El Senado argentino aprueba la ley de 'punto final' por amplia mayor¨ªa
, El Senado argentino aprob¨® en la noche del lunes (madrugada de ayer en Espa?a), por 25 votos contra 10, la prescripci¨®n de acciones penales contra militares, polic¨ªas y funcionarios carcelarios por la guerra sucia contra la subversi¨®n desarrollada entre 1976 y 1982. Con esta votaci¨®n, la llamada ley del punto final adquiere media sanci¨®n, y para la noche de ayer se esperaba que el Congreso de los Diputados, en el que el radicalismo, en el poder, es mayoritario, terminara por respaldar el controvertido proyecto de ley
La ausencia de 10 senadores peronistas facilit¨® la abultada votaci¨®n en la C¨¢mara Alta favorable a la propuesta gubernamental. Las Madres de Plaza de Mayo fueron desalojadas del recinto senatorial cuando una de ellas comenz¨® a reputar a los gritos de "traidor a la patria" a un senador en el uso de la palabra. En las puertas del Senado, no m¨¢s de una docena de manifestantes arm¨® un peque?o tinglado simulando dos calabozos de detenci¨®n.
La sociedad argentina, que mayoritariamente se siente culpable por beneficiarse econ¨®micamente de los a?os de la dictadura militar, aparece secretamente aliviada por este comienzo del final de los juicios sobre la guerra sucia.
Los militares argentinos, por otra parte, alentados por la negativa de sus pares uruguayos a ser juzgados por la ley civil, estaban presionando en¨¦rgicamente para poner fin a sus procesamientos.
La ley prev¨¦ que en 60 d¨ªas se extingan las acciones penales sobre la guerra sucia que no hayan sido denunciadas o comenzado a instruirse. Las causas vistas en primera instancia o ya indagadas -proceso a las tres primeras juntas militares, polic¨ªa de Buenos Aires, Escuela de Mec¨¢nica de la Armada o tercer cuerpo de Ej¨¦rcito acantonado en C¨®rdoba- proseguir¨¢n su curso.
Secuestros de ni?os
Igualmente, la ley llamada de punto final no amparar¨¢ a quienes secuestraron a ni?os durante el cautiverio de sus padres o a aquellos uniformados que se hayan sustra¨ªdo a la acci¨®n de la justicia, como el pr¨®fugo ex teniente general Guillermo Su¨¢rez Mason, ya degradado, que fuera comandante en jefe del primer cuerpo del Ej¨¦rcito acantonado en el Campo de Mayo de Buenos Aires.Como no pod¨ªa ser de otra manera, todo ha sido preparado y bien preparado. Chorros de plomo candente se desl¨ªen sobre el aplastante verano porte?o, y los habitantes de Buenos Aires no piensan en otra cosa que en escapar hacia las playas atl¨¢nticas, al mismo y exacto tiempo en que los diputados uruguayos se han partido la cara en su Congreso tras votar afirmativamente una ley de amnist¨ªa para los militares de la Rep¨²blica oriental sin haber llevado adelante ni un solo juicio sobre sus atrocidades.
Adem¨¢s, y por su parte, el fiscal general de la Rep¨²blica argentina, Julio C¨¦sar Strassera, ha apelado ante la Corte Suprema de Justicia las sentencias sobre la causa que engloba al general Ram¨®n Camps, ex jefe de la polic¨ªa bonaerense, y la que absuelve por prescripci¨®n al teniente de nav¨ªo Alfredo Astiz en la desaparici¨®n de la adolescente sueca-argentina Dajmar Hagelin. El fiscal apela dos absoluciones por falta de pruebas en el caso de Ram¨®n Camps -tormentos y robos- y estima que la desaparici¨®n de Dajmar Hagelin debe ser vista en el sumario de la Escuela de Mec¨¢nica de la Armada, el m¨¢s feroz centro de detenci¨®n clandestino bajo la dictadura militar.
La mal llamada ley de punto final dar¨¢ satisfacci¨®n a unas Fuerzas Armadas justamente arrastradas por los rastrojos desde hace tres a?os, pero para nada anula los juicios pendientes.
Dentro de algunos a?os el sustituto de este corresponsal deber¨¢ seguir escribiendo sobre los procesos militares argentinos.
Para ayer noche, Ragnar Hagelin hab¨ªa citado a la Prensa para una conferencia informativa sobre el tema Astiz, el asesino de mi hija. S¨®lo el infierno del h¨²medo verano austral colocar¨¢ un poco de b¨¢lsamo sobre todas estas heridas.
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