10 a?os sin TOP
Hoy se cumple el d¨¦cimo aniversario de la desaparici¨®n del ¨²ltimo tribunal pol¨ªtico de la dictadura
Hace 10 a?os desaparec¨ªa el Tribunal de Orden P¨²blico (TOP), mediante un real decreto-ley del primer Gobierno de Su¨¢rez, de fecha 4 de enero de 1977. El hecho no tuvo demasiada repercusi¨®n, preocupada como estaba en aquellas fechas la sociedad espa?ola m¨¢s de la lucha por la recuperaci¨®n de su libertad que de volver la mirada sobre la historia represiva de un instrumento de la dictadura.
Despu¨¦s de muerto Franco, el tristemente c¨¦lebre TOP, que de consuno con la policial Brigada Social asumi¨® la tarea de la persecuci¨®n del -movimiento democr¨¢tico en los ¨²ltimos a?os del franquismo, super¨® todos los r¨¦cords de causas abiertas durante sus trece a?os de historia. En los largos trece meses que el TOP sobrevivi¨® a Franco, este ¨®rgano jurisdiccional de la represi¨®n pol¨ªtica, puesto en pie por el franquismo el 2 de diciembre de 1963, todav¨ªa llev¨® ante sus jueces a miles de intelectuales, obreros, estudiantes y profesionales de todo tipo.Hasta el momento de su creaci¨®n, en diciembre de 1963, los hechos con intencionalidad pol¨ªtica o que causasen trastornos al orden p¨²blico o desprestigio al Estado o a sus instituciones estaban sometidos a la jurisdicci¨®n militar a trav¨¦s de diversas leyes. Principalmente, la ley de 1 de marzo de 1940, sobre represi¨®n de la masoner¨ªa y el comunismo; la ley de Seguridad del Estado de 29 de marzo de 1941; la ley de 2 de marzo de 1943, sobre transgresiones del orden jur¨ªdico con manifiesta repercusi¨®n en la vida p¨²blica; la ley de 19 de julio de 1944 de reforma del C¨®digo Penal; el decreto-ley de 18 de abril de 1947, sobre represi¨®n de los delitos de bandidaje y terrorismo, y el decreto de 21 de septiembre de 1960, que actualiz¨® las dos disposiciones anteriores.
Toda esta panoplia represiva se pone en marcha cuando ya en Espa?a eran cientos de miles las personas sometidas a procedimientos penales o de depuraci¨®n simplemente por haber pertenecido al bando de los vencidos. Dos a?os despu¨¦s de terminada la guerra civil, eran nada menos que 230.718 los presos que hab¨ªa en las c¨¢rceles o en los batallones disciplinarios, seg¨²n un informe del Ministerio de Justicia.
Delitos artificiales
Con su creaci¨®n en diciembre de 1963, el Tribunal de Orden P¨²blico asume la tarea de perseguir todo el conjunto de delitos artificiales, negadores o gravemente limitadores de los derechos de la persona, que constituyen el nervio de las dictaduras, diferenci¨¢ndolas de los sistemas democr¨¢ticos. Fundamentalmente, los llamados delitos de asociaci¨®n il¨ªcita, de propaganda y manifestaci¨®n ilegales y de publicaci¨®n de informaciones peligrosas en los medios de comunicaci¨®n, que por ello, representan el grueso de las 22.859 causas instruidas por el TOP en su trece a?os de existencia.En su ¨²ltimo a?o, 1976, deben distinguirse dos per¨ªodos uno que corresponde al Gobierno Arias Navarro, en el que el r¨¦gimen franquista todav¨ªa persiste en sucederse a s¨ª mismo, y otro que corresponde al primer Gobierno Suarez, ya decidido a poner en marcha los mecanismos necesarios para alumbrar la democracia. En el primero, el TOP es todav¨ªa una instrumento que funciona animado por la voluntad de quienes lo controlan, y en el segundo es una maquinaria que s¨®lo funciona ya por inercia y al ralent¨ª.
Entre tanto, en los primeros meses de 1976 todav¨ªa ser¨¢n frecuentes los juicios a j¨®venes estudiantes de instituto, que apenas rebasan la edad penal de los 16 a?os, a quienes el fiscal solicita penas de uno o dos a?os de prisi¨®n, acusados de haberse, reunido o de haber escrito en las paredes de su centro de ense?anza las palabras libertad o abajo la dictadura. Como a punto estuvo de ser juzgada ese a?o, si no le hubiera beneficiado la amnist¨ªa de 30 de junio de 1976, Ascensi¨®n Lopesino, de 50 a?os de edad casada y madre de seis hijos, a quien el juez de Orden Publico n¨²mero 2, en octubre del a?o anterior, proces¨®, encarcel¨® y aplic¨® el decreto-ley antiterrorista de 25 de agosto de 1975 por haber calificado de "alteraci¨®n de orden p¨²blico" la concentraci¨®n patri¨®tica celebrada el 1 de octubre en la plaza de Oriente de Madrid, presidida ya por un Franco moribundo.
El ¨²ltimo juicio del TOP se celebr¨® el d¨ªa 16 de diciembre de 1976, y cuatro d¨ªas m¨¢s tarde se dict¨® la ¨²ltima sentencia, que hac¨ªa el n¨²mero 200 de las de ese a?o y la 3.892 de las dictadas por el TOP en sus trece a?os de existencia. Como la primera, que conden¨® el 23 de marzo de 1964 a un pe¨®n de alba?il, por injurias a Franco, a diez a?os y un d¨ªa de prisi¨®n, la ¨²ltima tambi¨¦n fue condenatoria, como otras 2.907 dictadas por este tribunal. En esta ocasi¨®n, al condenado le correspondi¨® una pena de cuatro a?os, dos meses y un d¨ªa por un delito de tenencia il¨ªcita de armas.
La muerte legal del TOP, producida por el decreto-ley de 4 de enero de 1977, no impidi¨® su funcionamiento durante todav¨ªa algunos d¨ªas por propia inercia burocr¨¢tica. El mismo d¨ªa 4 estaba citado a declarar Francisco Garc¨ªa-Salve, entonces importante dirigente del PCE y de Comisiones Obreras, y los d¨ªas posteriores, otras personas siguieron acudiendo con la misma finalidad a la sede de los dos juzgados de Orden P¨²blico, en la planta tercera del edificio de la plaza de las Salesas, de Madrid.
Inercia burocr¨¢tica
Cuando el TOP se extingue en los primeros d¨ªas de enero de 1977, los procesos que deja pendientes de tramitaci¨®n pasan de 500. Todos ellos quedar¨ªan comprendidos poco tiempo despu¨¦s en el decreto-ley de amnist¨ªa de 14 de marzo de 1977 y, en todo caso, en la ley de amnist¨ªa de octubre del mismo a?o. Entre ellos, se encontraba el proceso abierto, a finales de diciembre del a?o anterior, a Santiago Carrillo, detenido en aquellas fechas, sin que nada sirviera para evitarlo su famosa peluca.Pero la detenci¨®n del entonces secretario general del PCE no pudo dejar de ser interpretada como una operaci¨®n cuidadosamente preparada desde el poder, en la que era paso obligado su puesta a disposici¨®n del TOP, convertido parad¨®jicamente en esta ocasi¨®n, y en contra de su esencia represora, en instrumento para la legalizaci¨®n del viejo dirigente comunista.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.