El Barcelona pas¨® apuros en Santander
JOS? M. SIRVENT ENVIADO ESPECIAL Las piller¨ªas de Jos¨¦ Mar¨ªa Maguregui, t¨¦cnico del R¨¢cing de Santander, y sus propios errores frenaron al Barcelona en el estadio de El Sardinero. Maguregui se quejaba, horas antes del encuentro, de que su equipo no llegaba ni a la categor¨ªa de banda. "M¨ªralos, son todos imberbes", dec¨ªa refiri¨¦ndose a sus jugadores. "No hace falta ni regar el campo; adem¨¢s, no tenemos ni manguera autom¨¢tica". Desmoralizado y sin esperanzas, Magu tem¨ªa lo peor. Pero, una vez m¨¢s, se sali¨® con la suya y consigui¨® lo que buscaba.
Con manguera manual o autom¨¢tica, lo cierto es que El Sardinero se convirti¨® en un barrizal a los cinco minutos del encuentro y en esa trampa tan simple qued¨® atrapado el Barga. Ning¨²n jugador azulgrana supo moverse a gusto entre tanto chocolate, ni siquiera los dos brit¨¢nicos, Hughes y Lineker, que una vez m¨¢s pasaron ¨ªnadvertidos.
El Bar?a se vio obligado a llevar la iniciativa ante la renuncia total del R¨¢cing, que mont¨® su chiringuito tal como quer¨ªa su entrenador. No hab¨ªa espacio para tantos y no porque El Sardinero hubiera sido acortado en sus medidas, sino porque todo el juego se apelotonaba en la mitad del terreno destinado al R¨¢cing. S¨®lo era v¨¢lido el cl¨¢sico patad¨®n, pero hasta esto lo hizo mal el conjunto azulgrana.
En la reanudaci¨®n le toc¨® el turno a la otra parcela, casi inmaculada y s¨®lo pisoteada por las botas de un espectador llamado Zubizarreta. Maguregui volvi¨® a ordenarles a sus imberbes -el R¨¢cing, por primera vez en su historia, aline¨® ayer a 13 jugadores de la cantera- que siguieran con sus marcajes individuales, que persiguieran hasta el aburrimiento a sus contrarios.
En uno de esos ramalazos del R¨¢cing lleg¨® la jugada pol¨¦mica (m. 54) que hizo saltar a Maguregui del banquillo y pobl¨® de pa?uelos las gradas de El Sardinero. Roncal cay¨® en el ¨¢rea, zancadilleado por detr¨¢s, y Vel¨¢zquez prefiri¨® no complicarse la vida sin que nadie le preguntara si llevaba alguna consigna.
La lesi¨®n de Roncal provoc¨® una presi¨®n ambiental que dio fuerzas al R¨¢cing, mientras el Bar?a las perd¨ªa. Gerardo tuvo que despejar un bal¨®n que se colaba tras escap¨¢rsele de las manos a Zubizarreta. Y es que al Bar?a, por lo visto, no le van los equipos d¨¦biles, los denominados carne de ca?¨®n.
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