fue uno de los argumentos que se manejaron para adjudicarle la plaza, en virtud de una resoluci¨®n que despert¨® muchas susceptibilidades y desat¨® una fuerte pol¨¦mica, pues en ese concurso Chopera hab¨ªa sido el peor postor.