"Ninguno de mis cuadros est¨¢ terminado"
El pintor Antonio L¨®pez Garc¨ªa parece ajeno a la vor¨¢gine de la ciudad que le rodea. Uno de los artistas que mejor ha sabido recrear la atm¨®sfera y los perfiles de Madrid pinta con la exactitud de un artista cl¨¢sico, alejado de las especulaciones econ¨®micas que sus cotizadas obras suscitan. Pinta en un bajo de la calle de Poniente, formada por peque?os hotelitos y chal¨¦s de los que sube al atardecer un humo blanco que se disuelve en el aire transl¨²cido de diciembre. Refugidado en su estudio, poni¨¦ndose moreno bajo un foco de luz artificial, mide con un comp¨¢s el ¨¢ngulo que forman las granadas y los membrillos sobre una mesa. Maneja el l¨¢piz con la precisi¨®n de un miniaturista. A veces se le puede ver en la Gran V¨ªa madrile?a apurando la degradaci¨®n de la luz. D¨ªa a d¨ªa, a?o a a?o: la misma ¨¦poca del a?o, a la rnisma hora; unos minutos cada, d¨ªa para apresar esa luz que se insin¨²a sobre el perfil de los edificios.Antonio L¨®pez (Tomelloso, Ciudad Real, 1936) dice que nunca termina un cuadro. Y uno sabe que lo suyo no es prepotencia, sino humildad. La humildad de un artista empe?ado en asir la realidad. Reconoce que en alguna ocasi¨®n ha llegado a pedirle al propietario de alguno de sus lienzos que se lo preste para darle unas nuevas pinceladas, para intentar terminarlo un poco m¨¢s.
"Cuando hay una f¨®rmula para hacer las cosas es obvio que se sabe cu¨¢ndo has acabado, es f¨¢cil de saber. Pero cuando no sabes lo que buscas, s¨®lo tanteas. Nunca acabas un cuadro. El cuadro se detiene cuando no ves lo que puedes seguir haciendo. A veces puedes seguir elabor¨¢ndolo, otras no, no puedes volver a meterte en el cuadro. Ninguno de mis cuadros est¨¢ terminado". L¨®pez Garc¨ªa es consciente de que el tiempo de vida de un artista es limitado. Pero cuando se le plantea con palabras ese dilema del tiempo de que dispone para pintar y para vivir, las palabras parecen asustarle. Es un temor com¨²n a muchos pintores. Prefieren explicarse con sus cuadros.
"Prefiero pintar a hablar de lo que pinto. Son cosas inexplicables, se explican por los cuadros. Voy trabajando bastante a oscuras. Siempre piensas que hay una parte que se te escapa, y tampoco quiero aclararla completamente. El cuadro es el que lo est¨¢ diciendo. Una obra es una obra y una vida de un pintor es algo muy distinto. La palabra terminar es una palabra que, como pintor, no puedo utilizar, no la siento. Prefiero hablar de un problema que te has planteado, y te acercas a la soluci¨®n. El terminar lo relaciono m¨¢s con un trabajo mec¨¢nico. En una obra art¨ªstica no es posible prever el final. De momento consideras que no puedes abarcar m¨¢s. Notas que podr¨ªa crecer. Este af¨¢n de profundizar siempre tiene r¨ªesgos. Y uno de ellos es que traspases tu fatiga al cuadro". Pero el pintor no teme que su trabajo sobre el cuadro pueda ensombrecer el resultado final. "Nunca temo que eso suceda, que el trabajo sobre el cuadro lo oscurezca. En mi obra, la espontaneidad no juega un papel importante. Prefiero siempre profundizar lo m¨¢s posible. Hace muchos a?os que no tengo la sensaci¨®n de terminar".
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